Fran Rivera: «Soy incapaz de cumplir con las obligaciones de la pareja»
«Soy un conquistador insaciable», dice en la demanda presentada para obtener la nulidad
ana asensio
A poco menos de dos meses de contraer matrimonio por segunda vez, Francisco Rivera Ordóñez vuelve a encontrarse con los fantasmas de su pasado tras desvelarse en distintos medios algunos aspectos de la demanda de nulidad eclesiástica que el diestro presentó ante el Tribunal de ... la Rota en 2009, para romper definitivamente su unión con Eugenia Martínez de Irujo, con quien se casó en una multitudinaria boda en Sevilla en 1998.
Una decisión a la que nunca se opuso la hija de la duquesa de Alba, pero sí a reconocer cualquier aportación personal en su contra, por lo que a Francisco no le quedó más remedio que echarse a la espalda todo el fracaso de la relación, presentándose ante las autoridades eclesiásticas como un hombre poco dado a la familia, desvelando determinados aspectos controvertidos de su matrimonio y asegurando que su desestructurada infancia le marcó de tal manera que le convirtió en un hombre incapaz de asumir un compromiso.
«Soy un conquistador insaciable, incapaz de cumplir con mis obligaciones en la pareja», desvelaba, al tiempo que admitía sus errores durante el noviazgo y el posterior matrimonio con Eugenia, con la que, según él, se casó porque no le quedó otra salida. La presión mediática y también la de su novia le llevaron a pasar por la vicaría pese a los consejos de su círculo más próximo, includa su madre, Carmina Ordóñez, que el día antes de la boda le dijo que aún estaba a tiempo de salir corriendo, tal y como consta en la documentación presentada ante el tribunal eclesiástico.
Rivera relata que, ya convertidos en marido y mujer, toda la relación estuvo marcada por las faltas de respeto, broncas diarias, celos, su falta de compromiso y sus infidelidades, lo que desembocó a los pocos meses del nacimiento de su hija Cayetana en la separación de la pareja. Según la versión del diestro, su matrimonio duró apenas un año y medio, separándose en 1999, y no en 2002, que fue cuando se anunció públicamente.
Demasiado sincero
Todo un rosario de intimidades del que Francisco, empeñado en conseguir la nulidad a toda costa, no fue capaz de calibrar el perjuicio que le podría causar. Sin ir más lejos, durante el proceso que la pareja mantuvo en los tribunales por la custodia de su hija Tana , como se conoce familiarmente a la niña.
Aunque el diestro tachó ante el juez a su exmujer de inestable y de tener fuertes cambios de carácter, la duquesa de Montoro no tuvo que hacer muchos esfuerzos para desacreditar al que fuera su marido, porque el propio torero ya se había descalificado a sí mismo con anterioridad en el documento en el que solicitaba la nulidad matrimonial. Unas jugosas declaraciones que sirvieron de prueba a la parte contraria en el juicio por la custodia, que finalmente le fue concedida a la madre, y que consiguieron que Eugenia, que en un principio no había puesto ningún impedimento para anular su matrimonio, se replanteara la situación y decidiera no colaborar todo lo necesario para facilitar los trámites exigidos para finiquitar su unión con el torero ante Dios y la Iglesia.
Un novio nada ideal
Y por si todo esto fuera poco, ahora Francisco, que anunció a golpe de talonario en la revista «¡Hola!» su boda con la abogada andaluza Lourdes Montes el próximo 14 de septiembre en Ronda , vuelve a ser prisionero de unas palabras que en estos momentos cobran una especial relevancia cuando ya está cercano su enlace. Porque, a pesar de que esas revelaciones fueron el medio para conseguir un fin, a ninguna mujer a punto de casarse le gustaría especialmente que le recordaran cómo se definió su futuro marido a sí mismo para argumentar el fracaso de su primer matrimonio.
No obstante, Lourdes ha demostrado ser una mujer muy segura de sí misma que sabe lo que quiere y cómo lo quiere: ya confesó que había puesto el cortejo muy difícil a Fran porque desconfiaba de él. Sin duda, el diestro ha madurado. Por eso, con toda seguridad pasará de puntillas por este tema, que, después de tantos años, parece ser que se ha removido intencionadamente para tratar de aguarles los preparativos de su boda.
Pero en esto, como en todo, no hace daño quien quiere, sino quien puede, y con Francisco y Lourdes, de momento, no puede nadie.
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