Chari Lojo a un paso de ser directora de prisión: «Los miedos y las críticas no me han frenado»

Aunque esta idea ya retumbaba en su interior antes de dar su salto a la fama. «Me presenté a las pruebas de la Policía Nacional pero en la física tuve un fallo en el salto vertical -el resto las superó sobradamente-. Volví llorando de Sevilla a Cádiz y unos meses después entré en 'GH'», explica en conversación con ABC. Su vida dio un cambio radical ya que se convirtió en una de las protagonistas de su edición y copó portadas de las revistas del corazón. Sin embargo, después de unos años, Lojo decidió alejarse de la primera línea de fuego «porque no me compensaba».

Fue en ese momento cuando retomó la idea de opositar pero se encontró con un gran hándicap: el psicólogo -tanto en las oposiciones para Guardia Civil como para Policía Nacional una de las pruebas finales es una entrevista con él-: «Sabía que era algo subjetivo y que podrían tirarme atrás por los prejuicios». Algo que le ocurrió. «Llegué hasta la fase final de las oposiciones de la Guardia Civil y me dijeron que no me adecuaba a las normas modales», lamenta la gaditana. Y añade que «en la Policía Nacional también tuve una reclamación en mi contra y me quitaron del medio».

Estos desagradables episodios hicieron que buscase otras vías y terminase preparándose para ser funcionaria de Instituciones Penitenciarias: «Las prisiones, en un principio, no me llamaban la atención pero fui a una charla informativa, vi el temario y me gustó». Además, que en estas oposiciones no haya que someterse al veredicto de un psicólogo motivó que se decantase por esta especialidad. «Cuando empecé a estudiarlo, cada vez me iba gustando más. Al final, conseguí aprobar con nota», explica Chari antes de confesar que durante ese tiempo -ahora también- recibió muchas críticas de compañeros que no la veían capaz de lograrlo. Eso sí, siempre ha contado con el apoyo de sus superiores: «El primer día me tocó cachear en un módulo de hombres y me felicitaron diciéndome que se habían quedado sorprendidos porque lo hacía muy bien».

Desde su experiencia, la televisiva denuncia que «no está reconocida nuestra profesión. Pese a pertenecer al Ministerio del Interior, hay poca visibilidad social. La gente no reconoce nuestro trabajo. Al final, nosotros, somos los que convivimos con esos delincuentes que pillan y derivan a la cárcel. Somos los que lidiamos con ellos día a día». Su importante labor queda recogida en el artículo 25.2 de la Constitución Española que versa lo siguiente: «Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados».

Como gran parte de los opositores, se topó con obstáculos durante los meses de estudio. También cuando decidió prepararse otras oposiciones para escalar posiciones: «Nunca he dejado de estudiar, siempre he estado leyéndome el reglamento penitenciario y la ley. Opté por ascender por acceso libre porque por promoción interna tenía que esperar muchos años». Y los miedos e inseguridades acecharon con el paso de los meses. «Temía que por mi paso por televisión me echasen para atrás y el tiempo invertido no sirviera para nada. He tenido que dedicarle el 100% de mí», confiesa. Y, nuevamente, lo consiguió: «El día que me dieron la nota estaba temblando y me puse a llorar».

Su llanto era el resultado de años de esfuerzo. También de ver reconocido su trabajo después de haber tenido que aguantar a personas que cuestionaban su capacidad por haber participado en 'GH': «La primera vez que me presenté a Prisiones me encontré con un chico de frente y me dijo: '¿Tú también haces esto? No sabía ni que tenías estudios'. El examen era el día siguiente». Pero no fue un caso aislado. «Estaba con mi madre esperando la cola para entrar al examen, fui al baño y, cuando volví, me la encontré con la cara descompuesta. El examen era en media hora y no me quiso decir nada pero cuando salí me explicó que el chico que estaba detrás le dijo a su padre: 'Y esta que pinta aquí si no tiene que tener ni estudios ni nada. No sé qué hacen aquí ese tipo de personas'». «Mis padres han tenido que aguantar críticas innecesarias. Yo no hago daño a nadie», desliza visiblemente emocionada antes de apuntar que «a mi profesora le han llegado a preguntar si yo tenía ventaja por haber estado en la televisión».

Chari siempre ha intentado ascender sin pisar a nadie. Motivo por el que no entiende «que la gente en vez de alegrarse de los logros de un compañero, se molesten, critiquen y lo vean mal. No me cabe en la cabeza. He tenido hasta ganas de llorar. Lo único que he hecho es sortear todos los obstáculos con los que me he topado para cumplir mi sueño». Algo que podría llevarse a cabo más pronto que tarde -el de ser directora de prisión- ya que la oposición que acaba de aprobar -quedó la número 28- le habilita para ello. Pero quiere dejar claro que ese cargo es de «libre designación» y que no da nada por sentado: «Me queda mucha preparación. Es mi sueño y donde me gustaría llegar. Eso lo tendré que demostrar con mi trabajo y haciéndoles ver que soy válida. Puede que me lo den o que nunca ocurra». Cabe destacar que hay otros puestos de responsabilidad -subdirector de seguridad, de régimen y administrador- que también podría ejercer.

Antes tendrá que llevar a cabo el período de prácticas: «Tengo que hacer un curso formativo, en el Centro de Estudios Penitenciarios de Cuenca, en el que te forman altos cargos de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Después comenzaré con las prácticas, que duran ocho meses. Una vez superado, ya eres funcionario de carrera». Lojo asevera que, para ella, «lo más difícil está hecho». Y aunque no se arrepiente de su paso por la televisión, sí lamenta que «tengo que estar demostrando que soy válida desde que llego porque piensan mal desde un principio. Me miran con lupa». «Después me dicen que tenían un concepto distinto mío y que soy una gran trabajadora», explica orgullosa de sus logros.