El estilismo de la Reina Isabel II

Su ropa debe ser resistente a las arrugas y al viento , que le permita entrar y salir de los coches sin problema y lo suficientemente holgado para poder levantar el brazo para saludar sin sentirse incómoda. En una ocasión confesó que siempre lucía colores llamativos para poder ser reconocida entre la multitud . «Si vistiese de beige nadie sabría dónde estoy» , explicó riendo.

Feliz por haber seguido el ejemplo de su madre, y elegir al modisto Norman Hartnell para que diseñase muchos de sus trajes , incluyendo el de su boda y el vestido que lució en su coronación . A partir de 1951 contrató a Hardy Amies como su modisto hasta el Golden Jubilee 2002, cuando se retiró. Durante una entrevista, Amies confesó que la reina Isabel II no era una mujer a la que le entusiasmase la moda. «A ella no le importa. Escucha nuestro consejo y decide. Suele vestir zapatos viejos porque le resultan más cómodos. Tiene total aversión al consumo desmesurado », explicó.

Su asistente personal, Ángela Kelly siente admiración por la reina desde sus inicios. «Me encanta la reina y todo lo relacionado con ella» , dijo en 2007 durante su única entrevista realizada hasta la fecha, y agregó, «Me preocupo mucho por ella y ella se preocupa por mí. El reconocimiento es mutuo », afirmó reconociendo que una vez la reina le expresó su agradecimiento diciendo que «formaban muy buen equipo juntas» . Ángela es la responsable de contratar nuevos diseñadores que vistan a la monarca. « La comodidad es lo más importante a tener en cuenta a la hora de elegir un diseñador para ella. Nos aseguramos de que la longitud de la falda sea la adecuada para sentarse sin que se noten los botones. Enviamos muestras de tela y bocetos a palacio para una primera prueba, la reina es una profesional y sabe lo que quiere », comentó. Uno de sus descubrimientos más importantes fue Rachel Trevor-Morgan , creador de más de 350 sombreros para Isabel II desde hace más de 35 años.

El peinado también es igual de importante que el atuendo elegido. Su peluquero de confianza, Ian Carmichael es un miembro clave del equipo estilista de la reina. Viaja una o dos veces a la semana al lugar donde se encuentra la soberana para mantener los rizos en perfecto estado. «Hablamos de todo, pero nunca nada personal », dijo durante una entrevista.

Entre sus más preciadas posesiones son 30 abrigos de piel que ya no utiliza. Juntos forman una de las colecciones más fabulosas del mundo de la alta costura real .