Una experta en sueño explica el método matemático para ayudar a dormir bien incluso a los bebés más difíciles

La principal equivocación que cometen los padres es, explica Ametller, «mantener los mismos horarios del reloj, a pesar de que las necesidades de los pequeños cambian en invierno. Esto provoca que los pequeños estén más irritables y cansados y aumenten los despertares nocturnos«.

Muchos de los conceptos que aplica esta experta, afirma, «son nuevos, basados en métodos matemáticos y van en contra de la información que se comparte desde el siglo pasado pero lo principal -recalca- es ayudar a las familias con bebés a reducir los despertares nocturnos y garantizar su bienestar, manteniendo la lactancia materna y sin necesidad de que el niño llore o aprenda a dormir solo, sin abrazos. Ningún bebe debería sufrir para dormir bien«.

¿Cuántos días dura el trastoque del cambio de horario?

Esto va a depender de si los padres pueden o adaptar los horarios de sus peques a su biología. Me explico: Si una familia tiene la libertad de simple y sencillamente dormir y despertar más temprano, en realidad los pequeños lo van a agradecer y van a dormir más y con menos despertares. El problema está cuando la familia no tiene esa libertad... Porque en ese caso lo que sucede es que se fuerza al pequeño a ir en contra de su biología y entonces depende de la capacidad de adaptación del pequeño. El cambio de hora del reloj no es como un jetlag de cambio de zona horaria, en realidad el cuerpo no necesita mover su reloj biológico, y todos lo podríamos llevar mucho mejor si simplemente adelantamos nuestra rutina para dormir y despertar antes.

¿Le pasa a los bebés lo mismo que a los adultos, que unos son más dormilones o no que otros?

Sí, de hecho, en términos de ritmo biológico, todos los seres vivos tenemos un reloj interno y hay variantes. Nosotros los identificamos: Los Koalas, los Mañaneros, los Osos, los Búhos y los Delfines. Cada cronotipo tiene una hora óptima de dormir y de despertar, pero no en función de la hora del reloj, sino en función del medio día solar, ya que el ritmo biológico se ajusta o responde a la intensidad de la luz a lo largo del día. Es por esto que, algunos pequeños y adultos llevan mejor el cambio y otros no. Los 'Búhos' por ejemplo, lo van a llevar mucho mejor porque no tendrán que despertar tan temprano, y para ellos el cambio les va fenomenal.

En cambio, a los 'Mañaneros' les va fatal porque cambia su hora de dormir por la noche a más tarde de lo que su biología necesita. Y cuando dormimos más tarde, dormimos en estado de alerta y nuestro sueño profundo se ve afectado, dando como resultado un sueño inquieto, y muchas veces despertares nocturnos.

La mayoría de la población tiene el cronotipo 'Oso'. Para los pequeños 'Osos' (4 meses a 10 años) la hora óptima para empezar la noche es 7.5 horas después del medio día solar de acuerdo a mi investigación. El reto aquí es que las familias se adapten y respeten este horario, lo cuál es difícil en la cultura española.

¿Por qué unos niños duermen mejor que otros, sin tantos despertares? Hay padres que literalmente se vuelven locos.

De acuerdo a mi investigación, que unos bebés duerman mejor que otros depende muchos factores, todos biológicos. Para dormir bien, necesitamos iniciar la noche con pocos mensajeros de alerta y muchos mensajeros de sueño y relajación. Uno de los más importantes es la adenosina.

La adenosina se produce en el cerebro como residuo de la utilización de ATP, la molécula de energía del cuerpo. A mayor actividad neurológica, mayor utilización de ATP y mayor cantidad de Adenosina. En la literatura científica, encontrarás un concepto llamado 'Presión de sueño', que en pocas palabras es la concentración de Adenosina. Y aquí es donde se pone interesante. Diferentes cerebros producen diferentes cantidades de adenosina y también tienen una tolerancia diferente a la misma.

