Elena Tablada y Javier Ungría: las claves de su cruda batalla judicial por la custodia de su hija

La delicada situación que atraviesan para llegar a un acuerdo se encrudeció cuando Tablada hizo público, en 'Y ahora Sonsoles', que su deseo, tras la separación, era que la menor siga creciendo al lado de su hermana Ella -su primogénita, nacida fruto de su relación con David Bisbal-: «Quiero que mis niñas se críen juntas y con valores. Así llevo haciéndolo desde hace 13 años que me convertí en mamá». También deslizó que «pelear o batallar son palabras muy feas. Yo lo único que quiero es lo mejor para mis niñas y por eso me entrego tanto en cuidarlas y protegerla».

Por su parte, Ungría aseveró, después de escuchar a la mujer con la que ha compartido seis años de su vida, que «cada uno lucha por lo suyo» y que no está dispuesto a dar su brazo a torcer en todo lo que concierne a Camila: «Yo peleo por mi hija». También explicó que confía en el dictamen de la justicia y que nunca dejará de batallar por el bienestar de su vástago y la custodia de Camila. Desde entonces, parece que no ha habido avances en la negociación y, finalmente, se verán las caras en los tribunales.

Según adelanta la revista 'Semana', el juicio se celebrará el 14 de junio a las 9:00h. Con su dictamen, quedarán atrás unos agónicos meses en los que ha imperado la incertidumbre y el enfrentamiento. Aunque esto no era lo que la ex de David Bisbal quería. «Lo más importante en este momento son mis hijas y no me gustaría terminar en los juzgados, precisamente, por nuestra niña, pero confío en Dios y espero que todo lo que nos pase sea por el bien de ella», confesó a este periódico hace tan solo tres semanas. Un deseo que no se ha hecho realidad.

El entorno de la diseñadora de joyas asevera a 'Semana' que «él no era el hombre que parecía ser» y que Tablada «ha estado mucho tiempo aguantando una difícil convivencia». Además, señalan que ha sido cuando han decidido seguir con sus vidas por separado cuando Elena «se ha dado cuenta de la doble vida que ha llevado durante todo este tiempo su exmarido».

Un dato a destacar es que la hispanocubana quiere la custodia pero no busca compensación económica. «La rechaza aunque le pudiera pertenecer. Lo único que quiere es que sus hijas se sigan criando con la misma calidad de vida que con la que se han criado hasta ahora», explican. Algo que sí quiere Ungría: «Pide, además de la custodia compartida, una mensualidad que rondaría en torno a los 500 euros. Unas exigencias por las que Elena piensa luchar con todas sus fuerzas».