Carlos Koplowitz: «No busco robar a mis hermanas, solo pido lo que me corresponde»

En un comunicado difundido por su abogado, Fernando Osuna, Carlos explica las razones de su lucha: «Por los derechos económicos de los hijos nacidos fuera del matrimonio, por el deseo de mi padre de que todos sus hijos sean reconocidos y apoyados a lo largo de su vida». Además de reconocer la ayuda de Alicia, Esther y Ernesto Koplowitz en el pasado, Carlos denuncia «la ausencia de una obligación legal por parte de mis hermanas y hermano de apoyarme financieramente. Lo reclamo porque es una cuestión de ética y humanidad».

En ese sentido, asume que «la fortuna y el imperio industrial y financiero pertenecen a mis hermanas, pero yo lo que busco es algo que venga de mi padre». Se inicia así un camino «para el diálogo con ellas (...) después de 36 años de lucha por un derecho que proviene de mi padre». Su deseo es «lograr un gesto de humanidad por parte de mis hermanas».

La razón que le ha llevado a tomar esta decisión radica en «dar espacio al niño que vive en mí, aquel niño que, a los nueve meses, no tenía derecho a nada mientras mis hermanas y mi hermano recibían lo que les correspondía». Y asume: «El sacrificio que implica una manifestación de este tipo».

Carlos Koplowitz logró que se realizara una prueba de paternidad en 1992. Una sentencia de 2013 le declara hijo legítimo. Ni la Justicia española, ni el Tribunal de Estrasburgo le han reconocido sus derechos como heredero, elevando el caso a la sección de Derechos Humanos de la ONU: «Ahora mismo estamos apostado por la mediación, con el apoyo de Javier Alés, de la Universidad de Loyola».

Ese proceso judicial, nos confiesa desde Suiza, desencadenó la ruptura familiar: «Siempre me vieron como un hermano y me trataron como tal. Recibí su ayuda cuando estaba en Venezuela, yo no estaría si no hubiera sido por ellas. También me ayudaron 'los Albertos' cuando estaba en España. Coincidí con ellas cuando estaba en la Fundación Koplowitz y siempre nos llevamos bien. Pero yo quería ser reconocido. La relación con mis hermanas terminó el día que yo quise usar el apellido Koplowitz. Supongo que tuvieron miedo de tener que darme más de lo que me correspondía».

«Si mi padre hubiera muerto después de 1978, habría heredado una fortuna de miles de millones», asegura Carlos, que ahora mismo lucha solo por la parte que corresponde a los 40 millones de dólares que Ernesto Koplowitz dejó en herencia: «No busco robarles, solo pido lo que me corresponde, aquello que mi padre hubiera querido que yo tuviera». Ahora mismo, lo que le duele es que «no haya diálogo alguno, me resulta chocante que no se quieran sentar para encontrar una solución. Es verdad que la ley las ampara. Pero yo sería capaz de dejar todas las medidas jurídicas por encontrar una solución basada en el diálogo. Para mí son mis hermanas, mi familia».