Para dormir bien, necesitamos una presión de sueño óptima, pero hay bebés que tienen más tolerancia y otros menos. Si logramos dormir en el punto de presión de sueño óptimo, el bebé dormirá bien, solo que es más difícil encontrar este punto en bebés con menor tolerancia y con más actividad neurológica. Pero es posible ayudar hasta a los bebés más difíciles a dormir bien, ya que, gracias a la tecnología y modelos matemáticos, podemos calcular en tiempo real cada esa hora óptima de dormir incluso en los casos más complicados.

¿Dónde estaría la clave?

Si tienes un Mañanero, que debería de dormir 6.5 horas después del mediodía solar, su producción de melatonina y otros mecanismos es temprano. Pero si lo fuerzas a dormir más tarde, producirá hormonas de alerta para mantenerse despierto más tiempo, tendrá menos melatonina y terminará con un sueño inquieto, poco sueño profundo, con múltiples despertares y mucha irritabilidad. Es esto a lo que llamo estado de alerta.

Si por el contrario, tienes un Búho, cuya hora óptima de dormir es medio día solar + 8.5hrs, y lo duermes temprano, lo más probable es que duerma bien unas horas y después despierte y no pueda volver a dormir en 1 o 2 horas. Es lo que yo llamo partir la noche y es el resultado de poca presión de sueño y dormir más temprano de su hora óptima.

Hay más factores, pero en resumen, todos los bebés pueden dormir bien si logramos llegar a la noche con pocos mensajeros de alerta, presión de sueño óptima, y que se vaya a la cama a la hora óptima de dormir de acuerdo a su cronotipo. Es por eso que los programas de sueño deben ser personalizados e integrales, no hay dos cerebros iguales, pero todos pueden dormir bien.

¿En qué consisten esos métodos de relajación? ¿Coger al bebé, sí o no?

Nuevamente depende del bebé, sus necesidades y su cerebro. Y si, coger al bebé y caminar con él es una técnica de relajación muy eficiente y está comprobada por la ciencia. Nosotros partimos del concepto de bajar los mensajeros de alerta y de aumentar los mensajeros de sueño y relajación. Si un bebé está irritable o con llanto, es porque sus mensajeros de alerta ya están muy altos y necesitamos bajarlos a toda costa. El objetivo es evitar que el bebé llegue a esos extremos mediante buenos horarios de siestas y cuidando el equilibrio entre estimulación, actividad y relajación. Los métodos de relajación dependerán del bebé, algunos necesitan más que otros.

Por ejemplo: Hay bebés que al ponerlos en el cochecito y dar una vuelta por el parque es suficiente para relajarse y dormir. Otros, tomar teta y sentir el calor y cercanía de mamá es suficiente. Pero hay otros con una mayor sensibilidad y saturación sensorial que van a necesitar más ayuda y más tiempo para bajar esos mensajeros de alerta porque simple y sencillamente producen más.

El caso más común son pequeños con sensibilidad auditiva, a luz o táctil. Estos bebés absorben más información de su entorno y por lo tanto procesan más información. También tienen una tendencia a sobreestimularse y excitarse más fácilmente, produciendo muchos más mensajeros de alerta. Para estos pequeños, necesitamos utilizar ejercicio de regulación propioceptiva pero hay que valorar primero su sensibilidad propioceptiva también.

¿Es un grave error esperar hasta que se duerma, junto a él?

No... Esta concepción viene del siglo pasado y ha sido repetida en entrenamientos de sueño y las famosas «malas» asociaciones de sueño. Tengo comprobado, con mis hijos y con las más de 300 familias a las que he ayudado a dormir bien, que ni el dar teta y ni el dormir cerca del niño ni el quedarse con ellos hasta que se duerman va a afectar negativamente el sueño. Al contrario, esto les ayuda a sentirse seguros y producir más hormonas de relajación que les ayudará a tener un sueño más profundo y reparador.

Ahora, es verdad que las familias modernas desean independencia de sus hijos. Creemos que se puede llegar a esa independencia cuando los pequeños lleguen a la de dormir muy relajados y satisfechos. Pero es importante subrayar que esto es por un deseo de mamá y papá, no una necesidad del niño. Todos los pequeños del mundo van a elegir siempre estar y dormir cerca de sus padres hasta su pubertad, que es cuando ellos ya empiezan a buscar su independencia.