Esther Cañadas se sincera sobre la desconocida enfermedad que casi acaba con ella
Fue la 'top model' española de los años 90 hasta su inesperada retirada y, ahora, se ha sincerado sobre sus inicios en el mundo de la moda y cómo ha hecho frente a la desconocida enfermedad que sufría
Rosalía vuelve a ponerse su anillo de compromiso tras los rumores de reconciliación con Rauw Alejandro
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLa vida de Esther Cañadas (Albacete, 1977) nunca fue fácil. Si bien su sueño de pequeña siempre fue el de ser «detective privado», su despampante belleza la llevó muy pronto en la vida a perseguir una carrera en el mundo de la moda. Antes ... de convertirse en la 'top model' española de los años 90 que paralizó las pasarelas con su mirada de hielo, la manchega vivió un pasado de hambre y miseria y sobre ello ha hablado con Vicky Martín Berrocal en el podcast 'A solas con'.
Sus duros inicios como modelo: sin dinero para comer y su estrellato sorpresa
Sus primeros trabajos le llegaron con apenas 15 años, cuando decidió mudarse a Barcelona para continuar con la profesión de modelo. Sin embargo, hasta que llegó su gran oportunidad internacional, vivió a base de «muchísimo arroz blanco»: «Recuerdo estar sentada en la cocina de mi casa con 16 años mirando las facturas de la luz, del agua y tal con mi bol de arroz blanco diciendo '¿yo cómo voy a pagar esto ahora?'», ha recordado.
Su salto al estrellato llegó casi por sorpresa: quedó finalista en el concurso Supermodel of the World y el mundo de la moda por fin se abrió ante ella. Pronto tuvo que dejar atrás definitivamente las fronteras españolas y cruzar el Atlántico hasta Estados Unidos gracias a «un booking directo de 30.000 dólares». La experiencia fue absolutamente bizarra para Cañadas, que de pronto se vio en mundo de limusinas, ramos de flores de todos los agentes de Nueva York y constantes piropos de admiradores asombrados por su increíble belleza.
«Me pasaban notas debajo de la puerta de la habitación, me venía un camarero y me decía 'perdone, hay un señor que quiere hablar con usted si usted cruza la calle...'. Era todo como una locura. Llamaba a mi agente en España, a cobro revertido por supuesto, porque no tenía ni un duro, y le preguntaba '¿pero qué está pasando?' y me decía 'no tengo ni idea», ha rememorado ante Vicky Martín Berrocal, recordando sus primeros años en las pasarelas internacionales.
A la hora de elegir un agente, se quedó con el único que le dijo que sí a la línea roja que marcó: desfilar en la Semana de la Moda, que empezaba en tres días. «Se morían de la risa. Para hacer los desfiles, lo normal es cerrarlos tres meses antes. Si no eres conocida, no puedes llegar y decir de desfilar. Hubo un agente que me dijo que 'sí' y me fui con él», ha explicado la modelo, que se sumó a todos los desfiles que pudo durante su primera temporada en Nueva York.
A pesar de haber conseguido esto, ha asegurado que ha conseguido mantenerse humilde gracias a sus primeros y horribles años como modelo: «Mucha gente cree que va a seguir teniendo los pies en la tierra, todos lo creemos, pero cuando te pasa es complicado reaccionar. Me ha ayudado tener un pasado de pasar hambre y de patearte ciudades... Si no trabajaba, no comía».
La desconocida enfermedad que casi acaba con Esther Cañadas
Este complicado episodio no ha sido, sin embargo, el más duro que ha vivido la modelo de 46 años. Y es que, hace más de una década, Esther Cañadas fue diagnosticada de vasculitis, una enfermedad inmunológica que produce la inflamación de los vasos sanguíneos, que estuvo a punto de acabar con su vida en varias ocasiones.
«Lo tengo muy presente, me podía haber quedado ahí y no estar hoy contigo. Sé que lo he vivido y doy las gracias por estar aquí», le revelaba la modelo a Berrocal sin tapujos. Ahora, ya curada y con otra visión muy diferente, ha admitido que lo que peor lleva es no poder aconsejar a las personas que sufren enfermedades parecidas y le piden consejo: «Son enfermedades muy complicadas y en muchos casos crónicas. No es algo fácil de vivir, de manejar y, sobre todo, de curar».
La albaceteña ha asegurado tener la situación «asimilada», aunque hubo muchas etapas durante su recuperación donde no lo vivió con tan buena cara: «He estado seis años de mi vida luchando por salir de un sitio que era muy difícil. Tuve dos o tres momentos de decir 'este día aquí te quedas'. Cuando vi que no avanzaba, me puse hasta de voluntaria experimental, tenía que haber una cura», ha señalado.
La modelo vivió todo este trance sola, algo que ha admitido que le ha ayudado a darse cuenta de que puede hacerle frente a todo. Tiempo después de conocer su diagnóstico, Cañadas decidió mudarse a México, tras meses tratando de compaginar su vida sobre las pasarelas con este trastorno: «Era un desastre todo, tenía muchísimos efectos secundarios que un día eran unos y otro día, otros. Los síntomas iban cambiando y era muy difícil».
La expareja de Mark Vanderloo lo pasó muy mal hasta que encontró un diagnóstico para lo que estaba sufriendo: «A mí todas las analíticas me salían bien, pero me explotaban todos los vasos capilares del cuerpo a la vez. Vivía con un 10% de mi energía, tenía receta de reposo absoluto de por vida. Es la primera vez que lo cuento, son cosas que no suelo decir».
«Me explotaban todos los vasos capilares del cuerpo a la vez.
Vivía con un 10% de mi energía, tenía receta de reposo absoluto de por vida»
Esther Cañadas
Modelo
La receta para superar la enfermedad: no rendirse
A pesar de estos problemas que tuvo para salir adelante, siempre tuvo claro que no debía rendirse si quería salir adelante y hacer frente a la enfermedad: «Hubo una época en la que dije que, si era algo que había creado, también podía curarme. Me puse a meditar con monjes, he hecho todo mentalmente y físicamente para salir de ahí... Lo único que puedo decirle a toda la gente que me pregunta es que no te tienes que rendir, tienes que seguir ahí porque en algún momento hay una puerta. No pasa nada por estar mal, pero hay que volver», ha recalcado.
Sin embargo, tal y como ha aseverado la propia Cañadas «todo pasa» y la vida le dio una segunda oportunidad para seguir disfrutando. Durante su retiro del mundo de la moda, llegó su hija Galia y vivió uno de los mejores momentos de su vida: «Pude criar a mi hija y dedicarme a ella. No me he perdido nada y eso no me lo quita nadie, eso es un regalo».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete