escoltas: la sombra que me protegía de eta
UNA NUEVA REALIDAD
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EPISODIO 5
La desaparición de ETA trajo paz, pero también dejó a miles de escoltas sin empleo. De la tensión al olvido, su reconversión laboral fue un desafío inesperado en un país que aprendía a vivir sin miedo
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COMUNICADO ETA: En Euskadi se está abriendo un nuevo tiempo político.
ISRAEL VIANA: Con este comunicado Javier, la banda terrorista ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada. Tú este momento lo viviste de primera mano en la redacción. ¿Cómo fueron, en el periódico, aquellas últimas horas de la banda terrorista?
JAVIER PAGOLA: Bueno, pues hubo bastante expectación. Esperábamos un comunicado, ya un paso importante. Y entonces, el mismo día del comunicado, ya a primera hora de la tarde, ya sabíamos que lo tenían los de Gara. Todo el mundo llamando a Gara pero no lo querían soltar. Entonces yo creo que fue a eso de las siete que ya lo soltó, por su web. Corrillos en la redacción y tal… entonces leo y digo: «Ay! efectivamente es un paso importante, pero bastante más de los más optimistas, porque aquí no condiciona absolutamente nada. No pide al gobierno nada a cambio, no le pide nada. Este es el definitivo.
IÑAKI URAGA: Y si me acuerdo que estaba llevando por la mañana a mi mujer. Estábamos yendo a un polideportivo a Fadura y de repente pum, salió el este…
ROSA AMOR: Entonces, la verdad, para mí sí que fue un «Uf, por fin», para mí y para mucha gente, claro.
CESAR CHARRO: ¿Qué sentí cuando cuando acabó todo esto? Pues mira, alivio.
AINHOA VILLANÚA: Pero sé que fue impactante. Fue sorprendente, ¿no? Esa sensación tengo pero no recuerdo más.
TABOADA: Es que no puedo hablarlo. No puedo hablarlo por confidencialidad. Me atrevería a deciros que posiblemente sea el primero en enterarme en Euskadi. Es más, soy el primer parado, el primer escolta que se para. Os lo dejo ahí, lo siento mucho de verdad.
IV: ¿Veías todo esto como el cese definitivo de la violencia de ETA o creías que ETA podía volver?
JP: ETA, ha engañado muchas veces o nos ha chuleado o lo que sea. Entonces, yo entiendo el recelo pero estaba claro que lo dejaba. Lo dejaron definitivamente, no había vuelta de hoja.
FEDERICO AYALA: Soy Federico Ayala, jefe de Documentación y Archivo del periódico ABC. Esta es una de esas portadas que nos gusta archivar y publicar. Es del 21 de octubre del 2011. En la página 18 de la sección de Nacional ABC contaba la esperada noticia con el siguiente titular. ETA anuncia el cese definitivo. Dentro se contaba que la banda delegaba su actividad en el brazo político, pero no decían nada de entregar armas ni pedir perdón a las víctimas.
IU: Mi mujer entró al polideportivo. Y yo me quedé en el coche oyéndolo y comunicándome pues con los colegas de trabajo tal esto, lo otro, los WhatsApp… Soy Iñaki Uraga, y tras mis años de servicio como escolta en la sección de acompañamientos, ahora realiza labores de delago de la unidad sindical de la Ertzaintza. En aquel momento las redes sociales del sindicato, ayudaba yo con ellas, y me encargué ya de publicar la felicidad tal, el recuerdo a los compañeros asesinados. Tengo ese recuerdo… Mi primera acción fue poner a la gente que ha sufrido y ha perdido la vida ahí.
CC: Jo, yo lo que sentí, alivio y sobre todo el miedo —sobre todo cuando vi aquellas fotos de armas— el miedo a que no fuera verdad. Porque ya se habían anunciado alto el fuego muchas veces y tal, luego volvían y tal y se excindían y cuatro descerebrados volvían a lo mismo. A mí me dio desconfianza también porque vi unas armas herrumbrosas allí y dije: «Esto ha sacado un par zulos…» faltaban un montón de revólveres que habían robado de un camión en Francia, o sea que eran armas nuevas y digo: «Esas aquí no están».
