Suscríbete a
ABC Cultural

La «yegua de Flandes» y las esposas olvidadas que también pisoteó el caprichoso Enrique VIII

Tras divorciarse de Catalina y ejecutar a su segunda esposa, el Monarca inglés quiso casarse con Ana de Claves, aunque no consumó el matrimonio porque le pareció «fea, alta y corpulenta»

Vídeo: Ana Bolena desplazó del trono de Inglaterra a Catalina de Aragón y terminó decapitada
CÉSAR CERVERA

Esta funcionalidad es sólo para registrados

A la muerte de Catalina de Aragón, la esposa defenestrada de Enrique VIII, Ana Bolena no pudo cantar victoria por mucho tiempo. « Yo soy su muerte y ella es la mía », pronosticó Bolena, a la que el pueblo inglés llamada «la mala ... perra» por simpatía hacia la Reina desplazada. Coincidiendo con la muerte de Catalina, Ana sufrió el aborto de un hijo varón y el Monarca ni siquiera se tomó la molestia de ir al lecho de parturienta a consolarla. Solo unos meses después, Ana fue decapitada en la Torre de Londres acusada falsamente de emplear la brujería para seducir a su esposo, de tener relaciones adúlteras con cinco hombres, de incesto con su hermano, de injuriar al Rey y de conspirar para asesinarlo.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia