La jequesa de Marbella enterrada, por el rito árabe, en un pueblo de Córdoba
Su hija Yasmeen ha sido la encargada de todos los trámites y también se ha quedado con el perro
Aparece muerta la exprincesa de Qatar Kasia Gallanio en su casa de Marbella
Amparo de la Gama
Marbella
Kasia Gallanio, de 46 años, era conocida en Marbella como 'la jequesa de la jet' porque vivió como esas princesas de Oriente, embriagadas del incienso palaciego. Pero en su último viaje, no había olores, se fue tal como vino al mundo: sola, sin nadie ... que la acompañara en ese trayecto final. Tras su extraño fallecimiento, el pasado mes de mayo, cuando murió sumida en la pena, rodeada del lujo en Puerto Banús, pero también de botellas de alcohol, y varios blísteres de antidepresivos, todo eran especulaciones sobre su deceso.
Ahora según ha podido saber ABC, su cuerpo descansa en paz en un pueblecito de Córdoba, que por expreso deseo de su familia no ha querido ser desvelado. Su hija Yasmeen Althani, una de las gemelas de la jequesa, es la que se ha encargado de todos los trámites, desde el primer momento que tuvo noticias del desagradable suceso. Incluso ha querido despedirse de ella a través de las redes sociales compartiendo una foto suya de bebé en los brazos de su madre «Vuela alto mi ángel, te amo para siempre», ha escrito acompañando la imagen.
Aunque Yasmeen, tiene una hermana gemela Malaka, ha sido ella personalmente, la encargada de darle sepultura a su madre. Aunque llevaba a mucha honra ser polaca, al final fue enterrada por el rito árabe, por deseo de su hija, que estos días acaba de poner la lápida de mármol con el nombre de su madre en la tumba. La hija mayor de Kasia también se ha quedado al cargo del spitz enano de su madre, único testigo que estuvo al lado de su madre cuando falleció.
Kasia fue esposa de Abdulaziz Al Thani, tío del actual emir de Qatar, del que se había separado y con el que mantenía un duro litigio en los tribunales franceses, con la denuncia de acoso sexual presentada por su hija contra el padre.
Sin carta de despedida
Tras realizarse la autopsia, y los análisis toxicológicos, que no fueron concluyentes en el Instituto Anatómico Forense de Málaga, el cadáver de Kasia fue trasladado al Instituto de Toxicología de Sevilla para poder determinar con precisión las causas de la muerte: «ya que al producirse el fallecimiento en el ámbito tan privado en el que se produjo, en su casa, sin cámaras de seguridad y sin testigos, era muy difícil encontrar respuesta a la misteriosa muerte de la jequesa, más allá de lo que revelen los análisis forenses», nos explican fuentes de la investigación. Aunque en la sangre se le encontraron estupefacientes, mezclados con alcohol, nadie puede determinar si dicha ingesta fue accidental o voluntaria. Ni los investigadores ni sus hijas encontraron una carta de despedida.
De lo único que era consciente su entorno, era de la amargura que Kasia estaba viviendo, tras recibir el duro varapalo el 16 de mayo, de la resolución judicial por la que perdía la custodia de sus hijas, lo que acentuó su «avanzado estado de depresión», tal como reconoció Yasmeen Althani, a la policía. Quince días después de esta comunicación judicial, los agentes hayaban su cadáver en su domicilio ubicado en el edificio Málaga de Puerto Banús.
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