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La vida de la duquesa de Alba, dos veces viuda y exiliada por las guerras

Cayetana Fitz-James Stuart vivió en París y en Londres, recibió una educación exquisita y hablaba cinco idiomas

La vida de la duquesa de Alba, dos veces viuda y exiliada por las guerras raúl doblado

aurora vasco

María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva –nombre completo de la duquesa de Alba – nació en Madrid el 28 de marzo de 1926. El Palacio de Liria fue el lugar donde María del Rosario de Silva y Gurtubay –su madre, marquesa de San Vicente e hija única del duque de Híjar– dio a luz a la que se convertiría en duquesa de Alba con el paso del tiempo. Sin embargo, la tuberculosis alejó a doña Cayetana del cariño de su madre muy pronto, pues murió en enero de 1934 cuando todavía era solo una niña de 8 años, y de ella recogió pocos recuerdos porque en su familia procuraban que ambas no coincidieran para evitar el contagio.

«Tanuca», como María del Rosario de Silva llamaba a su hija, contó siempre con el apoyo de su padre –Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó–, y fue educada por su abuela materna y por institutrices (la primera de ellas fue Miss Willison) tras el fallecimiento de su madre. A los exquisitos conocimientos que adquirió durante su infancia se añadieron las vivencias que acumuló en sus múltiples viajes, que comenzaron siendo todavía muy niña cuando tomó fuerza la Segunda República y el duque de Alba optó por partir a París.

La Guerra Civil, desde Londres

Pasaron los años y estalló la Guerra Civil en 1936, año en que los Alba decidieron alejarse de España ubicando su residencia en Londres, ciudad donde el padre de doña Cayetana fue nombrado embajador. Su morada en Madrid, el Palacio de Liria, quedó destruida en su mayor parte después de sufrir un bombardeo por parte de la aviación franquista, aunque por fortuna pudieron salvarse los tesoros artísticos más importantes de la familia : muchos de sus cuadros fueron puestos a salvo en los sótanos del Banco de España.

Compartió tardes de juego con la Reina de Inglaterra

Sin embargo, estar alejada de España no fue un escudo contra las penurias de la guerra, y la duquesa de Alba sufrió en su propia piel los bombardeos de los que fue objetivo la capital británica durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de ello, doña Cayetana prosiguió con su educación –hablaba cinco idiomas, y entre sus compañeros de estudios se contaba un nieto de Tolstoi– y sus rutinas, entre las que se recuerda la anécdota de que compartió juegos con la Reina Isabel II. Cayetana de Alba no se convirtió en Jefa de la Casa de Alba hasta el 24 de septiembre de 1953, cuando murió su padre. Fue entonces cuando recibió el título de decimoctava duquesa de Alba.

Tres matrimonios y seis hijos

Su regreso a España trajo de la mano sus primeros amores. Nunca se confirmó que la duquesa de Alba mantuviera un noviazgo con el torero Pepe Luis Vázquez , pero sí se especuló que entre ambos hubiera surgido algo más que una bonita amistad que no quedó nada más que en un idiolio adolescente. Ella tenía 17 años y él 20, pero la buena relación de doña Cayetana con el diestro se notaba en las plazas a las que ella acudía para verle –él llegó incluso a brindar un toro en Las Ventas.

Cayetana de Alba se casó con el ingeniero industrial Luis Martínez de Irujo el 12 de octubre de 1947, en la catedral de Sevilla, por todo lo alto. La prensa internacional llegó a calificar el enlace como la «boda más cara de la historia» por su elevado coste : 20 millones de pesetas –120.000 euros– aproximadamente. El novio, hijo de los duques de Sotomayor y marqueses de Casa Irujo, fue el padre de los seis hijos que ha tenido la duquesa de Alba: Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart.

En 1972, Cayetana de Alba quedó viuda, estado en el que se mantuvo hasta seis años más tarde, cuando volvió a pasar por el altar de mano de Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate. Con su segundo esposo, doctor en Teología y exjesuita, no tuvo hijos, pero compartió su vida hasta que de nuevo la muerte le separó del hombre que había escogido para habitar su corazón en 2001. La duquesa de Alba sufrió un duro golpe emocial durante el cual pudo apoyarse en el incondicional amor de sus hijos.

Alfonso Diez, su último marido

Once años pasaron hasta que doña Cayetana volvió a contraer matrimonio, dejando con la boca abierta a todos los que pensaban que casarse con 85 años era algo imposible. El 5 de octubre de 2011, la duquesa de Alba dejó claro que la edad no era un obstáculo para pasar por la vicaría con Alfonso Diez Carabantes, un funcionario 24 años más joven que ella. Sevilla, la ciudad del duende que más engatusó a la duquesa durante toda su vida, fue protagonista de excepción del último enlace de esta madrileña que siempre vio en tierras andaluzas su refugio favorito.

La capilla de la Casa de las Dueñas, lugar donde vivía la duquesa, fue el escenario donde poco antes de las 13:30 horas, Cayetana de Alba y Alfonso Diez se daban el «sí, quiero». Luciendo un vestido de color rosa pálido firmado por los modistos sevillanos Victorio y Lucchino , la duquesa de Alba demostró su felicidad por la boda quitándose los zapatos de Pilar Burgos que había elegido para la ocasión y bailando delante del curioso público que se había congregado en Sevilla para dar su enhorabuena a esta Grande de España. Alegría, y sobre todo mucha energía –que ha derrochado a toneladas viajando por el mundo en edades avanzadas y disfrutando de los toros y las sevillanas como nadie–, corría a raudales por la ciudad de la Giralda. Una energía que mantuvo la duquesa hasta el final de sus días.

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