El PSC y el secesionismo confluyen en la Diada por la lengua
Los socialistas se refirieron a Cataluña como «nación» y a Barcelona como «capital del país»
La Diada independentista toca fondo con 28.000 asistentes, menos de la mitad que en 2024
Barcelona
La compleja realidad política catalana tuvo su reflejo ayer en la Diada del 11 de septiembre, una jornada donde el independentismo demostró que ha tocado fondo en cuanto a movilización en la calle y apoyo social, y donde únicamente la defensa de ... la lengua catalana sirve de aglutinante.
El secesionismo pasa por su momento más bajo cuando paradójicamente más poder político atesora, en el Congreso, con el Gobierno de Pedro Sánchez a merced de los votos de Junts y ERC, y en el Parlament, conformando los republicanos un tripartito de facto junto al PSC y los Comunes.
Es en este contexto en el que los socialistas catalanes hacen equilibrios y, si conviene, mimetizan su discurso con el del independentismo en un asunto como el de la defensa del catalán, dos días después de la sentencia del TSJC desmontando el blindaje legal de la inmersión y a la espera de la definitiva sentencia del TC sobre el 25% de castellano.
Se desconoce cuál va a ser la reacción del Govern de Illa ante un fallo que se prevé que pueda ser contrario a la inmersión, una situación difícil para un Ejecutivo que hace del cumplimiento de la legalidad una bandera tras los años del 'procés', pero que, a la vez, fía su estabilidad a ERC, que ya en su momento le impuso un consejero de Política Lingüística y le reclama desobediencia ante lo que digan los tribunales.
Como se pudo ver ayer, al menos en cuanto a su posicionamiento público, el PSC asume un lenguaje muy similar al del nacionalismo en cuanto a la lengua. El PSC identifica la «Diada nacional con la defensa de aquellos pilares que identifican y singularizan nuestra identidad como país, como la cultura y, hoy muy especialmente, la lengua catalana», apuntaba ayer la presidenta del partido y de la Diputación de Barcelona, Lluïsa Moret.
Si el discurso se asemeja, el equilibrio político impone imágenes como la del día anterior, cuando, ante el Parlament, tanto el presidente Salvador Illa como el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, prácticamente hicieron de acompañantes de Josep Rull (Junts) en el izado de la 'senyera' gigante que a partir de ahora ondeará en el Parque de la Ciudadela. Rull, el cargo institucional más importante de Junts, hizo valer su posición para conseguir que el primero de los actos oficiales de la Diada, con Illa y Collboni de escoltas, fuese en la práctica una alegato independentista.
El izado de la bandera tuvo su continuidad en la ofrenda floral al monumento de Rafael Casanova de ayer, donde la portavoz del Ejecutivo autonómico, Sílvia Paneque, se dirigió a la ciudadanía para reivindicar que «Cataluña es una nación por su historia y la voluntad de ser de tanta gente a lo largo del tiempo». La también consejera de Territorio, que se negó a hablar en español tras pedírselo un medio de comunicación, exhortó a los catalanes a «mantener vivo el nervio nacional». Paneque trasladó que «la Diada es un proyecto de reafirmación» y animó a seguir y tener «una mirada larga y prepararnos bien» para el futuro. En este sentido añadió que «ningún proyecto nacional es sólido si deja a alguien atrás».
Agrandar el espacio
Por su parte, el alcalde de Barcelona se refirió hasta en dos ocasiones a Barcelona como «la capital del país». El edil barcelonés, que como la portavoz del Govern y la número dos de los socialistas reivindicó la «Diada nacional», puso en valor la lengua catalana, por cuyo uso, aseguró, «sufrimos la incomprensión y a veces la hostilidad».
De alguna manera, el PSC y el Govern, en su intento de agrandar su espacio y pescar en todos los caladeros políticos, usa todos los registros. Así, a la vez que el mensaje institucional de Illa como 'president' instaba a conseguir una «Cataluña centrada» en cuestiones sociales, y el PSC en su manifiesto llamaba a superar el «vértigo y la confrontación social» del 'procés' en el marco de «una España que respete y cree en su pluralidad nacional y cultural», el mismo partido adoptaba en la jornada de ayer un lenguaje casi nacionalista.
Ninguna sorpresa en cuanto a los mensajes de los partidos independentistas. El secretario general de Junts, Jordi Turull, lamentaba que «sin fusiles, pero si con togas, el Estado está dispuesto a hacer lo que haga falta para atacar los fundamentos de la nación». El presidente de ERC, Oriol Junqueras, que no fue a la manifestación, reiteró, por si alguien lo dudaba, que «nosotros luchamos por la independencia y la República».
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