Una amazona enredada con un brandy

La silueta de la amazona vuelve a trotar en la nueva etiqueta de esta marca, fundada en 1865 cuando el comerciante de vinos irlandés, Fernando A. de Terry, comenzó a destilar jerez en El Puerto de Santa María. La primera botella de brandy salió de las bodegas en 1900. En 1905 la esposa de Terry, Pepa del Cuvillo, tuvo la idea de envolver la botella con una malla de seda inspirada en las redes de pesca que tejían las mujeres de los pescadores, conocidas como «Malleras del Puerto». Modelo anticipado de integración de la mujer en el mundo laboral, aquellas mallas hechas a mano aportaban un salario con el que aligerar la maltrecha economía doméstica.

Brandy que «se bebe y se utiliza en la cocina», advierte Àngel Piña director de la marca integrada hoy en grupo Emperador España. El retrogusto con matices de cedro, caramelo y cacao del brandy de Jerez «es una de sus grandezas», destacaría Ferran Adrià al recordar la pasión por ese destilado de su socio de El Bulli, el añorado Juli Soler. De aquel recetario rescataba un consomé de paloma torcaz con una hoja de cacao perfumada con brandy muy añejo y pulverizada con un aerosol sobre una copa balón: «Al acercar la nariz, la experiencia sensorial transportaba al corazón de las bodegas jerezanas, a los aromas otoñales, y dejaba un recuerdo imborrable en los comensales».

El maridaje es otra de las formas de difundir ese universo licuado que suscita la evocación proustiana. De ahí la iniciativa de convocar a chefs relevantes para que conjuguen sus mejores platos con la gama de destilados de Fundador; o el acercamiento del brandy, hasta ahora muy alejado de los consumidores jóvenes, a través de combinados como el Terrycola (Terry con Coca Cola). Y para poner en valor la histórica malla en las redes sociales, un eslogan: «Enrédate con Terry».

Una visita a las bodegas de Fundador de El Molino (1730) y la Mezquita, «bodega-catedral» de 1974 obra del ingeniero Javier de Soto y López-Dóriga, permite conocer la intrahistoria de esos alcoholes jerezanos que amenizaron tantas sobremesas. Barriles con dedicatorias de personajes que fueron célebres en disciplinas muy diversas. ¿Qué tienen en común Alexander Fleming, descubridor de la penicilina con «La Faraona» Lola Flores o Bo Derek, la «mujer 10»? Que los tres pasaron por las bodegas Fundador, el brandy más antiguo de España, creado por Pedro Domecq Lostau en 1874. Como el rey Alfonso XIII (primer visitante en 1904), Charlton Heston, Cantinflas, Azorín, Jardiel Poncela, Marisol, Raphael o Tip y Coll.

En uno de esos barriles ilustres, el torero Manuel Rodríguez, Manolete, nos regala un slogan: «El toreo debe ser natural y el coñac Fundador». Aunque la lección de publicidad se daría en los años cincuenta y sesenta. En los estudios Moro -los de «vamos a la cama que hay que descansar»- nacía don Pedrito, un personaje que aludía al fundador Pedro Domecq Lostau. Fue tal su popularidad que en 1964 la editorial Bruguera lo incorporó a sus historietas de la mano de Francisco Ibáñez. O los discos-sorpresa que amenizaron horas y guateques en el picú familiar a los que el gran Manuel Alejandro compuso un jingle: «Redondo es el disco sorpresa de Fundador/redondo es el placer/del que bebe Fundador/redondo es el sabor que,/está como nunca».

El «está como nunca» era el lema de Fundador y no aquel «es cosa de hombres», hoy tachado de machista, que publicitaba Soberano. Las cosas claras y el brandy… de Jerez.