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ABC Cultural

Fernando Cepeda, un torero para adornar los carteles

Templado derechazo de Cepeda, que cortó una justa oreja BOTÁN

MADRID. Fernando Cepeda evidenció los progresos que se le vieron en la última temporada. Indudablemente su faena al cuarto fue el reencuentro con un torero que puede adornar las cabeceras de los carteles, como primer espada, y dar fuste y tronío a las ferias. Había apuntado, en el primer gavira, algunas verónicas cercanas a su estilo. El astado tenía nulas fuerzas y no sabemos por qué no fue retirado por la presidencia. Con la muleta, sólo pudo hacer valer unos esbozos en los comienzos de la faena y una lucha contra lo imposible, a causa de la invalidez de la res.

En el cuarto, puro trámite lanceador de salida. Vestigios estilistas en el quite, aunque la media saliera enganchada. El Chano se tuvo que desmonterar tras la ejecución de un buen par de banderillas. Cepeda, con la flámula, pegó dos series de derechazos, de corte «currorromeriano». Hubo sentimiento, gusto, temple, parsimonia, dejadez y un estilo que no se ve ahora por estos predios. Un trincherazo de remate fue un primor. Con la izquierda continuó por una buena senda y volvió a la diestra con torería, carisma y sensibilidad. Ayudados y recortes de tronío, y la esperanza de que este resurgir sea duradero y nunca baldío. Una gran estocada, un pelín baja, dio paso a una justa oreja.

En el caso de Sebastián Castella es muy triste venir a matar dos toros de una determinada ganadería y arramplar con dos sobreros. El segundo fue devuelto a los corrales por sus nulas fuerzas y suplido por uno de Cortijoliva, con el que el francés sacó varios muletazos limpios y esforzados ante un animal parado.

El quinto también fue retirado a los chiqueros por la misma razón. Salió en su lugar un sobrero de El Cahoso. Castella anduvo anodino e insistente, aunque arrancara varios aplausos en algún pasaje.

Rafael de Julia toreó con suavidad y temple a la verónica al tercero de la tarde. El toro empezó a flojear en el tercio de varas, y por eso la faena no pudo tener altura en sus comienzos diestros, aunque sí mimo y temple al torear al natural. Posteriormente se desvaneció el trasteo.

Aseado y peleón en el sexto, anduvo mejor en su machacón hacer derechista que al torear al natural, pero con un metraje excesivo.

La plaza registró una pobre entrada -¿sería por la ausencia de Rivera Ordóñez?-. Estamos en unos momentos de crisis: casi todos los campos de fútbol se salvan por sus ingresos en televisión, los cines entre semana están vacíos y las últimas circunstancias catalanas y de «lengua azul» han podido repercutir en esta Fiesta. La temporada anterior, en tal festividad como la de hoy, los tendidos de Las Ventas arrojaron un balance de catorce mil espectadores. Fue un cartel, pienso que con menores alicientes, en el que actuaron Eugenio de Mora, Fernando Robleño y el mismo Rafael de Julia.

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