El humor en la crianza hace que los padres tengan mejor relación con los hijos

En líneas generales, se sabe que la risa aporta innumerables beneficios en nuestro organismo, tanto a nivel físico como mental. De hecho, según Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, reírse libera la negatividad de nuestro interior y la reemplaza con pensamientos positivos. Se reduce, así, el estrés, la ansiedad... porque el cuerpo libera endorfinas.

Teniendo en cuenta este contexto, no es de extrañar que el humor pueda ser una buena técnica en la crianza. En un estudio piloto, publicado en la revista PLOS One, los investigadores descubrieron que la mayoría de la gente consideraba el humor como una herramienta eficaz y que su uso por parte de los padres o cuidadores afecta a la calidad de la relación con sus hijos. Así, la mayoría de las personas cuyos padres utilizaban el humor, valoraron positivamente la relación con sus progenitores y la forma en que fueron criados.

De los 312 encuestados, el 80% afirmó que tenía una relación positiva con las personas que les criaron y el 71,8% está de acuerdo en que el humor puede ser una herramienta eficaz en la crianza de los hijos.

El equipo también encontró una correlación entre el uso del humor por parte de los padres y la forma en que sus hijos, ahora adultos, veían la forma en la que fueron criados y la relación con sus progenitores. De los que afirmaron tener una buena relación con sus padres, el 63% dijo que éstos utilizaron el humor, mientras que el 3,7% indicó lo contrario. De los que afirmaron que sus padres les educaron bien, el 68,4% dijo que sus padres hizo uso de la gracia.

«El humor puede ayudar a las personas a tener una mayor flexibilidad cognitiva, aliviar el estrés y promover la resolución creativa de problemas y la resiliencia», asegura Benjamin Levi, profesor de pediatría y humanidades en la facultad de Medicina de Penn State y autor principal del estudio. «Mi padre utilizaba el humor y era muy eficaz -prosigue-. Yo utilizo el humor en mi práctica clínica y con mis propios hijos. La cuestión era cómo utilizar el humor en el desarrollo infantil, pues su uso en la crianza de los hijos no se ha estudiado formalmente».

Si estos resultados se extrapolasen, potencialmente abren la puerta a una exploración mucho más profunda y amplia de cómo funciona el «humor parental» y cómo puede aprovecharse adecuadamente para mejorar las experiencias tanto de los niños como de sus padres. Por ello, los autores de este estudio creen que las investigaciones futuras deberían examinar las formas en que los padres utilizan actualmente los distintos tipos de humor; las experiencias vividas por los niños con ese humor; y cómo estos usos del se corresponden con los conocimientos y teorías.

«Existe un interesante paralelismo entre los negocios y la crianza de los hijos, ambos jerárquicos. En los negocios, se ha demostrado que el humor ayuda a reducir las jerarquías, a crear mejores entornos para la colaboración y la creatividad y a disipar las tensiones», explica Lucy Emery, que era estudiante de medicina en la Facultad de Medicina de Penn State en el momento de la investigación y actualmente residente de pediatría en el Hospital Infantil de Boston. «Aunque las relaciones entre padres e hijos son más cariñosas que las relaciones comerciales -continúa-, las situaciones estresantes se dan mucho en la crianza de los hijos. El humor puede ayudar a difuminar esa tensión y jerarquía y a que ambas partes se sientan mejor ante una situación estresante.»

Esta investigación preliminar ha sido un primer paso pero ayudará a sentar las bases para entender cómo utilizar el humor de forma constructiva y qué tipo de situaciones son más arriesgadas para utilizarlo.

El equipo de investigación está ampliando este estudio preliminar y está encuestando a una cohorte de padres más amplia y diversa, además de recopilar estudios cualitativos basados en la experiencia de los progenitores en el uso del ingenio.

«Mi esperanza es que la gente aprenda a utilizar el humor como herramienta eficaz de crianza, no sólo para disipar tensiones, sino también para desarrollar la resiliencia y la flexibilidad cognitiva y emocional en sí mismos y transmitirlas a sus hijos», afirma Levi.