Cerveza artesana para el implacable paladar español

La elección de la ubicación fue lo más sencillo de iniciar el negocio. En el centro de Madrid, el barrio de Malasaña actúa como una auténtica incubadora de negocios que acoge y exprime a gran velocidad . El perfil de sus vecinos es de profesionales jóvenes, extranjeros y otras tribus abiertas a recibir con amabilidad, casi cualquier iniciativa que se salga de la norma.

A pesar de ello, los comienzos no fueron fáciles: «Durante meses no venía nadie y la gente que venía, lo hacía para ofenderse por los precios». Hoy, el barrio se ha convertido en uno de los ejes de referencia en cuanto a cervecerías especializadas y pagar un poco más por un producto de calidad no escandaliza a nadie. La tienda ahora, es el principal motor de Cervezorama.

La crisis económica, una caída constante del consumo por habitante desde 2006 y la escasa variedad del paladar español (en nuestro país una gran mayoría de la cerveza que se consume es de tipo Lager) fueron las primeras barreras que se encontraron este grupo de emprendedores. La manera de sortearlas, comenta Huete, es hacer un márketing «pedagógico» y «crear la necesidad» con talleres, cursos de elaboración de producto y catas.

La venta «a puerta fría» a los establecimientos reconoce que es poco efectiva, pero cuando el cliente iniciado comienza a demandar en su bar de siempre otro tipo de bebida , ellos responden están ahí para cubrir la demanda.

El trabajo discreto pero efectivo de los pequeños productores y vendedores de cerveza artesana ha tenido un fuerte impacto sobre el público en pocos años, prueba de ello es que en el mes de septiembre, Mahou, una de las grandes, pondrá a la venta sus propias «birras» artesanas en la capital.

Una de las características de los negocios que florecen de la vocación de sus propietarios y la falta de financiación es, como recuerda Huete, «la sensación de no llegar nunca a ningún sitio. Lo ideal sería que tuviéramos estructuras más profesionales », los nuevos emprendedores son comerciales, empresarios, expertos en redes sociales, tenderos y varios oficios más, a la vez.

A esto se suma la falta de estudios reglados para convertirse en «maestro cervecero» en un mercado todavía incipiente en España.

Familiares y amigos se convierten en improvisados «business angels», el crowdfunding es la mejor (o la única) línea de crédito pero, las facturas y el dinero inmovilizado de estos negocios son al estilo tradicional, recordatorios de que las ventas no pueden caer más de la cuenta.

En el caso de Cervezorama, el stock se lleva una parte importante del gasto, así como la inversión en equipo para envejecer cervezas o mantener funcionando su pequeña fábrica en Noblejas, Toledo, de donde sale su propia marca Yria-Guinea pigs!

Un complejo puzle a punto de encajar pero que, como reconoce Huete, cuenta con el impulso de una moda muy potente: el DIY (Hazlo tú mismo o Do It Yourself, en inglés), la conciencia en torno a la sostenibilidad, el comercio de proximidad y el ocio en casa son valores de muy reciente acogida por el público. Cuando termine esta moda, solo los mejores se mantendrán a flote, pero con en un mercado sólido detrás, que funciona a pleno rendimiento en países como Reino Unido, Alemania, Holanda, Bélgica o EEUU desde hace décadas.

En el vídeo sobre estas líneas, se puede ver una cata de cervezas artesanas para novatos guiada por Ernesto Huete.