El PP aprovecha la nueva ley del aborto para desmarcarse de la posición de Vox

El Grupo Popular y Vox presentaron sendos vetos. El principal partido de la oposición rechaza esta nueva ley, que anula la que se aprobó en 2015 con Mariano Rajoy en La Moncloa, por tres razones: el PP defiende que las menores requieran permiso paterno, pide mantener el periodo de reflexión que ya introdujo Zapatero en la ley de 2010 y quiere suprimir las 'listas negras' sobre objetores de conciencia.

En su propuesta de veto, Vox denuncia que el proyecto de ley «reincide en la injusticia de desproteger la vida del no nacido en aras de unos supuestos derechos reproductivos de la mujer de corte globalista», y subraya que «frente a la cultura de la muerte, defiende la vida desde la concepción hasta su extinción natural».

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Fuentes populares confirmaron que no compartían el discurso de Vox por incorporar el protocolo que fue objeto de polémica en Castilla y León y por considerarlo demasiado «radical». Precisamente, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, que no acudió al hemiciclo durante todo el debate, ha fijado con claridad la nueva posición del partido respecto al aborto, al aceptar la «realidad social» de la ley de plazos y centrar el rechazo de forma exclusiva en el consentimiento paterno para las menores. Por eso, el PP presta muy poca atención al recurso de 2010 que se está deliberando ahora en el Tribunal Constitucional, ya que ve superado el debate desde hace tiempo, y se centra en la nueva ley que está en tramitación parlamentaria.

En la votación, los dos vetos fueron rechazados por la mayoría. El PP se abstuvo en el de Vox. El debate sirvió para que ambos partidos se enfrentaran a propósito del protocolo 'fantasma' de Castilla y León, que supuestamente incluía medidas para las mujeres que querían abortar, como ecografías en 4D y la posibilidad de escuchar el latido del feto, lo que llevó a la izquierda a acusar a PP y Vox de atentar contra los derechos de las mujeres.

El PP quiso desentenderse de ese protocolo, que endosó al vicepresidente del Gobierno regional de Castilla y León, Juan García-Gallardo, de Vox. Así, el Grupo Popular firmó una enmienda transaccional del PSOE que anulará cualquier protocolo de esas características.

En esa enmienda se dice que «las administraciones públicas competentes garantizarán el libre ejercicio del derecho a la interrupción del embarazo en los términos de esta ley y, especialmente, velarán por evitar que la solicitante sea destinataria de prácticas que pretendan alterar, ya sea para afianzar, revocar o para demorar, la formación de su voluntad sobre la interrupción o no de su embarazo, la comunicación de su decisión y la puesta en práctica de la misma, con la excepción de la información clínica imprescindible y pertinente».

El PP lo firmó en la Comisión de Igualdad, órgano del que no forma parte Vox. La enmienda volvió a enfrentar a estos dos partidos. El PP acusó al partido de Abascal de ser un «socio estratégico de Sánchez», mientras que Vox atacó así a los populares: «¿De qué tienen miedo? ¿De que el latido del feto ponga en evidencia toda su tibieza? ¿O de que los votantes que les quedan descubran que no defienden sus ideas?».

El portavoz de Vox en la Cámara Baja, Iván Espinosa de los Monteros, fue muy crítico este martes con las posiciones del PP: «No entendemos el miedo a que las mujeres embarazadas tengan información. La ley del aborto volverá al Congreso por una enmienda apoyada por el PP para prohibir protocolos como el aprobado inicialmente por el PP». En Vox denuncian un supuesto alineamiento de los populares y los socialistas por «complejo ideológico» de Núñez Feijóo.

Este miércoles no fue la única ley que separó al PP de Vox. En del debate y votación de la ley trans, los populares defendieron su propio veto. Vox, por su parte, se abstuvo también en los dos vetos de los populares a estas dos normas.