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El amor de Jota Peleteiro llevó a la modelo sevillana hasta Éibar

Jessica está muy integrada en la localidad vasca, donde las vecinas aseguran que es discreta

El amor de Jota Peleteiro llevó a la modelo sevillana hasta Éibar gtres

i. Reyero / B. García

La familia Pantoja mira con ansiedad el mapa en busca de Éibar, localidad vasca de 27.000 habitantes en el límite de Guipúzcoa con Vizcaya, abrazada por la autopista que une San Sebastián con Bilbao. Hasta aquí -unos mil kilómetros de distancia desde Sevilla- se ... acaba de mudar Jessica Bueno, la mujer que convirtió en abuela a Isabel Pantoja. La modelo sigue el dictado de su corazón y se traslada a Éibar para estar con su nuevo amor, el futbolista Jota Peleteiro. Poco parece importarle a Jessica el acuerdo alcanzado con Kiko Rivera sobre la custodia del pequeño Francisco, rebautizado como «Patxirrín» por sus nuevos vecinos.

Jessica, lejos de amilanarse por la familia paterna de su «lucerito», se deja ver a diario por el centro del pueblo, radiante junto a su pareja y su niño, y acompañada también por su madre en esta aventura vasca. «Aquí estoy muy tranquila, la gente es muy cariñosa conmigo y se come genial», declaró esta semana a «El Diario Vasco» , asegurando haber hallado la estabilidad al lado de «Jota», al que suele ir a ver a jugar sus partidos en el estadio local de Ipurúa. La pareja vive ahora en la casa que el jugador alquiló en un céntrico bloque de pisos de nueva construcción nada más recalar en Éibar, junto al «batzoki», sede social del PNV . Aunque algunos especulan ya con que estarían pensando en mudarse a otro lado, quizá fuera del pueblo.

Tras la pista de su amado

La historia de amor de Jessica Bueno y Jota Peleteiro comenzó este verano. Apenas unos meses después de poner fin a su relación con Kiko Rivera, sus respectivos perfiles en las redes sociales se convertían en el escaparate de su idilio. Pero el calendario estaba a punto de jugarles una mala pasada. Jota Peleteiro, entonces jugador del Castilla -filial del Real Madrid- , tenía que regresar al Celta de Vigo , el equipo que lo había cedido por una temporada al conjunto blanco. Sin ni siquiera haber degustado las mieles del éxito -jugó como suplente tres partidos, en los que no anotó un gol-, Jota Peleteiro volvía a Vigo.

Su principal asesor, su padre, no encajó muy bien que su hijo no despuntase en el primer equipo con la misma fuerza con que brillaba en Segunda, y su paso por el Castilla ratificó lo que el club vigués en su momento adelantó. Los resquicios de entonces obraron en esta segunda cesión, sentenciada desde el principio. Lejos del glamour que anheló luciendo la camiseta del Castilla, Jota Peleteiro vuelve a ser reclamado desde las gradas, admirado por la afición...

Desde que llegó a la Sociedad Deportiva Éibar , a principios de verano, se ha convertido en un jugador determinante. «Se ha adaptado muy bien, está encantado de vivir aquí. Es un chaval supernormal, ni humilde ni extravagante», aseguran a ABC las mismas voces que subrayan la confianza adquirida por «Jota» en pocos meses. Los más pequeños incluso le piden autógrafos. En cambio, las jóvenes no dudan en fotografiarse con la modelo, a la que es fácil situar si preguntas a los vecinos que asisten, con una mezcla de incredulidad y desinterés, al revuelo mediático generado por la mudanza de la ex de Paquirrín. «La chavala pasa inadvertrida, pero parece cariñosa, muy natural. Casi siempre sonríe», afirman dos señoras. «Se le ve yendo a El Corte Inglés, con el carro, como una más».

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