Tamames contra el tiempo y otros momentos estelares de su moción contra Sánchez
El candidato protesta ante Batet por el largo discurso del presidente: «¿Por qué tenemos que hablar tanto?»
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Mariano Alonso y Juan Casillas
Madrid
Pasados diez minutos de la una de la tarde, y cuando Pedro Sánchez llevaba en el uso de la palabra más de treinta minutos, para dar réplica a Ramón Tamames, el candidato propuesto por Vox se revolvió en su escaño (el que habitualmente ... ocupa Santiago Abascal, ayer sentado al lado del catedrático) pidiendo la palabra. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, se la concedió, y tras empezar Tamames su protesta porque el presidente llegase con «un tocho de cuatrocientos folios» se la quitó de inmediato, recordándole que «no se puede interrumpir el discurso del presidente».
Luego, en la réplica, Tamames se dirigió a Batet para sugerirle cambios en el proceder parlamentario: «¿Por qué tenemos que hablar tanto, señora presidenta? Acaba siendo reiterativo. Todo lo mismo... y no acabamos de pronunciarnos sobre los temas» lamentó, citando entre los asuntos de su discurso que quedaron sin contestar su denuncia de la exclusión del castellano en la educación en Cataluña o la reivindicación que hizo de un nuevo sistema electoral dado que el actual, según Tamames, beneficia a los partidos nacionalistas.
Los minoritarios
Sí rebatieron este último punto, ya en la sesión de la tarde, y a diferencia del presidente del Gobierno, varios portavoces de los grupos minoritarios. Entre ellos el del PNV, Aitor Esteban, quien hizo inventario del número de votos que a su formación le costaron alguno de sus seis escaños en las provincias vascas, y los puso en comparación con los que necesitó Vox (menos) en las últimas elecciones para obtener el escaño en Ceuta, una de las circunscripciones más pequeñas. Lo mismo hizo, con parecidos ejemplos, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián. Por su parte, el diputado de Teruel Existe, Tomás Guitarte, también defendió el sistema electoral y la circunscripción provincial del mismo por permitir, argumentó, «dar voz a los que muchas veces, demasiadas, no la hemos tenido» concluyó, tras reseñar el problema de la despoblación que aqueja a la provincia por la que es diputado.
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Sánchez, amparado en un reglamento que le permite intervenir sin límite de tiempo cuantas veces considere oportuno, exprimió al máximo esa prerrogativa. En el conjunto de sus réplicas a Santiago Abascal y Ramón Tamames empleó 160 minutos. Una diferencia abismal con el líder de Vox, que en todas sus intervenciones no llegó a setenta minutos. El candidato Tamames discurseó durante cincuenta minutos en su exposición inicial y poco más de diez minutos en la réplica.
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Una estrategia por parte del presidente que entroncaba con la decisión de La Moncloa de «tomarse en serio» la moción de censura. Lo que Tamames no podía intuir cuando pidió airadamente la palabra es que Sánchez iba por menos de la mitad de su discurso. Lo que sí le afeó en ese momento es que estuviera basando toda su intervención en el borrador filtrado la pasada semana, aunque Tamames finalmente hizo algunas modificaciones. De ello parecían percatarse algunos ministros del Ejecutivo que, como Miquel Iceta, quien iba siguiendo el discurso leyendo esa versión. No tanto Sánchez, quien realizó algunas alusiones al discurso que estaban en la versión publicada la semana pasada, como la alusión a una «autocracia absorbente», expresión que no utilizó Tamames desde la tribuna. Tampoco solicitó adelantar las elecciones al 28 de mayo, fecha de las municipales, aunque sí que se acordó de esa parte en una de sus réplicas, en línea con lo que había expuesto, previamente, Abascal.
La herencia de Blas Piñar
Tamames apenas consumió diez minutos en su réplica, quejándose severamente de que Sánchez hubiera mencionado a Blas Piñar al referirse a Vox como herederos del ultraderechista líder de Fuerza Nueva. Y terminó su breve intervención volviendo a pedir que se hable menos en estos debates: «Pienso que esta sesión será útil porque probablemente tengan que cambiar el Reglamento de la Cámara y poner tiempos. No se puede dar lecciones sobre lo que no hemos pedido que se informe».
En lo que sí fue fiel al discurso previamente filtrado Ramón Tamames, justo al inicio del mismo, fue en su evocación de la participación en la célebre revuelta estudiantil de 1956 contra la dictadura, lo que le costó ser encarcelado en Carabanchel por el régimen de Franco. Lo hizo recordando por sus nombres a sus compañeros de cárcel, la mayoría fallecidos como Dionisio Ridruejo, Enrique Múgica o Javier Pradera, y uno de ellos vivo y presente en la tribuna de oradores, Fernando Sánchez Dragó. Precisamente quien ideó, dada su proximidad a Abascal, que su viejo camarada liderase una moción de censura que hoy será votada, setenta años después de aquella revuelta.
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