El PP solo excluirá a Bildu de su intento negociador, pero sí está dispuesto a sentarse con Junts y ERC

Los principales dirigentes del Partido Popular se han desplegado a lo largo de la mañana por los principales programas de radio y televisión para defender la viabilidad de su candidatura tras la designación del Rey. Y ese ha sido el mensaje común que todos ellos han querido transmitir. Pese al riesgo que puede suponer no perimetrar también al independentismo catalán, Génova va a defender que más allá de que sea muy difícil es factible lograr la investidura. Y eso para por desarrollar una ronda lo más convencional posible.

La secretaria general del Partido Popular, Cuca Gamarra, anunciaba esta mañana que van a «convocar a todas las fuerzas políticas» y explicaba que su formación solo tiene «una línea roja que es Bildu y eso lo entiende toda España». Pero a la vez defendió que la intención del PP es buscar los apoyos para dar a los españoles una alternativa y un Gobierno que no pase por los que quieren romper España.

Es un equilibrio difícil el que pretende el PP. El vicesecretario de Institucional del PP, Esteban González Pons, defendía esta mañana que se pueda hablar con Junts: «Es un grupo parlamentario, que al igual que ERC, más allá de las acciones que cuatro personas, cinco, diez, llevaran a cabo, representan a un partido cuya tradición y legalidad no está en duda». Pero, a la vez, reconocía que el PP lo tiene «dificilísimo» alcanzar los votos necesarios «porque no está dispuesto a cualquier cosa por gobernar, pero lo va a intentar, debe intentarlo, por penoso, por duro, por difícil que sea». Tan difícil como que el Coordinador General, Elías Bendodo, había cuestionado que Junts hacía tiempo que estaba fuera del marco constitucional.

El proceso conllevará una llamada al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, para «darles a elegir» entre un acuerdo con ellos o con Junts. La puerta en cualquier caso está completamente cerrada en ese sentido. Pero el PP va a seguir insistiendo. Siempre con el complejo equilibrio de no tensar la relación con Vox, que ha comprometido sus apoyos para un Gobierno en solitario del PP.

La pieza mayor en este proceso es el PNV, pese a las reiteradas negativas de los nacionalistas vascos. «Estoy convencida de que al PNV le puede interesar las propuestas que vamos a hacer, en pro de la estabilidad», señalaba Carmen Fúnez, vicesecretaria de Políticas Sociales del PP. Fúnez confirmaba que el PP mantendrá conversaciones con todos los grupos parlamentarios, a excepción de Bildu, e incluidos Junts y ERC. Pero con claros límites: «Todo dentro del marco constitucional y todo lo que suponga la no ruptura de España. Tenemos muy claro cuáles son las líneas que no vamos a pasar. Por supuesto, no a la amnistía y no a la autodeterminación».

El vicesecretario de Cultura, Borja Sémper, defendía la obligación institucional del PP de buscar la investidura ante la previsión de que Sánchez aspire a renovar su mandato «de la mano de Bildu, ERC y un fugado de la Justicia». Sémper ha apelado además de al PNV, recordando que en muchas ocasiones ha apoyado al ganador de las elecciones, al PSOE que no esté cómodo con la posibilidad de que Sánchez sea presidente con la colaboración de un fugado de la Justicia.