Exámenes de fin de curso: Cómo mejorar tus resultados

Pero hay que tener paciencia, buen ánimo y ser realistas. Se trata del último esfuerzo del curso. Y hay que darlo todo. Según los expertos en Educación, la época de exámenes crea también cierto revuelo y estrés en casa por lo que el apoyo familiar para crear el ambiente más relajado y proclive al estudio es fundamental. En este sentido, los estudiantes españoles están de suerte, y es que, tal y como señalaba recientemente el Indicador de Participación de los Padres en la Enseñanza Obligatoria (IPPE) -realizado por un consorcio de universidades y organizaciones en el marco de un proyecto de investigación financiado por la Comisión Europea-, los padres españoles son de los que más se implican en los estudios de sus hijos.

Pero eso sí, los que tienen que hincar los codos son los estudiantes. Según James Petrie, director de Bachillerato y Secundaria de The British School of Barcelona (BSB), «sabemos que preparar un examen no es precisamente la idea que un joven tiene de divertirse, por lo que es importante que les ayudemos a enfocarlo de una manera meditada, tanto desde el colegio como desde casa, haciendo uso de las estrategias más adecuadas, y con una actitud positiva. Es esencial que el estudiante abrace este reto como una oportunidad para crecer. Y es fundamental que entendamos que no existe una fórmula común que sirva para todos por igual».

Señala que, en cualquier caso, es necesario tomar el control y diseñar un plan de trabajo eficaz y eficiente, y sobre todo personalizado, para afrontar el desafío con motivación y confianza. «Preparar los exámenes finales es, en cierta manera, como preparar una maratón. Hay que asegurarse de llegar a meta con la misma fuerza y energía que cuando se empieza. Y con un programa de estudio correcto e individualizado, y cierto grado de disciplina, los estudiantes pueden conseguir grandes resultados el día del examen».

Como punto de partida, Petrie apuesta por que el alumno disponga de un entorno de estudio favorable, puesto que los estímulos que reciba pueden incidir positiva o negativamente en el bienestar y la concentración del alumno. Recomienda eliminar todo tipo de distracciones, incluso si ello supone tener que alterar el entorno de trabajo, así como evitar teléfonos móviles, aparatos de música, ordenadores… y tener a mano únicamente el material necesario para el estudio.

La organización es otro aspecto fundamental. Beatriz Mera, directora de Bachillerato de TEMS, The English Montessori School, aconseja crear un horario de estudio que permita distribuir el temario de manera equilibrada y evite la acumulación de tareas en el último momento. «También es fundamental mantener los apuntes, libros y recursos ordenados para poder acceder a ellos fácilmente y aprovechar al máximo el tiempo de estudio». En esta línea Petrie matiza la conveniencia de fijar un calendario realista que combine horarios de estudio y de repaso, y que incluya momentos dedicados al ocio o el descanso. Y sobre todo, enfatiza, «emplear el tiempo de forma inteligente. No hay que caer en el error de pensar que mientras más horas se dediquen al estudio, más efectivo será este: contemplar ratos de descanso, para comer, dormir o hacer deporte es fundamental para que el tiempo dedicado al estudio sea provechoso». Definir metas alcanzables para cada sesión ayuda a mantenerse motivado y a valorar el progreso«, asegura Beatriz Mera.

Emplear la mejor estrategia de estudio ayuda también a rentabilizar el tiempo. Para que sea efectivo, cada estudiante debe escoger el método de estudio que se adapte mejor a sus necesidades. A sus alumnos, Petrie les propone diferentes enfoques y los anima a probar cuál puede funcionar mejor para ellos. Intercalar los temas a la hora de estudiar, interrelacionar ideas, hacer diagramas… El listado es infinito «pero solo tendrá sentido si al final del día dedican un tiempo muy valioso a reflexionar sobre lo que ha funcionado bien y sobre lo que tienen que seguir trabajando».

Los expertos coinciden en que el estrés no siempre debe entenderse como algo negativo, ya que en la dosis correcta puede mejorar la concentración, el enfoque y la adquisición de nuevas habilidades y conocimientos. También es cierto que cuando el estrés traspasa los niveles óptimos puede conllevar sentimientos de bloqueo emocional, inseguridad, preocupación excesiva o ansiedad. Esto es especialmente sensible en la época de exámenes. Por ello, Petrie incide en la necesidad de dedicar tiempo a poner en práctica la resiliencia para proteger la estabilidad emocional de los jóvenes. «En el colegio les enseñamos los mecanismos para actuar ante un contexto estresante o en el que se pueden sentir ansiosos. Los animamos a practicar la meditación, el mindfulness o el yoga, y les preparamos para que sean capaces de devolver la mente a la calma, ya sea a través de técnicas de relajación como la respiración o aprendiendo a expresar sus emociones y a poner su desasosiego en perspectiva».

La directora de Bachillerato de TEMS también considera importante en estas fechas tener un buen rendimiento físico para oxigenar el cerebro y rendir mejor en las sesiones de estudios. «Es positivo aprovechar para realizar los deportes que más gusten o permitan conectar con la naturaleza. Y una buena alimentación es un factor clave que contribuye a un mejor rendimiento cognitivo y a una mayor concentración. Por ello, es esencial aprovechar para comer saludable en esta época en la que la disciplina debe ser mayor», concluye.