Nuevas formas de abordar un viejo problema: la temida mastitis y el destete precoz e indeseado

Esta dolorosa inflamación de la mama afecta a un tercio de las madres

Una de cada 3 madres abandona la lactancia por incompatibilidad con el horario laboral

La mastitis es una dolorosa inflamación de la mama ABC

 

La mastitis se considera la primera causa de tipo médico para un destete precoz e indeseado, ya que afecta hasta a un tercio de las madres lactantes. Ahora, una investigación publicada en la revista Microorganisms ha mostrado que la suplementación con ... determinados probióticos reduce el riesgo de desarrollar esta dolorosa inflamación de la mama hasta en un 60% de los casos.

Es un hecho que la leche materna ofrece la mejor nutrición posible para comenzar la vida fuera del útero materno. Es la mejor nutrición y se adapta a las necesidades de cada bebé, proporcionando múltiples beneficios a corto y largo plazo tanto para los lactantes como para sus madres pero la mastitis se ha convertido también en una de las principales barreras para la lactancia materna continua y puede afectar tanto al bienestar de las madres como de sus bebés.

«A las mujeres embarazadas se les ofrece poca información sobre la lactancia y da la sensación de que para lactar simplemente hay que poner el niño en el pecho. Pero, hasta en un 30% de los casos no es así. Esa falta de concordancia entre las expectativas y la realidad genera mucha frustración y conduce, frecuentemente, al abandono de la lactancia, que para las madres que desean dar el pecho es una decisión dolorosa», explica el profesor Juan Miguel Rodríguez, catedrático del Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y uno de los principales defensores de los probióticos en la prevención de la mastitis.

El tratamiento habitual es el antibiótico pero según este estudio el uso de probióticos como primera línea de acción para ayudar a prevenir la mastitis reduce el riesgo de desarrollar esta inflamación hasta en un 60% de los casos. ¿Cuándo habría que tomarlo?

Dado que, como he comentado, la mayoría de los casos se presentan en las primeras semanas posparto, habría que empezar a consumirlo durante el periodo final del embarazo (por ejemplo, a partir de la semana 35) si se desea un efecto preventivo.

El probiótico, ¿se puede tomar durante el embarazo sin que altere nada? ¿Es beneficioso y a la vez inocuo para el bebé?

La evaluación de la eficacia y seguridad de un probiótico debe hacerse cepa a cepa. Los ensayos clínicos realizados con esta cepa en concreto han demostrado que proporciona un beneficio a la madre (disminución del riesgo de padecer mastitis) y que es segura, tanto para ella como para el feto y el bebé.

¿Cómo funcionan los probióticos?

Los probióticos pueden ejercer sus efectos a través de diversos mecanismos que, nuevamente, dependen de cada cepa en cuestión. En este caso, los estudios que se han realizado con esta cepa, incluyendo los ensayos clínicos, han mostrado que es capaz de modular la composición microbiológica e inmunológica de la leche humana, reduciendo la concentración de las bacterias que causan mastitis (especialmente diversas especies de estafilococos y estreptococos), disminuyendo la inflamación y favoreciendo la integridad del epitelio mamario.

¿Funcionan sólo como método de prevención o si el antibiótico es necesario habría que tomar también probióticos para que no se altere la microbiota?

Depende del caso. En el caso de las mastitis agudas, causadas en la mayoría de los casos por la bacteria Staphylococcus aureus y caracterizadas por la aparición de dolor y zonas de enrojecimiento en el pecho y síntomas parecidos a los de una gripe (fiebre, malestar general, dolor muscular…), el tratamiento más habitual son los antibióticos, combinados con antiinflamatorios y antipiréticos (paracetamol, ibuprofeno). En este tipo de situaciones, el probiótico puede ser un coadyuvante del tratamiento médico.

En el caso de las mastitis subagudas, causadas en la mayoría de los casos por otras especies de estafilococos (especialmente Staphylococcus epidermidis) y algunos estreptococos, y caracterizadas por dolor punzante en el pecho, que puede irradiar hacia otras zonas, en muchos casos con ingurgitación del mismo y dificultad para la secreción de la leche pero en las que generalmente, no existe ni enrojecimiento local ni fiebre, esta cepa, combinada con un antiinflamatorio, podría servir, en gran parte de los casos, como tratamiento. De hecho, los agentes que causan este tipo de mastitis se suelen caracterizar por su elevada resistencia a los antibióticos a través de diversos mecanismos, incluyendo la formación de densas biopelículas en el interior de los conductos galactóforos.

¿Hay una sola cepa o hay más que podrían ser beneficiosas?

El concepto «cepa» es realmente importante en este tema. Cada persona es una «cepa» de la especie Homo sapiens y es muy difícil encontrar dos personas con las mismas «propiedades». En el caso de una especie concreta de lactobacilos (por ejemplo, Ligilactobacillus salivarius), distintas cepas pueden tener distintas propiedades. En el caso que nos ocupa sobre el Ligilactobacillus salivarius PS2 y la mastitis, el género sería Lactobacillus o Ligilactobacillus, la especie sería salivarius y la cepa, la PS2, que es la que ha demostrado en dos estudios científicos su eficacia frente a la mastitis.

Sin embargo, que una cepa de esa especie concreta sea eficaz para la prevención o tratamiento de la mastitis no implica que otras cepas de esa especie lo sean. Por lo tanto, la evaluación debe realizarse cepa a cepa. En otras palabras, es necesaria una buena caracterización de las propiedades funcionales de una cepa para una diana concreta (como las mastitis) y refrendar esas propiedades mediante ensayos clínicos.

¿Dónde hay que acudir para tener una buena suplementación en probióticos? ¿habría que hacerse algún tipo de prueba?

El uso de probióticos para prevenir o tratar mastitis debería realizarse por consejo del profesional médico competente (matronas, ginecólogos, pediatras, médicos de familia), un colectivo que, en general, se actualiza rápidamente y que se va haciendo eco de estas nuevas formas de abordar un viejo problema.

¿Cree usted que se debería generalizar la suplementación con probióticos? Cada vez se lee más la relación entre microbiota y salud cerebral…

Realmente la cuestión de si una persona sana debería tomar un probiótico es un tema controvertido en la actualidad. Depende de cada caso. En el caso de aquellas personas con un buen estado de salud y un estilo de vida saludable, en el que la dieta juega un papel capital, puede no resultar necesario (de hecho, es posible que una persona ya esté ingiriendo probióticos a través de algunos alimentos, como los yogures y otros alimentos fermentados). Por otro lado, existen algunos probióticos que pueden ser útiles en ciertas circunstancias, como situaciones laborales o familiares de gran estrés, situaciones climáticas extremas, grandes esfuerzos físicos o la necesidad de un tratamiento con antibióticos. En ese caso, habría que optar por aquellos que tengan evidencias científicas de eficacia en ensayos clínicos bien diseñados.

En cuanto a la relación entre microbiota y salud cerebral, todos los estudios avalan esa conexión, pero debemos ser prudentes a la hora de determinar qué herramientas son útiles para modularla. Todavía nos falta mucho conocimiento en ese campo, como en tantos otros relacionados con la microbiota. En cualquier caso, lo que está claro es que nuestra microbiota juega un papel fundamental en nuestra salud y nuestra enfermedad, en todas las etapas de la vida.

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