RA: Hombre, en un principio coges la noticia como: «¿Será la definitiva? ¿no? ¿Será, yo que sé, para ganar tiempo para preparar alguna…? Por mucho que yo trabajara de escolta de personas tanto para mí como para mucha gente, obviamente fue un alivio. Fue como un decir: «Jo ya está, ¿no?».
ISABEL: Lo que sentí fue que esto se acabó y ya está. Y ya ha pasado. Y me sentí, no sé, frustrada, no sé si es la palabra. Me sentí decir: «Ya, y con esto ya lo arregláis todo. O sea, es que habéis matado a no sé cuánta gente, habéis amargado la vida a no sé cuánta gente, habéis… O sea, ¿y ya? Cerramos este episodio y ya somos todos buenos.
AV: Cuando al final se hace la negociación esa con el gobierno de Zapatero. Bueno, pues al final se hace esa especie de negociación para que ETA deje las armas ahí y es verdad que todos sentimos un respiro muy importante. Hombre, siempre te andas con pies de plomo. O sea, todavía no se sabe. Pero bueno, es verdad que fue una gran tranquilidad en general.
ORLANDO: La sensación que yo tengo es que era como algo que sabíamos que iba a pasar. Es como cuando se muere tu padre, que mi padre tiene 92 años. Yo no sé si se va a morir mañana, o pasado mañana o cuando sea, pero sabes que va a ocurrir. Yo sé que a la gente tampoco le va a gustar lo que voy a decir, pero entre nosotros decíamos: «El día que dejen de matar vamos a tener que hacerlo nosotros, porque si no se nos acaba el trabajo, el empleo ¿no?», eso era una cosa que decíamos así en plan de cachondeo, vamos, entre entre los compañeros.
IV: De repente, todos los escoltas que llegaron al País Vasco a finales de los 90 se habían quedado en el paro. Encima es algo paradójico, porque pierden el trabajo por una buena noticia. ¿Cómo fue lo de empezar a vivir sin la amenaza de ETA? O sea, ¿qué recuerdas de esos primeros meses sin muertes y asesinatos en el País Vasco?
JP: Yo creo que fue un momento feliz para muchísima gente, porque ya había un problema, ya secular en el País Vasco… lo sigue habiendo, pero efectivamente que dejen de matar, eso es una buena noticia para todos. Sobre todo para los que estaban amenazados. Yo creo que los que más nos alegramos, fuimos los que más o menos podíamos ser el socio potencial de ETA y luego gente que quería vivir simplemente en paz.
T: Ya había run run. Ya habíamos escuchado run run, nosotros en los coches. Me llamo Tabo y mi último servicio como escolta ante atentados de ETA fue en el año 2013. Llega un día en el que me dicen: «Tabo, esto es de verdad. Y vamos a recortar» y voy a empezar yo, recortando me la mía. Un acto que puede ser más o menos, para mí coherente y entonces soy el primer escolta en Cesar.
I: Yo soy Isabel, recuerdo que mi último servicio como escolta de cargos electos fue en el año 2011. Nos quitan ya de dos escoltas y nos pasan a la escolta individual. Entonces eso te va dando las pistas para decir: «Esto lo quieren desmantelar y quieren desmontar todo». Y así es.
CC: Hubo escoltas que se empezaron a preocupar porque veían que perdían un poco su medio de vida. Me llamo César Charro, y he formado a más de 1000 escoltas privados. Pero hombre, yo en conversaciones que tenía con ellos decía: «Ya, pero sabíamos que esto era así». Problema para mí no era. Quiero decir que nosotros con esto, el dinero que ganamos no era como para entristecerse de que no hubiera terrorismo, pero muchos se han dedicado muchos años a eso.
