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Los escoltas a los que nadie reubicó tras el fin de ETA: «Todavía estoy esperando a que me llamen»

Cuando ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada, los guardaespaldas privados, héroes anónimos, se fueron al paro. La feliz noticia venía acompañada de un amargo abismo profesional y personal

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ETA anunciando el fin de su actividad armada Javier Etxezarreta (EFE)
Pablo Amigo

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El 20 de octubre de 2011, ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada, tras cinco décadas de terror. Al día siguiente, miles de escoltas se fueron al paro. Las calles del País Vasco, sin embargo, seguían siendo transitadas por los mismos hombres ... y mujeres, héroes y villanos, casi todos anónimos. El fin del terrorismo no implicaba la desaparición de sus responsables, pero sí suponía la expiración de una labor extenuante y sacrificada que ya no era necesaria.

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