El germen del odio: ¿cuándo nacieron las colosales mentiras que todavía creemos sobre la Edad Media?

Protestantes, ilustrados... todos ellos se auparon en las exageraciones vertidas sobre este período a partir del siglo XIII para extender una visión negativa alejada de la realidad

Ni fétida, ni repugnante: dos españoles destruyen los mitos de la pésima higiene en la Edad Media

Escena de la película 'El nombre de la rosa' ABC

Resopla al otro lado del teléfono el catedrático de Historia en la Universidad de Poitiers (Francia), Martin Aurell. «¿La película que peor represente la vida entre los siglos V y XV? No me gusta señalar...». Por el tono, parece que el autor de 'Diez ... ideas falsas sobre la Edad Media' (Taurus) quisiera esconderse, pero no tiene dónde. Se mastica su contrariedad, pero termina por claudicar y desvela el misterio: «La que me pone más nervioso es 'El nombre de la rosa'. Da una visión muy negativa de lo que era un monasterio de la época. Insiste mucho en las luchas, los asesinatos...». Entiende que en el cine hay que narrar «hechos que se salgan de lo habitual», pero también admite que el filme ha popularizado una imagen irreal de una etapa, ya de por sí, apaleada por unos y otros durante mucho tiempo.

Javier Traité tiene menos reparos y ase con ímpetu la vara correctiva contra la misma película. «¿Recuerdas cómo retrataba a los campesinos? Guarrísimos, casi como animales, y eso está muy alejado de la realidad», explica a ABC. El historiador, que alumbró hace ocho meses junto a Consuelo Sanz de Bremond 'El olor de la Edad Media' (Ático de los libros), admite también estar hasta el gorro –y eso que no usa– de que los largometrajes más célebres sobre el Medievo hayan expandido cual ventilador una foto fija de cartón piedra. Lo asume, como su colega, pero está convencido de que ya es hora de arremeter cual ariete contra esa otra leyenda negra de la que menos se habla; aquella que se forjó al calor del rencor hacia el cristianismo y de la obsesión ilustrada por remarcar la llegada de una nueva etapa más racional.

Odiado por todos

Mucho se ha escrito este último año sobre las mentiras que la pequeña y la gran pantalla han extendido del Medievo; una pila de libros lo atestiguan. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con su origen. ¿Cuándo nació esta inquina hacia todo un milenio? Teorías las hay a decenas, pero Aurell tiene registrado el personaje que, según sus investigaciones, utilizó por primera vez la expresión Edad Media. «Fue el teólogo San Buenaventura en el siglo XIII», advierte. El que fue ministro general de los franciscanos lo hizo además de forma peyorativa; según su criterio, aquel había sido un «tiempo medio» entre los años gloriosos de Jesucristo y sus apóstoles, y la forja de su orden en 1209. «Veía ese período de forma pesimista y lo tildó como 'mediocre'», añade el catedrático.

A Buenaventura le siguió Petrarca. Nacido en 1304, este poeta recuperó la expresión de «tiempo medio» para designar un paréntesis que consideró igual de negativo. El italiano era partidario de que, desde el siglo V, y tras la destrucción del Imperio romano de Occidente a manos de los bárbaros, las letras clásicas habían caído en un olvido absoluto. Y llegaba más allá: mantenía que la oscuridad de la incultura había vencido sobre los grandes avances que se habían llevado a cabo en la era de las legiones; una exageración. «Anhelaba el renacimiento de la literatura y de la poesía y mantenía que, hasta entonces, en el 'medio', se había desarrollado una era lúgubre y de poco interés», completa Aurell.

Sobre estos dos grandes pilares negrolegendarios se alzaron, después, los seguidores del Renacimiento a partir de los siglos XV y XVI. Normal, pues estaban convencidos de que habían empezado a forjar un mundo nuevo que dejaba atrás aquellos tiempos «medios» o «mediocres». Y sus ideas, como subraya Traité, se vieron también impulsadas por la Reforma de 1517: «En realidad resulta lógico. El protestantismo buscaba destruir el cristianismo, y su era dorada, en la que la Iglesia había atesorado más poder, había sido el Medievo. ¿Cómo no iban a comprar y extender aquellos argumentos?». La Contrarreforma posterior se escudó en la oscuridad que desprendía este período para justificar la expansión del luteranismo. «Fue un 'pim pam pum' por parte de todos», completa.

Lavatorio de pies de monjas durante la Edad Media ABC

Pero si hubo un período en el que la denostación alcanzó su cenit, ese fue el de la Ilustración. Según Aurell, los pensadores del siglo XVIII, racionalistas hasta el extremo, usaron la Edad Media «como un espantajo que les confirmaba la justeza de sus ideas».