AITOR GOIKOETXEA: Y recuerdo en 2012 que mi protegido me llamó y me dijo: «Aitor, tengo que hablar contigo». Fui a su despacho y me mira como: «Ya sabes, ETA ha anunciado su tregua indefinida y vamos a prescindir de tus servicios». Y evidentemente dije: «Pues muchas gracias por avisarme», porque si que dije: «bueno, ¿y cuándo se acaba esto?» Claro, te avisan de que se termina el servicio de protección pero no de cuándo se termina. ¿Mañana, pasado…? «Mañana ya no vengas». Y fue como decir: «¿Qué hago?» Soy Aitor Goikoetxea y mi último trabajo protegiendo de la banda terrorista ETA fue en el año 2012. Es cierto que él sí que hizo un comentario, que todavía lo tengo muy vivo: «Creo que gracias a vosotros sigo vivo, así que os agradezco la protección que me habéis dado»
O: nosotros lo llamamos desactivar los servicios. Los servicios, se activan o se desactivan. Entonces nosotros ya sabíamos que iban a empezarnos a llamar, la empresa nos lo había dicho. Soy Orlando Socorro y el último día que protegí a alguien de ETA fue en el mes de diciembre del año 2011. Creo que el orden fue a nivel de peligrosidad, pues empezaron a retirarle las escoltas a los que ya habían abandonado los cargos pero que aún llevaban protección, que ya habían dejado los cargos y luego ya empezaron con los que estaban en activo.
RA: «Se os va a recolocar, se os va a tener en cuenta, se os va…» y en el momento que oí eso digo: «Olvidaros porque eso no va a pasar». Yo soy Rosa Amor y dejé de prestar servicio como escolta en el año 2011. Nosotros hemos sido una parte fundamental cuando nos han necesitado y en el momento de que ya han llegado a un acuerdo, porque interesaba a quien interesaba pues nada, la palmadita en la espalda. Muchas gracias por todo, ha sido muy buena vuestra labor, pero hasta luego.
O: El gobierno vasco se ve obligado a indemnizar las empresas de seguridad porque claro retiras el servicio, pero aquí hay un contrato firmado y tal, y si no se sigue pues hay que indemnizar. Y a su vez las empresas nos indemnizaban a nosotros. La empresa empezó creando los famosos ERE.
T: Pero a mi el día que me notifican que se me acaba el trabajo, yo salgo en televisión diciendo que soy el tío más feliz de España. Soy el parado más feliz de este país. Somos oncólogos. Tú dile a un oncólogo ahora mismo que se va al paro pero se acaba el cáncer.
I: Hay una cosa, Javier, que me interesa bastante. ¿Cómo cambia tu carrera periodística cuando ETA anunció su final?. Es decir, ¿tuviste que reciclarte de alguna manera o empezar a otro tipo de periodismo?
JP: Me llamó Monse, sub directora, y me dijo quiero hablar contigo, yo: «venga». «No, que hemos pensado que eres la persona más adecuada para colaborar en el suplemento de empresa». Yo pensaba que me estaba hablando en broma pero he aprendido muchísimo. He aprendido de coches eléctricos, de pymes, de seminarios sobre mujeres emprendedoras especialmente en terreno agrario, de cría de gallinas ponedoras… Me lo pasé genial y además puede sonar… Yo lo digo un poco en tono jocoso, pero lo digo sinceramente, me vino muy bien.
O: Pues pues imagínate, ¿dónde voy a trabajar, que es lo que hago? Ya venía ese problema que cuando vine 20 años atrás sabía que podía pasar en cualquier momento, pero claro, después de 20 años pues imagínate… la gente pues ya tenía su su vida hecha y estaba arraigada aquí y mucha gente se quedó aquí también por eso. La gente que se quedó aquí ya se había casado con gente de aquí y el resto pues se marchó.
I: A mí me costó encontrar un puesto de trabajo después de toda la experiencia y después de los estudios.
T: Y yo mi esperanza personal siempre ha sido que acabara antes. De que yo me jubilara. Entonces yo siempre he tenido plan B, otra gente no tenía plan B. Me reinvento. Vuelvo de nuevo a ponerme el uniforme de vigilante sin ningún tipo de problema. Trabajo en la emergencia porque me apasiona ayudar a la gente y por eso entro en seguridad. Entro en la emergencia dentro de la ambulancia en rescate. ¿Por qué? Porque yo quiero seguir ayudando a la gente.
AG: Esa promesa que hubo al principio: «No os preocupéis, que a todos los escoltas va a haber el tema de las cárceles. Os vamos a reubicar». Yo estoy todavía esperando a que me llamen. Las asociaciones de escoltas sí que intentaron forzar una negociación. Vamos a pasar este colectivo al tema de violencia de género. No interesó, no había dinero y aquí nos quedamos.
