Y Conor McGregor pasó por Marbella: whisky, canapés, puñetazos sin guantes, Topuria y Alejandra Rubio

El luchador irlandés es una de esas personalidades que no deja indiferente a nadie. Un verdadero torbellino que alimenta el personaje con un buen número de frases y actos extravagantes que no hacen sino aumentar su popularidad. Más de 50 millones le siguen en Instagram, por si hace falta un dato.

Su última visita ha sido a España, un lugar que le encanta. «Es preciosa», ha dicho en alguna ocasión. Y a Málaga llevó su show. Concretamente, al Marbella Arena, que convirtió en un verdadero circo romano al que solo le faltaron los tigres. Y quizá ni eso. Fueron 11 combates de Bare Knuckle en «una verdadera plaza de toros», como dijo él mismo. No se podía creer que le hubieran dejado celebrar este tipo de combates y en un sitio tan característico. Se trata de una modalidad de boxeo sin guantes, a puño limpio. Dicen que eso no es un deporte, pero a Conor McGregor le da un poco igual.

El show ya comenzó el mismo jueves, cuando los fans se quedaron a cuadros con su espantada. En resumen: organizó un fiestón de presentación... ¡al que no acudió! Estaban todos menos el anfritrión. Muy top. Pero tenía buena excusa en realidad. Resulta que tenía que presentarse a las tres de la tarde en el hotel Hard Rock para la típica rueda de prensa de teatrillo, pero el huracán Milton no le permitió aterrizar en España.

Se desquitó al día siguiente. El viernes apareció en la discoteca Fitz y temblaron los cimientos. Conor McGregor convocó a importantes personalidades y por allí aparecieron la Mala Rodríguez, el DJ Ferreck Dawn o el presentador de la MTV Xzibit. Lo único que hay son testimonios orales porque el luchador se mostró inaccesible y su cuerpo de guardaespaldas se encargó, con diferentes artes, de mantener alejada a la prensa.

Antes de escabullirse, sí le dio tiempo a soltar una de esas perlitas que adoran sus fans. «Este año, aposté por el fútbol español y ganaron. Aposté por Alcaraz y ganó. ¡Así que vamos España! Diría que apuesto por Topuria, pero él no es español. Ese es de Georgia. Yo soy mucho más español que Ilia Topuria. ¡Y yo respeto a los atletas españoles!», comentó a 'Marca'.

Y ahí salió un ofendido Topuria para ofrecer una respuesta acorde a lo esperado: «Todos sabemos su afición al whisky y a la cocaína. Tiene de español los h*****, cero, no tiene nada», señaló Topuria a través de un indescriptible vídeo. Así se las gasta el conocido como 'El Matador', por motivos que no hace falta aclarar.

¿Y la velada del domingo? Curiosa, por decirlo así. Hubo gente que pagó miles de euros por aquello del «yo estuve allí», aunque también es cierto que Conor McGregor sabe cómo cuidar a «su» gente. Esas entradas vip te dan derecho a comer y beber bien: canapés de crema, pesto, pollo y salmón, cerveza negra Forged Irish Stout, creada por el mismo McGregor, y el whisky Proper Twelve, otra de sus marcas patentadas. Por allí estaban Carlo Costanzia y Alejandra Rubio, que no se quejaron ni del trato ni del espectáculo.

Cuando Conor McGregor entró en pista se produjo un auténtico clamor. El coso rugió para vitorear a su gladiador y este entregó todo aquello que el público pedía. Hizo suyo aquello del «sangre, sudor y lágrimas» de Churchill, parte de la gasolina que necesita para funcionar más allá de los rumores sobre sus hábitos diarios y la necesidad permanente que tiene de mejorar una cuenta corriente que se eleva por encima de los 200 millones de dólares.

No parece que vaya a ser su última visita a su querida España, pues su nueva aspiración es realizar la madre de todas las veladas el próximo año en el estadio Santiago Bernabéu, si es que los vecinos dejan. Conor McGregor ama a España y este país sabe cómo devolverle el cariño.