Cientos de personas buscan un tesoro nazi perdido en Holanda tras desvelarse un mapa secreto de la IIGM
El documento, desclasificado por el Archivo Nacional de los Países Bajos, afirma que fue robado tras la batalla de Arnhem
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El mapa del tesoro hallado en los Archivos Nacionales
Ha vuelto a ocurrir, como otras tantas veces en los últimos años: Europa vive estos días la locura por el oro nazi. Después de que el Archivo Nacional de los Países Bajos hiciera público la semana pasada el mapa de un supuesto tesoro escondido ... en la Segunda Guerra Mundial, cientos de neerlandeses se han desplazado hacia el pequeño pueblo de Ommeren, en la frontera sureste con Alemania, con la ilusión de hallar las cuatro cajas de oro y joyas que los alemanes habrían ocultado tras la batalla de Arnhem. La cruz, cual plano pirata, se halla cerca de tres álamos que ya se han convertido en el Santo Grial de los buscadores.
El único testimonio que ha salido a la luz estos últimos días es el de Helmut Sonder. Según ha recogido la 'BBC', este germano declaró en 1946 que había hallado las joyas después de que una sucursal del banco de Arnhem sufriera un ataque aéreo en el que saltó por los aires la caja fuerte. La cadena desvela hasta el supuesto contenido: oro, diamantes, joyas, cajas de música, monedas....
El Archivo Nacional ha confirmado que, de ser cierto, el valor del tesoro podría rondar entre los dos y tres millones de florines holandeses; unos 18 millones de dólares actuales. No resulta extraño, por lo tanto, que la sociedad se haya trasladado en masa hacia Ommeren.
Sonder estaba por entonces destinado en Arnhem y, según sus declaraciones, decidió recoger el botín y llevárselo junto a varios compañeros. Para transportarlo, y de paso esconderlo, usaron varias cajas de munición. A la carrera se marcharon a Ommeren, a 40 kilómetros de la urbe, donde ocultaron los cofres a una distancia de entre 70 y 80 centímetros de profundidad. Incluso propone una fecha: la primavera de 1945, cuando los Aliados avanzaban de forma irremediable.
La batalla
Todo ocurrió durante la Operación Market Garden. «Durante la defensa de Arnhem hubo una explosión en una sucursal del Rotterdamsche Bank», ha afirmado Anna Waalkens en declaraciones recogidas por el 'NL Times'. En palabras de la experta del Archivo Nacional de los Países Bajos, el mito cuenta que aquel bombazo hizo saltar las cámaras acorazadas y que desparramó por las calles un colosal tesoro.
Lo que fue de él es todavía un misterio. Teorías hay por decenas. Unos afirman que los soldados alemanes que defendían la zona se lo llevaron escondido en sus abrigos; otros, que la población local saltó al asfalto para recoger todas las joyas, relojes y diamantes que había en la calzada. Un enigma más del Tercer Reich que permanecía oculto.
Al menos hasta la semana pasado, cuando el Archivo Nacional de los Países Bajos reabrió las intrigas sobre este mito al dar a conocer al gran público un documento de época que podría ser la llave de la cámara secreta: un mapa que, en palabras de los expertos, marca el punto exacto en el que fue enterrado el supuesto tesoro.
Este se hallaría, para ser más concretos, entre Ommeren y Linden, en la región de Gelderland. La verdad, para desgracia de los más conspiranoicos, es que los 'y sis' son demasiados. Hasta el momento se desconoce el mes exacto de la explosión (algunos expertos barruntan que se sucedió en agosto); si el banco albergaba joyas en su interior y si estas fueron robadas por los alemanes.
Pero las dudas son más que las certezas. Lo único que se sabe en la actualidad es que el mapa es original y que forma parte de una remesa de hasta un centenar de informes publicados como parte del Día de Acceso Libre a los archivos neerlandeses. Entre los mismos se incluyen documentos de un comité que analizó las denuncias de abusos perpetrados por los colaboracionistas en los campos de internamiento locales.
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«El archivo contiene historias desgarradoras de tortura, humillación y venganza contra este grupo de holandeses», ha desvelado la experta en las declaraciones al diario. «Los grilletes que se utilizan para encadenar a los detenidos, a veces durante semanas, son una prueba tangible de las condiciones inhumanas de estos campos de posguerra».
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