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La batalla del Somme, la más cruel de la Primera Guerra Mundial

Fue uno de los símbolos de la Guerra y una de las batallas con más muertos de la historia

Una trinchera en Ovillers, Región de la Picardía (Francia), agosto de 1916. Combatientes británicos en una trinchera+ info
Una trinchera en Ovillers, Región de la Picardía (Francia), agosto de 1916. Combatientes británicos en una trinchera - Louis Hugelmann
Federico Ayala Sorenssen
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La Batalla del Somme, que debe su nombre al río en torno al que se desarrolló, en la Picardía francesa, fue la más sangrienta de la Primera Guerra Mundial, lo que quiere decir una de las más crueles de todos los tiempos. El horror que se vivió entre julio y noviembre de 1916 dejó en el campo de batalla más de un millón de bajas. Algo más de 600.000 de los aliados (146.000 muertos) y algo más de 400.000 por parte del imperio alemán (165.000 muertos). El primer día de la batalla murieron más de 19.000 soldados británicos, 35.000 resultaron heridos y 2.000 desaparecieron. En menos de 24 horas las tropas británicas habían perdido más de 57.000 hombres, el equivalente a todos los habitantes de la ciudad de Ávila.

Mucho se ha escrito sobre el horror de la Primera Guerra Mundial, la primera guerra global del siglo XX y, para muchos, el inicio de una nueva era, el comienzo real del siglo. El horror de Verdun o del Somme debe ser recordado siempre que se pueda para evitar caer en el mismo error. A principios de 1914 nadie en el mundo podía imaginar que al finalizar el año habría dado comienzo en Europa el conflicto más cruel y destructivo de toda la historia. Y mucho menos que vendría otro que lo superaría, veinte años después de su finalización.

Un cocinero en la trinchera+ info
Un cocinero en la trinchera - Hugelmann

La trinchera es posiblemente la imagen que todos tenemos cuando pensamos en la Primera Guerra Mundial. Un espacio duro, sucio, húmedo, cruel. Murieron cientos de miles de combatientes atrapados en su barro. Hay que imaginar el terror y la angustia de aquellos soldados, calados hasta los huesos, ateridos de frío, hambrientos, angustiados por el ruido de las balas silbando sobre sus cabezas, temiendo que una bomba estallase o que tropas enemigas llegaran hasta su posición y tuvieran que batirse, la bayoneta calada, cuerpo a cuerpo. La lluvia, la nieve, la oscuridad absoluta para evitar delatar su posición. Y las enfermedades de todo tipo, infecciones terribles, diarreas, el «pie de trinchera» que provenía de la humedad constante en ellas. La higiene era imposible, los piojos estaban por todas partes y las ratas aparecieron por millones, alimentándose muchas veces con los cuerpos de los soldados muertos.

Es un relato de terror que no fue reflejado bien por los fotógrafos de la época. Hay que entender que estábamos asistiendo al comienzo de una nueva manera de conflicto bélico, en el que el relato de la guerra jugaba un papel fundamental en la estrategia de los contendientes. Los periódicos, que en Francia, Reino Unido o Alemania habían alcanzado grandes tiradas, se convirtieron en medios de comunicación de masas que los contendientes controlaron todo lo que pudieron. La Primera Guerra Mundial es la guerra de los periódicos. Todo estaba en ellos. Ni el cine ni la radio podían competir con ellos, y por eso fueron objeto de la censura. Y uno de los controles más férreos fue el de las imágenes. Había que impedir que las sociedades, que habían celebrado el comienzo de la guerra como si se tratase del comienzo de una competición deportiva, conociesen lo que estaba pasando realmente en el frente. En este contexto, el senador norteamericano Hiram Johnson pronunció en 1917 una de las frases más repetidas al hablar de guerra: «La primera baja cuando la guerra llega es la verdad».

Un puesto de socorro en la batalla del Somme+ info
Un puesto de socorro en la batalla del Somme - Louis Hugelmann

La fotografía principal de este relato se publicó en ABC el 28 de agosto de 1916 firmada por Hugelmann (Louis), reportero francés que publicó en Blanco y Negro y ABC, sobre todo en 1914. No se circunscribía a temas concretos, aunque destacó en moda. Durante la I Guerra Mundial fotografió el conflicto desde el bando aliado, en especial Francia y Bélgica. ABC contó con muchos corresponsales fotográficos franceses. De hecho, la primera oficina que abrió ABC en el extranjero se instaló en París.

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