En sus conversaciones de café, este milenio pasó a ser un compendio de todas las injusticias, opresiones y fanatismos religiosos. El mismo Voltaire, que poca presentación necesita, difundió la idea de que los científicos del Medievo estaban convencidos de que la Tierra era plana. Y el historiador galo Jules Michelet se refirió al «talante estrafalario y monstruoso, prodigiosamente artificial», del período. «Fue el mal de unos intelectuales, que, para presentarse como gentes de progreso, destruyeron lo que estaba antes», dice el catedrático.

Avances destacados

Los de aquí y los de allá cantaron durante seis siglos aquellas exageraciones. Demasiado tiempo para que no quedaran grabadas a fuego. «Por eso es tan difícil extirpar los mitos de la mente de la gente. Sucede lo mismo que con los dinosaurios de 'Jurassic Park': por mucho que los científicos te insistan en que los velociraptores tenían plumas, tu siempre los verás como lagartos», explica Traité.

Le preguntamos por algunas de esas falacias repetidas una y mil veces, y hay una que le escama en especial: la idealización de la Ciudad Eterna. «La romana era una sociedad muy supersticiosa; el médico Dioscórides, por ejemplo, afirmaba que todas las partes del buitre se podían utilizar para sanar enfermos. También era una capital con serios problemas de limpieza. Cuando crecía el río, los excrementos humanos brotaban de las alcantarillas», explica.

Reloj astronómico del monje Richard De Wallingford ABC

Esta era no supuso, por lo tanto, un retroceso con respecto a la época romana desde el punto de vista científico. Aseverar eso es, según afirma el británico Seb Falk a ABC, una simplificación absurda. Y sabe de lo que habla, pues acaba de publicar 'La luz de la Edad Media. La historia de la ciencia medieval' (Ático de los libros). «Este campo, como cualquier otro, pasó por períodos de crecimiento y declive. La Edad Media duró desde el 500 hasta el 1.500 d. C. Como es lógico, hubo períodos de estancamiento, pero también de desarrollo, durante esos largos mil años. Hubo logros impresionantes, sí, pero lo más importante es que, incluso en los tiempos más inestables, determinada gente observaba las estrellas o las mareas y se hacía preguntas», desvela en exclusiva, días antes de que se publique su nuevo ensayo.

Falk incluye en la obra una infinidad de avances que, en sus palabras, destruyen el mito de la Edad Media más oscura y atrasada. «Hubo muchos, como la comprensión de la luz a través de la óptica, los desarrollos en la física del movimiento o, por descontado, la invención del reloj mecánico», subraya. Aunque, tras tomar aire, nos desvela uno que le cautiva: «Para mí, el más importante fue la mejora gradual en la astronomía. Fue la ciencia más avanzada del período, la primera verdaderamente matemática que hizo mediciones y predicciones precisas. Sin ella no habría cronometraje, navegación o topografía. Y, además, se tendría una comprensión mínima de la geometría».

Mitos desvelados

Por si fuera poco, el británico esgrime que en esta época «hubo cientos de eruditos que mejoraron nuestra comprensión de todas las ciencias matemáticas, desarrollaron instrumentos complejos y sentaron las bases para los logros de Copérnico, Galileo, Kepler y Newton». El último, de hecho, reconoció que había apoyado sus conocimientos en los pilares erigidos en la Edad Media más temprana. Y lo hizo con una frase que ha quedado grabada en los libros de historia: «Si he logrado ver más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes».

¿Qué papel jugó en estos avances la Iglesia? Según el experto, mucho mayor del que quieren admitir los negrolegendarios: «Nos olvidamos de que, durante la primera parte de la Edad Media, las instituciones religiosas proporcionaban la mayoría de las oportunidades educativas. El grueso de las personas alfabetizabas estaban relacionadas con ellas».

'Equatorium', instrumento usado para averiguar las posiciones del Sol ABC

Lo que escuece sobremanera a Falk, y vaya que tiene cosas en la lista, es que el racionalismo extendiera tal cantidad de falacias sobre la Edad Media. Y entre las más destacadas se halla el supuesto terraplanismo de los estudiosos; el mismo que defendió Voltaire. «Es una mentira común. Lo cierto es que todos los eruditos sabían que la Tierra era redonda. De hecho, el libro de ciencia más popular de la Edad Media se llamaba 'La Esfera' y contaba con multitud de argumentos para demostrar la verdadera forma del planeta», sentencia.

Aunque existe todavía una mayor. «Se ha insistido en que toda la sociedad pensaba de forma monolítica. Al igual que sucede hoy, la gente debatía y dudaba; cuestionaba y argumentaba. Esta idea está conectada con la mayor mentira de todas: que la sociedad creía lo que se le decía sin pensar de forma crítica», finaliza.

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