El auge de la comida rápida y saludable en Madrid

Uno de los ejemplos más claros es la cadena Honest Greens. Inauguraon su primer local hace año y medio en el paseo de la Castellana, 89, en pleno centro financiero de la capital. Fue el primer restaurante de Europa en apostar por una cocina rápida pero saludable y de la mano de un equipo de chefs formados en los mejores estrellas Michelin. Una fórmula que en Estados Unidos capitanean grandes cocineros como Daniel Humm, chef de Eleven Madison, uno de los mejores del mundo según The World’s 50 Best Restaurants, que acaba de abrir sus concepto de «comida rápida de calidad» Made Nice en NYC, o el español José Andrés con su cadena Beefsteak, que empezó en Washington.

Honest Greens es un espacio apto para todo tipo de públicos (celiacos, intolerantes a la lactosa, veganos, etc.) y de dietas (mediterránea, baja en carbohidratos y paleo). Su oferta está basada en las mejores verduras frescas de temporada y otros ingredientes plant based (de origen vegetal) aunque también cuenta con excelentes carnes y pescados de producción sostenible y de proximidad.

El éxito de esta fórmula de «alta cocina informal y sana», una revolución verde del fast food que aúna salud, sabor y diversión , ha sido tal que, además de albergar largas colas cada mediodía –no admite reservas–, la marca ha emprendido su expansión. Primero por Madrid, con la apertura entre junio y julio de dos nuevos espacios, después por todo el territorio nacional –en noviembre llegará a Barcelona– y en 2019 fuera de nuestras fronteras.

El segundo Honest Greens está ubicado en el número 100 de la calle Hortaleza, en el barrio de Las Salesas y muy cerca de Chueca . Su decoración está inspirada en una casa rural, con materiales reciclados, maderas sin tratar, ladrillo visto (en honor a la honestidad de su propuesta) y abundante vegetación, destacando las vides antiguas recuperadas que cubren el techo. Cuenta con capacidad para 110 comensales distribuidos en mesas altas y bajas, una zona lounge con sofás y dos terrazas integradas, así como con una cocina vista en la que se puede ver trabajar al equipo y donde se exponen todos los ingredientes, invitando al comensal a confeccionar su propio plato o menú.

Como el restaurante primigenio, el nuevo local promueve una alimentación rica, saludable, apta para todos los días y a precios más que razonables. Una cocina que definen como «comida real», ya que se basa en una materia prima que , sin necesidad de recurrir a etiquetas como eco y bio que encarecen el producto, ha sido obtenida de forma artesanal y 100% sostenible. Un 90% de los ingredientes que se utilizan son verduras , procedentes en su mayoría de huertos madrileños, aunque, persiguiendo la estacionalidad del producto, también se traen de Navarra o Almería .

La mayoría de las guarniciones, las salsas y los aliños (plant based) son aptos para el público vegano y vegetariano, aunque también hay un hueco para los amantes de las proteínas: la ternera es free range (de pasto, criada en libertad) de Miraflores de la Sierra, el pollo es de granja y el pescado proviene de aguas nacionales y prácticas responsables con el medio marino. «Nuestro compromiso es ser honestos con nuestros clientes », explica el chef Benjamin Bensoussan, «ofreciéndoles un producto nacional, de la mayor calidad y naturalidad posibles, pero sin que ello repercuta en la factura final».