Así se construían los acueductos, una de las grandes contribuciones de las legiones romanas al mundo
Los vikingos en tiempo de paz mataban el tiempo preparándose para la guerra, los hoplitas griegos cultivando sus tierras y los legionarios, en efecto, poniendo piedras una encima de otra. Jean-Claude Golvin, arqueólogo, arquitecto e ilustrador, lo cuenta en su libro «La ingeniería del Ejército romano» (Desperta Ferro Ediciones)
Recreación de las obras del acueducto de Saldae, ilustración del libro «La ingeniería del Ejército romano».
Aparte del hormigón, el vino, la lengua, el derecho, la forma de amar, de sentir, los insultos, el sentido del humor y una infinidad de cosas más que usan los españoles a diario, está claro que el mundo actual no les debe nada a los ... antiguos romanos y, menos aún, a sus malvadas legiones . Bueno... a excepción de las calzadas, puentes, acueductos, canales y acequias, y tantas ciudades, que fueron hechas por estos soldados de la Antigüedad cuando no estaban guerreando.
Los vikingos en tiempo de paz mataban el tiempo preparándose para la guerra, los hoplitas griegos cultivando sus tierras y los legionarios, en efecto, poniendo piedras una encima de otra. Jean- Claude Golvin , arqueólogo, arquitecto e ilustrador, acaba de publicar en España el libro «La ingeniería del Ejército romano» , editado por Desperta Ferro, a modo de recordatorio de las grandes obras de ingeniería civil que aportaron los soldados en su afán por mejorar la logística de sus ejércitos y la eficacia de las ciudades que protegían. Puede que los legionarios, hastiados de verse convertidos en arquitectos y albañiles por sus oficiales con el objeto de alejarlos del ocio en tiempos de paz, no compartieran el entusiasmo de sus superiores con esta visión global de la guerra, pero desde luego el tiempo sí ha reconocido su mérito al mantener orgullosamente en pie gran parte de estas obras de ingeniería en la actualidad .
Es el caso del acueducto de Segovia que, si bien ha sido objeto de importantes obras a lo largo de siglos, está en pie desde principios del siglo II y es uno de los más espectaculares de su tipo, con varios niveles de arcadas. Precisamente uno de los capítulos del libro ilustrado de Jean-Claude Golvin está dedicado a explicar la forma en la que se construían estos gigantes de piedra, una de las obras de ingeniería más complejas de ejecutar y a la vez más necesarias dada la importancia del agua en todas las sociedades. «En el Imperio, no cabe duda de que los acueductos desempeñaban un papel simbólico, pues testimoniaban el genio y la presencia civilizadora de Roma », asegura uno de los textos del libro, que también firma el arqueólogo Gérard Coulon , sobre la capacidad de estas construcciones de popularizar los beneficios del agua y su generosidad como civilización.
Las fases de la construcción
El término «acueducto» (aquae ductus), de uso corriente, designa a todo el canal que encauza las aguas de uno o varios manantiales hasta un depósito construido en un lugar habitable. Los ingenieros romanos debían adaptar el cauce a la topografía del lugar , de modo que el agua discurriera de forma subterránea, a nivel de suelo o progresara por un puente. A través del canal, construido en mampostería o tallado en la roca, el agua circulaba gracias a la simple fuerza de la gravedad en un trayecto que los ingenieros topógrafos llenaban de pendientes suaves y regulares. No obstante, la dificultad estaba cuando tocaba sortear terrenos montañosos o en cuesta, lo que complicaba la circulación del agua y obligaba a excavar túneles, levantar arcos, flanquear desfiladeros y crear sifones (cisternas en alto desde las que se trasladaba el agua a través de las tuberías de plomo) con tal de lograr el objetivo .
La construcción del acueducto requería por ello un análisis meticuloso del terreno y de los obstáculos a sortear desde el origen del manantial hasta su destino urbano. Por una cuestión económica, la prioridad es que la mayor parte del canal se extendiera a nivel del suelo. «Nada se nos dice en las fuentes antiguas sobre la técnica de edificación de los acueductos romanos, pero la observación de los detalles constructivos del acueducto de Saldae en el sector de El Hanajat permite identificar, para empezar, las etapas lógicas de su erección y, acto seguido, el modo de ejecución de la obra que parece más pertinente», afirma una de las fichas incluidas en «La ingeniería del Ejército romano».
Estas etapas constructivas serían:
1. Edificación de los cimientos de las pilas.
2. Construcción de los andamios de, al menos, tres pilas sucesivas.
3. Erección de la parte inferior de las pilas.
4. Fabricación del encofrado de los arcos más bajos.
5. Construcción de la selección superior de las pilas.
6. Colocación de las dovelas de los arcos más bajos.
7. Fabricación del encofrado de los arcos superiores.
8. Construcción de los arcos superiores.
9. Edificación de las selecciones situadas entre los arcos superiores.
10. Ajuste de la pendiente y construcción del specus.
11. Desmontaje del primer andamio.