Así es la vida personal de Aitana Bonmatí: sus estudios, sus padres y su compromiso con causas sociales

Comenzó a dar sus primeros pasos en el fútbol desde muy pequeña, con solo siete años, jugando en equipos mixtos en su pueblo natal. Aunque sus inicios en La Masía, la famosa cantera del Barça, no fueron fáciles, Bonmatí demostró desde temprano una mentalidad inquebrantable. «Había días en que quería rendirme, pero siempre me exigía más», reveló en una entrevista con 'La Vanguardia'. Su perseverancia la ha llevado a alcanzar la cúspide del fútbol femenino, y su influencia va mucho más allá del campo de juego.

Aunque su vida gira en torno al deporte, Aitana no ha descuidado su formación académica. Bonmatí completó el Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y, posteriormente, se especializó con un máster en Gestión Deportiva en el Johan Cruyff Institute. Este amor por los estudios no es casualidad. Hija de dos profesores de lengua y literatura catalana, Aitana creció en un hogar donde la lectura y el conocimiento eran fundamentales. En una ocasión, la jugadora comentó: «La casa de mis padres parece más una biblioteca que un hogar, y siempre me han inculcado el valor de la lectura desde pequeña».

Aitana es conocida no solo por su destreza con el balón, sino también por su firme compromiso con las causas sociales. Es embajadora de ACNUR y ha trabajado en diversas campañas para mejorar las condiciones de los colectivos más vulnerables. En la gala de la UEFA, donde recibió el premio a Mejor Jugadora del Año, aprovechó su discurso para condenar los abusos de poder y destacar la importancia del respeto en el entorno laboral, en clara alusión al caso de Jennifer Hermoso y Luis Rubiales. «No debemos permitir los abusos de poder ni las faltas de respeto», afirmó.

Aunque es una figura pública de enorme relevancia, Aitana siempre ha mantenido una postura discreta sobre su vida privada. Cuando no está jugando, la catalana disfruta de actividades sencillas: leer libros de historia, tocar la guitarra, meditar y pasar tiempo con amigos de toda la vida. «Ellos me mantienen con los pies en la tierra, recordándome quién soy en realidad», confesó en una entrevista para 'Vogue'.

A pesar de su éxito mundial, Aitana sigue profundamente conectada con su pueblo natal, Sant Pere de Ribes. Para ella, regresar a su hogar es una forma de reconectar con sus raíces y de recordar de dónde viene. «Ribes es donde crecí, donde me formé como futbolista y como persona», aseguró con orgullo durante una entrevista.

Aitana Bonmatí ha demostrado que no solo es una futbolista de talento indiscutible, sino también una persona comprometida con su entorno y con sus valores. Este año, su nominación al Balón de Oro reafirma que su trayectoria sigue en ascenso. Pero más allá de los títulos y los premios, Aitana se mantiene fiel a sí misma, con los pies en el suelo y la vista siempre puesta en mejorar como persona y como deportista.