Armie Hammer rompe su silencio: «Fui un imbécil y egoísta que usó a las personas para sentirse mejor»

Sin embargo, en los meses que siguieron a las explosivas acusaciones, el actor anunció su retirada temporal. «No estoy respondiendo a estas afirmaciones de mierda, pero a la luz de los viciosos ataques en mi contra, no puedo, en buena conciencia, dejar a mis hijos durante cuatro meses para filmar una película». Sí Hammer esperaba que su retiro pusiera fin al asunto, estaba equivocado. Al día siguiente, Courtney Vucekovich, que había salido brevemente con él, habló sobre cómo la manipuló. «Me dijo que quería romperme una de mis costillas y comérsela. Le gusta la practica BDSM (bondage, disciplina, sadismo, masoquismo)». Luego fue la influencer, de 22 años, Paige Lorenze. «Me talló una A cerca de la vagina y lamió la herida, fue aterrador». Para entonces, Hammer ya tenía un abogado. «Esas afirmaciones son manifiestamente falsas. Cualquier interacción sexual del actor fue completamente consensuada».

Aparte de Dakota Johnson, su coprotagonista en la película 'Wounds', quien denunció que Hammer era víctima de la «cultura de cancelación», nadie en Hollywood lo defendió. Ahora el actor habla con 'Air Mail' por primera vez tras la debacle.

Dice la publicación que Hammer desciende de una familia llena de privilegios, abusa físicamente de mujeres débiles y vulnerables para saciar sus deseos sexuales sadomasoquistas, que incluyen tortura, marcas, y canibalismo. Es una historia tan retorcida como la progenie de la que desciende, un clan conocido por su codicia, corrupción y abuso. En su defensa, el actor afirma que cada uno de sus encuentros sexuales fue consentido. «Cada cosa se discutió de antemano. Nunca he obligado a nadie, nunca. Eso es muy importante en el mundo del B.D.S.M. porque estás haciendo cosas que necesitan confianza. Tienes que tener esa vulnerabilidad con alguien. Tienes que tener ese aspecto de 'Estoy voluntariamente cediendo mi control a esta persona'. El sumiso es el que realmente tiene todo el poder. Siempre. Ellos son los que pueden decir 'basta' en cualquier momento. Ellos son los que marcan los límites».

Ya en la hoguera, Hammer se confesó a su mujer, Elizabeth Chamber. «No me gusta en quién me estoy convirtiendo. Estoy jodido. Soy miserable, soy infeliz y estoy teniendo una aventura. Y no sé cómo detenerme. No puedo solo. Necesito tu ayuda», admite que ella lo tomó muy mal, «lo cual es justo porque las cosas solo empeoraron», explica él. Cuando surgieron las acusaciones Chamber mantuvo silencio, su único comentario fue un conciso «Sin palabras», escrito en una publicación de Instagram. Tres semanas después, emitió su primera declaración en sus redes acompañando una fotografía de una playa en las Islas Caimán, donde residía con los dos hijos pequeños de la pareja, «conmocionada, desconsolada y devastada».

Ese mes, Hammer y Chambers vendieron su casa en Los Ángeles. El actor no espera ni quiere ser absuelto de culpa. «Estoy aquí para reconocer mis errores, asumir la responsabilidad por el hecho de que fui un imbécil, un egoísta que usó a las personas para sentirse mejor». En la redención de Hammer juega un papel fundamental su esposa. En septiembre pasado, Chambers dio una entrevista y dijo que su marido;«estaba en proceso de recuperación intentando ser mejor padre y mejor persona».

Dando su carrera por terminada, sueña con rehabilitarse como su mentor Robert Downey Jr., quien fue arrestado varias veces por posesión de drogas. «Hay ejemplos de personas que atravesaron dificultades y experimentaron lo que Joseph Campbell llamaría 'la muerte del héroe'. El héroe debe morir para renacer de nuevo. Hay muchos ejemplos, Robert es uno de ellos. No hay redención en este negocio de la cultura de la cancelación y el despertar de la mafia. Ahora mismo no hay posibilidad de rehabilitación. Alguien comete un error y lo tiramos a la basura«.

Para Hammer, Robert es ejemplo de un ser humano que experimenta dolor y luego crece. Y eso es a lo que él aspira. «Nadie me va a contratar. Nadie me asegurará. No puedo vincularme a ningún proyecto. Si me contratan, ellos se convierten en personas que apoyan a abusadores. La cultura de la cancelación sacrifica a unos para proteger a otros», denuncia.