Fuerza de voluntad: Cómo entrenar la habilidad que marcará la diferencia en la vida de tu hijo
¿Se nace con esta cualidad o se hace? Esto es lo que opina una experta
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Madrid
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Iniciar sesiónExiste un regalo que no se puede envolver, pero que marcará la diferencia en la vida de un niño: la fuerza de voluntad. «Un niño con fuerza de voluntad será un adulto capaz de superar los desafíos con confianza y determinación», asegura Sonia ... Martinez. Fundadora y Directora de los Centros Crece Bien.
Esta habilidad, tal y como explica esta experta, «no solo les ayudará a decir 'no' a cosas que no les convienen, sino que les permitirá crear hábitos positivos, mantenerse enfocados en sus metas, resolver sus conflictos y manejar sus emociones».
No hay duda, «fomentar esta capacidad es clave para ayudarles a superar retos, perseguir sueños y tomar decisiones responsables. Y lo mejor de todo -asegura Martínez-, es que no se necesita magia para cultivarla. Con pequeños pasos y un enfoque constante, puedes ayudar a tus hijos a desarrollar esta capacidad tan valiosa».
A los niños de hoy, ¿les falta fuerza de voluntad?
Más que decir que «les falta fuerza de voluntad», diría que muchos niños no han tenido todavía la oportunidad de desarrollarla de forma adecuada. La fuerza de voluntad no aparece de manera espontánea: se entrena, se cultiva, se acompaña.
Lo que sí observamos con frecuencia en consulta es que a algunos niños les cuesta más tolerar la frustración, posponer una recompensa o mantener la constancia en algo que no les resulta inmediato o divertido. Y eso, claro, puede interpretarse como falta de fuerza de voluntad. Pero detrás de eso hay mucho que se puede trabajar.
¿Por algún motivo? ¿Influyen el estilo de crianza, las pantallas, etc... u otros aspectos?
Sí, influyen varios factores. El estilo de crianza es uno de ellos. Por ejemplo, si los adultos tienden a resolver todo por el niño para evitarle molestias, el niño no llega a enfrentarse con esas pequeñas dificultades cotidianas que ayudan a desarrollar la perseverancia.
También influye el entorno actual, que está lleno de estímulos inmediatos: pantallas, recompensas rápidas, entretenimiento constante. Todo esto hace que cueste más aprender a esperar, a esforzarse o a mantener la atención en una tarea sin distracciones.
Y no podemos olvidar otro aspecto importante: la falta de tiempo y de rutinas estables. Cuando la vida familiar va con prisas, se pierde la oportunidad de fomentar hábitos, de acompañar los procesos, de reforzar el esfuerzo… y eso repercute directamente en cómo se entrena esa «fuerza interior» que tanto necesitan.
La fuerza de voluntad en una persona... ¿se nace o se hace?
Se hace. Sin duda. Hay niños que, por temperamento, pueden tener una mayor tendencia a ser constantes o a tolerar mejor la frustración, pero la fuerza de voluntad es una habilidad que se construye día a día.
Y lo bonito es que podemos ayudarles a fortalecerla desde casa con pequeños gestos: establecer rutinas, enseñarles a posponer gratificaciones, reforzar su esfuerzo, marcar objetivos alcanzables... Todo esto, aunque parezca sencillo, va creando una base emocional muy potente.
Dicen ustedes que es mejorable, y que por supuesto, se trabaja. ¿Cuáles serían las principales recomendaciones para los padres en este sentido?
Sí, por supuesto. Y además, cuanto antes empecemos, mejor. Algunas cosas muy prácticas que pueden hacer las familias son:
Responsabilidades acordes a su edad
Darles pequeñas responsabilidades acordes a su edad. Por ejemplo, que preparen su mochila o su ropa para el día siguiente. Estos hábitos les hacen sentirse capaces y fomentan la constancia.
Metas que puedan conseguir
Ponerles metas que puedan conseguir, divididas en pasos. Si les pedimos algo muy grande de golpe, se frustran. Pero si les guiamos con objetivos pequeños, aprenden que con esfuerzo, todo se logra.
Valorar el proceso
Valorar el proceso, no solo el resultado. Un simple «me ha encantado cómo te has esforzado» tiene muchísimo valor. Les ayuda a entender que no se trata de hacerlo perfecto, sino de intentarlo.
Coherencia
Ser coherentes con lo que pedimos. Si queremos que ellos trabajen en su fuerza de voluntad, debemos cuidar también nuestros propios hábitos. No hace falta hacerlo todo perfecto, pero sí mostrar que nosotros también nos esforzamos.
Paciencia
Y muy importante: tener paciencia. A veces los resultados no se ven al momento, pero con constancia y afecto, los cambios llegan. La fuerza de voluntad se cultiva como una plantita: regándola todos los días, sin prisa pero sin pausa.
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«Pero hay que recordar -concluye la directora de los centros Crece Bien-, que los hábitos y la fuerza de voluntad no se desarrollan de la noche a la mañana, pero se construyen día a día. Con paciencia, amor y consistencia, estarás ayudando a tus hijos a construir una base sólida para su futuro».
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