Paz Padilla: «No voy a dejar que nadie dirija mi vida»

«Hace años intentamos darle forma a este proyecto, pero creo que ahora es el momento perfecto. Era una necesidad que teníamos, a las dos nos encanta viajar», explica la joven sobre el origen del 'docureality' . «Viajar es algo que me ha inculcado mi madre desde pequeña. Yo siempre estaré agradecida porque me parece una herencia preciosa. Ella me ha llevado siempre a todos lados. Nos encanta hacer cosas juntas y era un poco la excusa perfecta para poder hacerlo». Aunque también reconoce que al principio se lo tuvo que pensar dos veces. «Cuando mi madre me propuso este programa me lo tuve que pensar porque me encanta viajar pero hacerlo para ver la muerte no era lo que más me apetecía. Pero al final hago lo que ella me pida», matiza Anna Padilla.

ras varios años dedicada al mundo de la televisión y de las redes, la humorista y su hija han decidido apostar por un formato totalmente diferente al que nos tienen acostumbrados: «A mí nadie me conoce como madre, sí como artista, como humorista, actriz y tal, pero no como madre. Tampoco conocen a Ana como hija, porque Ana es una 'influencer' muy mediática, la conocen muchísimo en las redes, sí, pero fuera de eso no la conocen. Y es maravilloso porque ella, a veces, es más madre que yo», reconoce Paz Padilla ilusionada.

«No es el típico viaje turístico, pero sí es un viaje de crecimiento personal y de espiritualidad. Tenemos la parte del humor que va conmigo y Ana es la parte responsable. Las dos somos como el Ying y el Yang, por supuesto, se crearán situaciones muy divertidas», explica Paz sobre la diferencia de caracteres entre ella y su hija.

Sus viajes han marcado un antes y un después en sus vidas. «Me he sorprendido a mí misma muchísimo, por lo que he sido capaz de hacer, es decir, yo que vivo en la ciudad, digo, cuando vean esto mi novio y mis amigos van a flipar». Por su parte, Paz asegura que su objetivo es que la gente abra los ojos y vea lo que es realmente importante en la vida. «Cuando viajamos al Amazonas, vivimos en una comunidad indígena durante tres días. Ahí fue donde no teníamos nada. El jefe indígena nos decía que para nosotros la felicidad era tener un casa, un trabajo, un coche. Y él nos decía que su concepto de la felicidad es agua clara, comida y su familia. 'Si yo tengo esto, soy feliz', nos decía él. Entonces te planteas, '¿por qué me hacen ver que yo necesito otras cosas?'», plantea Paz y añade que «esta experiencia me ha enseñado muchísimo. He vuelto con la cabeza que me ha dado una voltereta y me he dado cuenta de que no voy a dejar que nadie dirija mi vida. No quiero ser lo que los demás quieren que sea. Voy a alejarme de toda la contaminación que tengo, porque estoy rodeada de contaminación. Contaminación informativa, contaminación de tienes que usar este producto, tienes que llevar esta vida», sentencia firmemente.

Otro de los puntos fuertes de esta experiencia es la percepción de la muerte que tienen en otros países. «El gran problema que tiene la gente con el duelo es que quieren olvidar. Que no quieren sufrir. Hay culturas en las que se celebra la muerte. Se celebra no la muerte, sino la vida que ha tenido. Aquí eso es impensable. Aquí queremos olvidar y sufrir. En el programa mostramos cómo se vive en otros países, por sus circunstancias, por su cultura, viven las cosas de otra manera. A lo mejor a alguien eso le viene bien y le apetece incorporarlo a tu vida».

Ambas confían en el éxito del programa aunque son conscientes de que habrá gente que las critique: «Para mí la crítica es el arma del envidioso. Como tú no puedes tener lo que otro tiene, lo críticas», responde Paz y asegura que para ella haber disfrutado de esta experiencia junto a su hija «ha sido todo un regalo».