O: Ni las gracias. Es que ni siquiera las gracias
I: ¿Qué secuelas psicológicas crees que le ha quedado a la sociedad vasca después de tantos años de terror, Javier?
JP: Pues mira, se hablaba de que después de ETA acabaría siendo una sociedad fracturada, con secuela. Siguiendo con esa costumbre de hablar en los bares aunque fuera hablar de fútbol. Pero a mí me ha sorprendido porque yo creo que la mayor secuela es la de la amnesia. Hay un deseo generalizado por parte de la gente de pasar página. Unos, los que estuvieron implicados en todo esto, blanquear ese pasado y otros simplemente borrarlo. Y a mí me da que vamos a acabar pensando que aquello no fue algo malo que ocurrió, sino que fue una pesadilla que nunca existió. Que de vez en cuando la recordamos muy de vez en cuando, pero que nunca existió. A nadie se le ocurriría decir: «Hay que pasar página con Hitler, o con Musolini o con Stalin». Entonces yo creo que también la historia hay que elaborarla y por eso digo que es muy importante el relato.
AG: Hay compañeros que se han quedado tocados. Otros compañeros que hemos salido adelante. Otros hemos cambiado de trabajo o lo mantenemos en temas de seguridad privada. Otros han cambiado radicalmente, otros han continuado en otros países y están dando escolta en Somalia o en Haití…
CC: Luego me consta que alguno se suicidó. Eso es verdad. Y que alguno más terminó en el alcoholismo y tal. Pero más que nada por aquello del estrés postraumático. Hubo gente que trabajó a destajo durante años, 18 horas. Bueno, pues sí, ganas un dinero, pero al final se te va la cabeza. Y tuvieron problemas. Problemas con la mujer, problemas de adicciones.
RA: Sí que por desgracia hubo muchos compañeros que claro, se acostumbraron a cobrar tal y ya tuvieron que cambiar de vida, de coche, de piso… se metieron en unas deudas que luego no pudieron darle la vuelta.
FA: En la edición del 3 de abril del 2002 de ABC. Edurne Uriarte, catedrática de Ciencia Política y actual diputada en el Congreso por el PP, lanzó una reflexión sobre ese papel secundario y tan poco humano que tenían los escoltas.
LOCUCIÓN: «De los primeros se habla mucho. Mucho menos de los segundos, convertidos en poco más que en figuras que simbolizan la anomalía cotidiana del País Vasco, en sombras sin rostro, en números sin nombre y sin sentimientos. Han hecho del riesgo su profesión, y se da por supuesta que su vida, igualmente amenazada por ETA, va con el cargo.»
AG: Fue una especie de vacío, un montón de años haciendo lo mismo y de repente te quitan tu sustento y ¿ahora qué voy a hacer? Y ahora qué hago ¿voy al paro?, ¿monto un negocio?, ¿qué hago ahora? Fue una especie de shock. Lo preveías pero no sabías cuándo te iba a llegar. Y cuando te llega dices: «hostia, pues ¿y ahora que hago?» Sobre todo cuando eres de aquí, todo el mundo te señala, todo el mundo ya sabe que eres escolta, que te dedicas a esto. Y llega un punto de mi vida que dije: «Ostia, ¿yo qué hago aquí?. ¿Qué hago aquí?, ¿Por qué estoy aquí? ¿Porque estoy metido en esto?», y pensé suicidarme. No aguantaba más. Fue un día muy duro porque yo sabía que estaba perdiendo a mi mujer. Una mujer que llevaba 23 años con ella. Crecimos juntos en el sentido… matrimonialmente hablando. Me llamó ese día, yo estaba en el Decathlon, que es de Pamplona, y me preguntó a ver si la quería. Esa fue la pregunta. Tuve un silencio de dos o tres segundos, vi todos los años de matrimonio, vi… y dije: «No, ya no te quiero». Me colgó el teléfono y dije: «Bueno, hasta aquí hemos llegado». ¿Entonces qué hice? Fui a casa —teníamos un piso de alquiler— me encerré en mi habitación, cerré la puerta, me senté en el suelo, con la espalda apoyada en la puerta de la habitación… y cogí mi arma de servicio, la cargué y me puso el cañón en la boca. Me vino la imagen de mi hija y dije: «No, no puedo dejar a mi hija huérfana, pero llegué a disparar de rabia, disparé que luego tuve que tapar el agujero de la pared.
