Sánchez se acercó a Ábalos para que no le acusara de filtrar contra él
Sectores del PSOE creen que el mensaje de solidaridad del presidente con su antigua mano derecha es el más comprometedor para Sánchez
Bestiario de Sánchez: de la «pájara» Robles al «tocacojones» Page
Última hora del PSOE y Pedro Sánchez, en directo: registro de la UCO en Ferraz, Adif y Transportes por el caso Santos Cerdán hoy

De sobresalto en sobresalto, Moncloa vive encima de la misma montaña rusa a la que se subió en el verano de 2023, cuando decidió cimentar una legislatura en el inestable apoyo de los siete diputados de Junts per Catalunya comandados a distancia por ... Carles Puigdemont. O más atrás en el tiempo, cuando a alguien le pareció buena idea fichar a Koldo García —una persona con fama de rudimentaria, cuando menos, en los ambientes socialistas pero al que todo el mundo rendía gran simpatía, empezando por el propio líder del partido— para ejercer de chófer en Ferraz, quizás como premio a su apoyo al candidato Sánchez, cuyos avales custodió en las primarias de 2017 en las que el hoy presidente del Gobierno recuperó el control sobre el PSOE tras derrotar en las primarias a la entonces presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Un episodio, este último, relatado por el líder socialista en su primer libro, 'Manual de Resistencia', en el que aparece expresamente citado Koldo. De ahí este último pasó a estrecho colaborador, y algo más, de José Luis Ábalos y andado el tiempo, en febrero de 2024, y con Sánchez rumbo en un avión de la Fuerza Área española a Rabat, donde el Rey Mohamed VI le acababa de conceder audiencia, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, la UCO, detonó el escándalo con las primeras detenciones, entre las que estaba la de un entonces ignoto Víctor de Aldama, otro de los quebraderos de cabeza del Gobierno en el último año.
Ahora, tras una semana marcada por los mensajes entre Ábalos y Sánchez publicados por 'El Mundo' en varias entregas, la sala de máquinas monclovita empieza a respirar con mayor alivio que cuando se fueron conociendo esas informaciones. Aunque nadie puede asegurar que no queden más mensajes por desvelarse, mientras que fuentes del Gobierno admiten el daño causado. «Los mensajes no tienen contenido político. Es más violento en términos de intimidad, como cuando entran en tu casa», comenta un ministro de los más importantes que ha podido hablar con el presidente sobre los mensajes, que desde el primer momento el Ejecutivo ha denunciado como un intolerable ataque a la privacidad de Sánchez. De momento, no está claro si se actuará judicialmente, o al menos se dilata esa posibilidad a la espera de que exista una investigación de oficio, como ya anunció el Ejecutivo en los primeros días del escándalo.
Desde el socio de coalición, Sumar, se comparte ese diagnóstico. «Los mensajes no desvelan nada escandaloso ni de la conducta del presidente ni del funcionamiento de la coalición. Lo que parecía en público era en privado», señala un dirigente importante del espacio a la izquierda del PSOE sobre los mensajes en los que salía a colación Pablo Iglesias, entonces vicepresidente segundo, con el que Sánchez se desahogaba ante Ábalos, llamándole «maltratador» o diciendo que no sabía si su conducta respondía a la maldad o a «estulticia». Un diagnóstico que, como es público y notorio, no comparte al 100 por cien del actual Podemos, que considera, por un lado, que es «inverosímil» que Sánchez no supiera nada de los «tejemanejes» de Ábalos, como afirmó el pasado lunes el portavoz del partido morado, Pablo Fernández, y por otro, como explican a ABC dirigentes de Podemos que formaron parte del Gobierno la pasada legislatura, que los mensajes evidencian la diferencia entre la coalición con Iglesias o la coalición con Yolanda Díaz. «Nosotros éramos un socio incómodo, lo de ahora es una boda», expresa gráficamente uno de esos dirigentes.
La acumulación de esos wasaps en los últimos días, y de asuntos derivados de ellos (el rescate de Air Europa, la problemática relación de Sánchez con los barones críticos del PSOE, las fallidas mociones de censura del partido en Castilla y León y en Murcia…) han atiborrado de datos la conversación pública, hasta el punto incluso de camuflar aspectos más sensibles de la correspondencia por mensajería entre Sánchez y Abalos. A ese respecto, sectores del PSOE apuntan al wasap que Sánchez envió a Ábalos en noviembre de 2021 solidarizándose por los «infundios» en su contra como el más revelador de todos.
