Las últimas 48 horas de Fernando Sánchez Dragó: cerveza, aceitunas y buenos amigos

Gran defensor de esta filosofía sexual, lo convirtió en un auténtico embajador del sexo tántrico. El escritor presumía de conseguir una cierta trascendencia a través de esta costumbre. «A mis 80 años hago mejor el amor que a los 20», señalaba. Muy sonado fue su comentario acerca de cómo hacía disfrutar a su novia, la periodista Emma Nogueiro (57 años más joven que él). Según aseguraba, ella llegaba «a tener 18, 20 o 22 orgasmos en una sesión de sexo».

A pesar de sus continuas polémicas, Fernando era un hombre que disfrutaba de los pequeños placeres de la vida. La tarde del sábado, Fernando y su amigo José Ángel González Sáenz, disfrutaron de un paseo por Castilfrío de la Sierra. «Antes borré este tuit con mi torpeza habitual... José Ángel González Sáenz, excelente escritor soriano, y yo en la Fuente del Suso, Castilfrío, ayer por la tarde. Él fue, hace ya unos cuantos años, Premio Castilla y León de las Letras y profesor en Italia. Vidas casi paralelas», escribía en Twitter y añadía «Campo, conversación, literatura y amistad. Beato il...».

«Todavía no me lo creo», señalaba afectado al otro lado del teléfono José Ángel González Sáenz a nuestra compañera de ABC, Henar Díaz. Añadía también que «últimamente» había «subido» varias veces a Castilfrío «a dar un paseo por ahí». El sábado se acercaron hasta una zona de chopos «que como suele pasar en esta tierra, nadie respeta», respondía.

Por la mañana disfrutó de un soleado aperitivo con «Montse y Clara, amigas catalanas, hoy, en Castilfrío. La segunda fue, hace muchos años, mi editora en Planeta. Pax in terra», se encargaba de compartir el escritor en sus redes. El texto acompaña a una imagen donde se observa al escritor con un sombrero de paja, en el jardín de su casa, al sol, charlando tranquilamente junto a sus amigas, y disfrutando de unas aceitunas y una cerveza.

Esta misma mañana, su última publicación era el escritor junto a su gato: «El gato Nano me da los buenos dias. Él sabe que en la cabeza está el secreto de casi todo», escribía por última vez Fernando Sanchez Dragó.