Pedro Sánchez intenta minimizar la discrepancia sobre el 2% en defensa con Sumar, que pide retirarlo del Consejo de Ministros
El socio minoritario de la coalición califica de «exorbitado» el plan anunciado por el presidente del Gobierno
Pedro Sánchez anuncia una inversión de 10.470 millones en defensa para llegar al 2% del PIB en 2025

El plan para incrementar en más de 10.000 millones de euros el gasto en defensa y cumplir así este mismo 2025 con el compromiso de llegar al 2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) -adquirido ante la OTAN por Pedro Sánchez ... en la cumbre de 2022 en Madrid (y en 2014 por su antecesor, Mariano Rajoy)- provoca otra fisura de calado entre el PSOE y Sumar, los socios del Ejecutivo de coalición.
Sin embargo, el propio Sánchez, durante la rueda de prensa en la que ha dado a conocer las nuevas medidas, justo después del Consejo de Ministros, ha tratado de minimizarla. Tras admitir a preguntas de uno de los informadores que su socio había formulado «observaciones», ha tratado de zanjar el choque asegurando que «tenemos una discrepancia en este punto, pero hemos gestionado esa discrepancia desde el respeto y desde el diálogo, yo creo que eso es importante subrayarlo». Al tiempo que ha enfatizado el «consenso europeísta» entre los socialistas y el partido a su izquierda.
Al pronunciar esas palabras ya conocía el contundentemte documento de observaciones de Sumar, y presumiblemente la traslación del mismo que de forma oral le habrá planteado la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en la reunión ordinaria del Gabinete. En él, según ha podido saber ABC, Sumar tilda de «exorbitado» el gasto anunciado por Sánchez y le pide formalmente que se retire del índice del propio Consejo de Ministros.
Fuentes de la parte socialista del Ejecutivo, en cambio, tratan de ver el vaso medio lleno, y aseguran que la discrepancia con el socio en el Gobierno sólo afecta al 18 por ciento del plan presentado por el presidente, el que habla de las capacidades más puramente armamentísticas, presentadas por Sánchez como elementos de «disuasión».
El documento de Sumar, por su parte, califica de «especialmente preocupante» ese apartado del plan, y denuncia que «no se conoce con la necesaria precisión el destino que se va a dar a los gastos cuya aprobación se pretende, ni si estos se ajustan a las necesidades identificadas en términos de capacidades a reforzar y de garantía de la autonomía estratégica».
El del aumento en gasto en defensa es uno de los principales escollos que enfrenta Sánchez no sólo con su socio de coalición, sino también con sus aliados parlamentarios más a la izquierda, como ERC y Bildu y, claro está, los cuatro diputados de Podemos, formación que no ha tardado en volver a mostrar su radical discrepencia en este asunto y que ya ha calificado en otras ocasiones al Gobierno como el de «la guerra».
Frente a esas posiciones, y aun cuando como ha recordado el presidente no hay obligación legal ni constitucional de que el Congreso de los Diputados y el Senado refrenden el plan, Sánchez ha intentado maniobras dialécticas como denostar el término «rearme», algo que hizo el pasado marzo durante la cumbre de la Unión Europea (UE) que abordó el aumento del gasto militar a nivel comunitario. El presidente y sus colaboradores prefieren el de gasto en «seguridad», tal y como ha vuelto a defender en su comparecencia de este martes.
Tampoco necesita Sánchez para sacar adelante este plan unos nuevos Presupuestos Generales del Estado, prorrogados desde 2023, el año de las últimas elecciones generales, y cuya inviabilidad de sacar adelante el Ejecutivo ya asume e incluso verbaliza. Preguntado por ello, el jefe del Ejecutivo ha aseverado que «si queremos cumplir, en el año 2025, con el compromiso del incremento del presupuesto en seguridad y defensa en un 2 por ciento, es evidente que tenemos que hacerlo cuanto antes», ha sentenciado.
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