FA: Nos ha costado mucho encontrar un reconocimiento a los escoltas. Había muy poco. Publicado en la edición online del 9 de enero de 2022. Hemos encontrado un vídeo de EuropaPress publicado en ABC en el que se recoge un homenaje a un escolta. Era un Ertzaina y se salvó de milagro en el atentado contra Manuel Carreño.
LOCUCIÓN EUROPA PRESS: La Asociación de Ertzainas ha homenajeado este domingo en Vitoria a Juan María Quintana, escolta de Manuel Zamarreño, el concejal del PP en Errenteria, que fue asesinado por ETA en 1998.
LOCUCIÓN ERTZAINA: Hoy estamos unidos a estas dos familias y queremos agradecerles y reconocerles su labor y su sacrificio.
I: Creo que tenemos un papel importante en haber evitado una masacre mayor. Con nuestros fallos como seres humanos, como profesionales también que también que podemos fallar pero posiblemente se hayan evitado muchos ataques contra contra concejales.
C: Yo creo que el gran éxito, el rotundo éxito de los escoltas de bueno, en lo que yo me pueda atribuir así un poco más de lejos que ellos, fue el que nunca tuvieron que entrar en un tiroteo con un comando por ejemplo. Que siempre su labor preventiva diera resultado para nunca llegar a eso. Porque desde que se pusieron escoltas privados a todos y cada uno de los concejales no volvió a morir ninguno más en atentado. Creo que los escoltas privados acreditan un 100% de efectividad, que no pueden acreditar ningún cuerpo policial. Bueno, creo que eso no ha sido suficientemente reconocido.
I: Haciendo este podcast Javier, hemos descubierto otra cara de la lucha contra ETA, una cara más invisible. ¿Crees que hemos sido injustos con los escoltas? Es decir, que nunca les hemos dado las gracias por su papel en la derrota del terrorismo.
JP: Sin duda. Hemos sido injustos. Porque se les obligó a venir, o por lo menos se les instó a venir de manera urgente y luego de manera urgente se les dio una patada, se ha prescindido de ellos. Obviamente fue gracias a una buena noticia. A mí me gustaría que hubiera sido compatible celebrar la buena noticia de la desaparición de ETA y celebrar que todos los que se jugaron la vida, la suya por defender la de otros, tuvieran algún tipo de compensación en virtud del mérito.
CC: Hablando del reconocimiento o no reconocimiento de la labor de los escoltas privados. En mi libro yo los he llamado ‘Los últimos héroes olvidados’ porque creo que no se les reconoció en absoluto su labor. Es decir, libraron de la muerte a mucha gente porque los mataban. Eso es un hecho cierto que ahora no se puede minimizar ni obviar.
AG: Aunque ha habido homenajes, ha habido reconocimientos al colectivo, para que salga en prensa, etcétera, etcétera. Sí, te puedo decir que la gran mayoría nos hemos sentido como diciendo bueno, hemos sido usados, hemos sido una herramienta más de uso, hemos tenido nuestra fecha de caducidad y cuando se ha terminado: «búscate la vida».
EM: Creo que jugaron una labor, es importantísima se queda corto, una labor determinante porque hubo un momento, a partir de la ponencia Oldartzen y de la socialización del sufrimiento en el que ETA decide matar todo lo que encuentra. Me llamo Eduardo Madina y fui dirigente del Partido Socialista, y en el año 2014 dejé de llevar escolta. Así que toda la gente que decidió dar ese paso valiente de proteger gente amenazada yo creo que necesitaria por nuestro país y por nuestro propio bien elevar el nivel de importancia que se les da.
RA: Yo por ejemplo, a mí si me llegan a decir: «Oye mira, se ha terminado lo de escolta, pero tienes opción de presentarte a cualquier cuerpo de policía que tú quieras, sea nacional, guardia civil, incluso municipal, y vas a tener unos puntos». Y para muchos de los que están ahí arriba no somos nadie. No tenemos ni nombre, ni rostro, ni nada.
