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Álex Lequio: «He utilizado el mundo del corazón para ganar dinero»

El hijo de Alessandro Lequio y Ana Obregón habla por primera vez sobre su vida entre famosos y su negocio de asesoría de marcas

Alex Lequio posa para ABC BELÉN DÍAZ

Marisa Gallero

Para su primera entrevista, Alejandro Lequio nos cita en la sala de reuniones de uno de sus socios, porque su oficina es «un espacio reducido para siete personas» . Tras estudiar en EEUU, con sólo 23 años, y una gran seguridad, ha creado una empresa, Polar Marketing, reivindicándose por encima de los apellidos de sus padres, Ana García Obregón y Alessandro Lecquio .

Su objetivo es proyectar la imagen de una marca a través de líderes de opinión, centrándose en el mundo de la moda y el ocio. Mientras posa para las fotos, sin saber qué hacer con las manos, serio y educado, comenta entre risas. «¿Ves por qué no soy de ese mundo?».

Polar Marketing nació mientras estaba estudiando en Estados Unidos…

Fue la pasión de dos jóvenes estudiantes por descubrir el inexplorado mundo del metaconsciente humano, mientras estudiábamos en la Universidad de Duke. A raíz de esa curiosidad, fuimos descubriendo los factores que ejercen mayor influencia sobre la decisión de compra de un cliente potencial. Cuando se ofrecen servicios de marketing no se tiene en cuenta los diferentes perfiles de consumidor que se mueven por distintos océanos. Pescamos donde están los peces… y cuando tienen hambre.

Durante los años que estuvo en Duke también tenía cerca a su madre, Ana García Obregón…

Ella tenía trabajo en Miami, e intento compaginar el trabajo con mis estudios en Carolina del Norte. Hubo una época que mi madre le cogió manía al Neuromarketing. Queríamos conocer cómo piensa el consumidor, y le echaba horas y horas…

«Soy el fruto de su esfuerzo» dijo de su madre cuando se graduó.

Es una persona a la que admiro mucho, que se ha esforzado, que tomó un camino totalmente diferente al de su familia, y que me ha demostrado todo lo que vale. Es una persona que mano a mano hemos podido afrontar muchas cosas. Es un ejemplo a seguir, obviamente no en su sector, pero sí como una figura.

Ella dijo que se sentía como cuando desfiló el equipo de España en las Olimpiadas…

Toda madre siente satisfacción, cuando ve a su hijo estar dentro de los 10.000 estudiantes más inteligentes y preparados y más si te gradúas cum laude becado en la octava Universidad del mundo, estudiando Economía, Ciencias Políticas y Filosofía.

Ya que ha estudiado Políticas, ¿qué político cree que lo está haciendo mejor en este período sin Gobierno?

Me identifico con Albert Rivera. Le veo como un joven que está intentando hacer lo suyo con unas ganas tremendas… Representa muy bien a chicos como nosotros que somos emprendedores. Su mentalidad es muy anglosajona.

¿Recibió ayuda para crear Polar Marketing?

Tenemos un modelo de negocio bastante eficiente. Empezando con recursos limitados por una cuestión de principios. No soy de atajos. Empezamos con una inversión propia. De hecho, las únicas veces que me habéis visto en televisión han sido para financiar mi empresa, utilizando el mundo del corazón para conseguir ingresos, con una finalidad corporativa.

Alex Lequio con su padres ABC

Han creado una métrica, Crypton, para conocer el impacto de una acción con un margen de error mínimo…

El nombre es por la película de Superman, aunque lo enfocamos más como el superhombre de Nietzsche. Esta métrica mide la capacidad de un influencer, un líder de opinión, para introducir tendencias en el mercado. Hacemos un estudio que señala cuál es la persona que te va a comprar el producto, cómo se lo tienes que vender…

¿Su madre sería una influencer?

Sí. Pero hay que tener en cuenta que un influencer no es un famoso, puede ser cualquiera que ejerza influencia en un círculo reducido, dirigido al target del producto que estás gestionando.

¿Y Pablo Iglesias?

Pablito podría vender muchas cosas. De hecho, creo que se está vendiendo bastante bien. En marketing es muy bueno.

Con 23 años muchos jóvenes ni siquiera tienen trabajo, dirán que lo tiene muy fácil por ser Alejandro Lequio…

Eso lo tengo muy presente. Por ello, tenemos un programa, Polar 360, para ayudar a jóvenes que empiezan. Les invitamos a mandar su modelo de negocio y su plan de marketing, y les asesoramos gratuitamente. Polar Marketing es una empresa que empezó en un desván de un amigo y podríamos haber estado en un piso de 300 metros. Intento conseguir todo por mis propios méritos.

¿Cómo joven emprendedor es fácil arrancar una empresa en España?

No hay mucho apoyo por parte del Gobierno, sabiendo que es el futuro motor de la economía. En Estados Unidos el emprendimiento es una religión. En España es una guerra para llegar. La mayor dificultad es la falta de información.

¿Le ha pedido consejos a su abuelo Antonio García Fernández?

A mi abuelo siempre le he visto como un ejemplo a seguir. Me ha influenciado mucho. Me aconseja en la forma de afrontar nuevos retos, de nunca venirme abajo. Pasando tiempo con mi abuelo supe que quería orientar mi carrera a investigar cómo piensa la gente.

¿Es difícil luchar contra una etiqueta?

Estoy muy orgulloso de mi apellido, pero poco a poco me estoy incorporando al ámbito corporativo y me gustaría dejar de lado todo el corazón. Me encanta ese mundo, porque he nacido en él y es algo que he palpado desde que soy pequeño. Pero tengo otras ambiciones. No es ni bueno ni malo, simplemente no soy así. Mi madre es artista, y es la mejor artista de España. Pero yo soy más de números.

¿Qué tiene de su padre Alessandro Lequio?

A la hora de enfrentar retos, a parte de mi abuelo, me ha enseñado muchísimo mi padre, que es una persona muy lista. Tuvimos una reunión con unos alemanes, y me sentó y me transmitió confianza. Y ahora estamos llevando campañas de dos grupos textiles enormes.

Sus padres han sabido ser amigos...

La amistad es todo dentro del núcleo familiar.

Le describían como un niño rebelde…

Creo que para ser rebelde tienes que tener conciencia de ello. Con tres años es muy difícil tenerla. Yo no era rebelde, sólo era un chico travieso.

Mi recuerdo suyo -y me interrumpe la frase antes de terminar con una sonrisa-…

Mordiendo micrófonos, como todo el mundo… Todos los niños tienen sus travesuras, pero da la casualidad que la mía salía en la tele y se acuerdan. Somos todos iguales.

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