La ocurrente técnica de una sexóloga para que hables de sexo con tu hijo

Con motivo del Día Mundial de Prevención del Embarazo No Planificado en Adolescentes, Susana Ivorra, psicóloga, sexóloga y directora del Centro de psicología y terapia de pareja Susana Ivorra, explica a ABC que hablar con los hijos es fundamental para evitar embarazos no deseados, pero también para prevenir enfermedades. La cuestión ahora es cómo hacerlo bien.

En opinión de esta experta, hablar de sexo cuando son adolescentes «es un error. Es demasiado tarde». «Hay que hacerlo cuando son pequeños. Desde los 10 años ya se pueden mantener pequeñas charlas ajustadas a su lenguaje y conocimiento, empezando por temas biológicos y , poco a poco, descubriendo lo que es el deseo y las emociones. No hay que olvidar -advierte- que todos los estudios señalan que los niños tienen su primer acceso a la pornografía a los 10 años, una edad realmente temprana que les proyecta una imagen que marca y condiciona en gran medida su conocimiento sobre el asunto, lejano a la realidad. Sí, es cierto -añade-, muchos padres dirán 'mi hijo de 10 años no tiene móvil'. Da igual, lo tiene el amiguito y lo ven juntos en el patio del colegio o en el parque».

Asegura que aunque los adultos pensemos que un adolescente abe poco, es todo lo contrario «sabe latín porque tiene mucha infomación a través de internet y de las redes sociales. Es la gran diferencia con generaciones anteriores que no tenían ni teléfono móvil a su alcance ni información al respecto, lo que ha dado lugar a muchos datos erróneos, mitos e información nada sana».

Además, si unos padres esperan a sentarse al lado de su adolescente a hablarles de sexualidad «no querrá hacerlo por considerarlo una conversación muy íntima. Será un momento desagradable para ambas partes porque los padres también afrontarán una situación tensa. Lo mejor, por tanto, es comenzar desde bien temprano a hablarles del tema, sin necesidad de dar detalles, pero sí para que conozcan la esencia de la información y, fundamental, -resalta- para que vean que es posible hablar con sus padres de temas delicados y se fomente la comunicación y la confianza entre ambas partes. Y, muy importante: una buena educación sexual retrasa la edad de la primera experiencia dos años, al contrario de los que pueda parecer; es decir, que hablándoles del tema cuando son niños les incitemos a que se interesen por el sexo».

Según Susana Ivorra hay una serie de mensajes que no se pueden obviar cuando los padres hablen del tema con sus hijos. «Es esencial abordar los métodos anticonceptivos para prevenir embarazos no deseados, pero también enfermedades de transmisión sexual, algunas muy graves. Muchos jóvenes piensan que solo existe el preservativo, y que solo hay que usarlo cuando hay sexo con coito, pero lo cierto es que en el sexo oral también previene enfermedades. Algunos padres solo conocen, por la información que recibieron en su época, el preservativo y la píldora, pero en la actualidad hay muchos más métodos y es importante que ellos se informen antes de explicárselo».

Pero no solo hay que hablarles de sexo. «Los jóvenes deben recibir el mensaje de sus padres de que en las relaciones sexuales debe primar el consentimiento y el deseo. La chica, culturalmente, casi se siente en la obligación de no rechazar a su novio. La posibilidad de negarse, si no es de su agrado este tipo de contacto, es protegerse. Las niñas deben ser educadas para que sepan decir no cuando no desean mantener esa relación sexual y, del mismo modo, los chicos deben ser educados para respetar este tipo de decisiones y no insistir. Si insisten, deben saber que si la chica accede es por complacerle a él, no porque ellas lo desean».

Si hay padres que aún no han hablado de sexualidad con sus hijos, esta psicóloga les recomienda la siguiente táctica: «mete la cuña publicitaria. Es decir, cuando estéis viendo la tele, aprovecha si aparece cualquier mención con connotaciones sexuales para, de manera natural, comenzar a hablar del asunto dentro de ese contexto para que sea más cómodo para ambas partes. Es muy común que cuando aparece una escena de violencia se siga viendo la tele, pero cuando hay una escena de sexo, los padres, por lo general, ponen cara rara y tienden a cambiar de canal. Es decir, parece que normalizamos más la violencia que el sexo. Esta forma de actuar da a entender a los hijos que el sexo es algo malo, prohibido y de lo que los padres no quieren ni hablar. El objetivo es bien contrario. Hay que hacerles saber que el sexo es algo bonito, placentero, pero que también conlleva riesgos y por eso deben conocerlos».