El PP se prepara para un choque total con Sánchez y picos de tensión con Vox

El presidente del PP construyó su intervención sobre un eje muy claro: percutir de forma constante el incumplimiento de la palabra de Pedro Sánchez con la amnistía. Feijóo no dudó en referirse a un «fraude» por haber mantenido hasta la campaña electoral una posición contraria a la que ahora asume.

Pero a la vez quiso reconocer la constitucionalidad y la legitimidad que tendrá la mayoría parlamentaria que investirá hoy a Pedro Sánchez. Es algo en lo que insisten mucho en el PP: oposición muy contundente pero sin perder la institucionalidad.

En líneas generales, el discurso de Feijóo fue muy bien recibido en el partido. «Es algo paradójico, pero con este discurso Feijóo culmina sus mejores meses en el PP, empezando con su propia investidura», reflexionaba un alto cargo de Génova. Desde la bancada popular, una diputada corroboraba que el sentir es el de un partido que ha navegado meses de zozobra tras el 23 de julio y que en las últimas semanas ha recuperado el ánimo: «Muchos estábamos tristes y él está siendo capaz de transmitirnos la responsabilidad que tenemos».

El sentimiento en esa dirección toma forma, pese a que el PP sigue readaptándose a un rol que no es el que esperaba y algún dirigente tema el choque de realidad que se producirá. Pero insisten en que lo importante es que Feijóo «tiene fuerzas y ganas».

Pero más allá de la satisfacción con la intervención de Feijóo había ayer dos elementos de análisis que ocupaban a diputados y dirigentes del PP en sus conversaciones privadas. Una tiene que ver con Pedro Sánchez. «Ha sido muy hábil, porque ha hablado poco del asunto central por el que estamos así y lo ha centrado en la política social, que es lo que necesita para recuperar al PSOE», reconoce un dirigente. «Es tozudo, en el choque se maneja como nadie», admite un veterano asesor. Un diputado constataba que fueron muy comentadas las miradas y las carcajadas de Sánchez durante sus intervenciones y la de Feijóo: «No dice ni una verdad y lo hace con mucha facilidad». Empieza a ser ya generalizado en la derecha la convicción de que infravalorar a Sánchez nunca ha sido una buena idea.

Y luego está Vox. El eterno equilibrio del PP. Desde su derecha llegaron ayer varios mensajes. Primero una advertencia de ruptura de los pactos autonómicos si el Senado no bloquea la tramitación de la ley de amnistía. En el PP tienen muy claro que eso no se puede hacer y que es «ilegal». Y que su respuesta a Sánchez nunca abandonará la institucionalidad. Insisten en que han hecho todo lo posible dentro del marco legal, en referencia a la reforma del Reglamento del Senado para retrasar su aprobación. En Génova están absolutamente convencidos de que al final Vox no romperá esos pactos, pero sienten que su socio está nervioso porque no está capitalizando formar parte de esos gobiernos regionales.

El PP también tuvo que ver ayer cómo los diputados de Vox decidían abandonar el pleno tras las llamadas al orden de Francina Armengol. Algunos creen que la legislatura va a adquirir un nivel de polarización en el que se dibuja un terreno «en el que Vox se mueve mejor». Otros, sin embargo, muestran satisfacción por el papel de Abascal ayer porque interpretan que les regala «un enorme carril» por el que seguir creciendo. En la misma dirección, otro dirigente cree que el votante de derechas no entiende que ahora sea el momento de lanzar «advertencias» al PP.