Conviene ponerse en contexto. El PSOE acaba de celebrar en Valencia su histórico 40 Congreso Federal, en el que se escenifica una reconciliación con Felipe González y al que asiste también José Luis Rodríguez Zapatero. El cónclave supone la retirada definitiva de Ábalos de la primera línea política, pues tras haber sido cesado el verano de ese año como ministro ahora abandona la Ejecutiva Federal, donde su puesto como secretario de Organización lo ocupará su hasta el momento número dos en el aparato orgánico, Santos Cerdán. Un mes después del congreso en la capital del Turia 'The Objective' inicia la publicación de una serie sobre las razones de la salida del exministro de Transportes. El titular de la primera de las informaciones: «Sánchez echó al ministro por su 'oscura doble vida'», no deja lugar a dudas. La firma que lo sustenta, el de una de las más veteranas periodistas que cubren la información del PSOE, tampoco. El caso Ábalos, o quizás la etapa prólogo del mismo, acaba de empezar, y a nadie se le escapa que (como suele ser habitual en estos casos) el 'fuego amigo' ha comenzado a disparar a discreción. Es en esa especial coyuntura, y no en ninguna otra, cuando Sánchez decide comunicarse con Ábalos. Lo hace a las 9:36 del sábado 6 de noviembre, apenas tres días después de la publicación de la serie periodística de marras. «Buenos días, José Luis. Hace tiempo que no hablamos. Te escribo para trasladarte mi solidaridad ante los infundios que, por desgracia, estamos viendo en los medios. Un abrazo. Pedro».
«Los mensajes no tienen contenido político. Es más violento en términos de intimidad, como cuando entran en tu casa», cuenta un ministro que ha hablado con Sánchez sobre los mensajes
La calidez del mensaje, el cuidado en el mismo, hasta el punto de finalizarlo con el nombre de pila, como si se tratase de un escrito epistolar a la antigua usanza y no un mensaje de móvil, en el que por razones obvias no hay que identificar al emisor, dejan claro las intenciones del presidente, según las fuentes del partido consultadas y conocedoras de esa etapa. Que no son otras que arrimarle el hombro a su antiguo colaborador en un momento difícil, sí, pero también algo más importante: desvincularse de quienes en ese momento empezaban a airear episodios de su vida privada sobre los que aún hoy corren ríos de tinta, singularmente por lo que habría sucedido una noche de septiembre de 2020, aún con fuertes restricciones de movilidad por la pandemia, en el Parador de Teruel. «Eso es lo más parecido al 'Luis, sé fuerte' de Rajoy a Bárcenas», explica un socialista que tuvo mando en plaza en Ferraz. O dicho de otra manera: ante una información que bebía de hondas fuentes del PSOE, Sánchez se apresuró a explicarle a Ábalos, a pesar del distanciamiento entre ambos, que él no tenía nada que ver. El exministro no tardó en calificar lo publicado de «pura invención» y en emprender acciones judiciales contra el medio y la periodista.
Lo que fuentes socialistas explican a ABC es que la conducta privada de Ábalos era un motivo de preocupación y que así se le hizo llegar al presidente del Gobierno. Desde que la UCO desvelara el caso sobre el exministro con sus primeras detenciones el año pasado, Sánchez ha insistido ante preguntas de la prensa en distintas ocasiones que su cese no tuvo nada que ver con conducta alguna del exministro o pérdida de confianza. «Eso significaría que yo lo sabía. Evidentemente no es el caso. Por supuesto que no. Si quieren que lo diga de manera mucho más rotunda, por supuesto que no», aseguró el 21 de febrero de 2024 en Rabat, justo el día de la primera operación de la UCO, y su respuesta no ha variado desde entonces.
La citada información de 'The Objective' destacaba estas palabras de un dirigente socialista sobre Ábalos: «Ábalos era un animal político y mediático, pero ha traicionado los principios socialistas. No ha sido consecuente con ellos y nos ha defraudado. Es su incoherencia lo que nos duele de Jose». Ese ser consecuente, o esa incoherencia, puede tener varias traducciones. Desde luego que un ministro participase en juergas en un momento de fuerte restricción de los movimientos y de llamadas a la responsabilidad ciudadana por parte del Ejecutivo. Pero hay otra con la que es inevitable conjeturar a estas alturas, y a raíz de algunas de las derivaciones del caso Ábalos. Una de las banderas del mentado 40 Congreso Federal de aquel 2021 fue la del abolicionismo de la prostitución, liderada por la entonces vicesecretaria general Adriana Lastra, una de las cabezas visibles del sector feminista del partido, junto a la exvicepresidenta primer Carmen Calvo. Las actuales y reiteradas acusaciones de la oposición, precisamente a colación de distintas revelaciones sobre el caso Ábalos, vinculadas con la prostitución, vendrían a darle la razón a quienes denunciaron en privado ese problema de coherencia política, incluido en filtraciones a un medio de comunicación.
Sánchez, y ese es el espíritu que guía su mensaje de noviembre de 2021 a Ábalos, quiso dejarle claro al exministro que no participaba de esa conjura interna en su contra, pese a que en ella estuvieran implicadas personas muy próximas a él. Y aún sostiene que el cese de su muy estrecho colaborador en 2021 no tuvo nada que ver con todo ello.
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