IU: Normalmente en los conflictos suele pasar eso. «Cuando se te necesitaba te he usado. Lo has hecho muy bien pero ahora ya no te necesito, anda arranca que vas a estar muy a gusto allí».
IV: Javier. El final de ETA como banda armada es un hecho, pero su interpretación es subjetiva y varía en función de cada persona. Han pasado ya casi 15 años. ¿Qué regusto te queda a ti de toda esta nueva fase sin violencia en el País Vasco?
JP: Bueno, pues la primera sensación que tengo es la de felicidad y tranquilidad y me parece una buena noticia. El que no diga eso es que no lo ha sufrido de cerca, este lastre que hemos tenido. Pero luego, cada vez que voy al País Vasco y en concreto a Sebastián, que son muchas veces, me queda también un regusto agridulce, casi más agrio que dulce. Cuando yo me paseo por ahí por las calles, cualquier rincón, cualquier callejón, cualquier callejuela, me lleva un recuerdo. La mayoría de los atentados que se cometieron en San Sebastián siempre estaban a dos manzanas, una rotonda de mi calle, de mi portal, de mi casa. Siempre estaba cerca. Yo me he hecho mentalmente una especie de callejero y luego al final pues echo de menos a la gente que ya no está y que se fue de esa manera.
EM: Y tenemos un elefante en la habitación que es nuestro pasado de sangre. De una organización terrorista que asesinó todo lo que pudo para tratar de imponer una manera de entender lo vasco. Yo voy a pensar siempre en términos de memoria para proteger las generaciones de mi hijo y las de los hijos de nuestros hijos, para que nunca más vuelva a pasar nada parecido.
I: Después de años, sigo sin ver que realmente las víctimas y familias y esos atentados y muertes sin resolver vayan a ser juzgados. Y eso me entristece, como país democrático se me llena de tristeza totalmente.
AV: Los que eran de HB que habían estado o estaban en ETA, vamos nos conocemos todos perfectamente. Mi nombre es Ainhoa Villanúa y tenía 23 años cuando me convertí en la concejala más joven del ayuntamiento de Lezo. Y la escena fue en una discoteca de San Sebastián, y este chico que yo creo que no había hablado nunca con él, se acercó a mí y: «Ainhoa, que yo te conozco y jo, perdona porque…» Fue algo así ¿no? No recuerdo las palabras exactas, pero sé que a mí me sonó a justificación, a perdón, ¿no? Al final es que hay que entender también el mundo de ellos, ¿eh? Además tiene que ser muy duro vivir odiando, que es horroroso. Lo peor que te puede pasar, vivir con el odio.
IU: Olvido no hay ¿eh? Eso lo quiero dejar clarísimo. Olvido no hay y no hay que olvidar. Yo no olvido, no olvido pero sí paso página. Sí paso página, porque creo que es necesario pasar página, pero no por mí que yo ya tengo 52 años, sino por mi hija que tiene 14. Por todos estos chavales y chavalas. Yo creo que era necesario.
T: Yo tengo claro que no olvido. No puedo olvidar un caso como este. No voy a perdonar. Puedo perdonar a mi primo que me tiró la copa de vino. Puedo perdonar a aquel que me dijo que el siguiente soy yo. Pero desde luego no voy a perdonar nunca el usar la violencia. Eso lo tengo clarísimo y no lo voy a perdonar.
AV: Yo sigo viviendo en el mismo barrio.
MANUEL GARRE: ¿Y todavía recuerdas el episodio de la muerte de tu escolta Joseba cuando paseas por esa calle o pasas por la puerta de ese bar en el que pasó todo?
AV: A ver, al final yo creo que la mente humana es sabia y se protege, se auto protege. Pero sí, claro. Claro que lo recuerdo. Es el bar que más cerca está de mi casa, entonces yo suelo ir, si bajo a tomar algo al barrio o lo que sea, yo suelo ir ahí. Además, mi ex marido suele estar ahí y suelo estar con él tomando algo. Lo que pasa es que ahora es un Kebab. Ahora es un Kebab regentado por pakistaníes. Sí, sí, suelo ir ¿eh?.
GEMA INSAUSTI: Ahora podemos coger e irnos al campo tranquilamente, sin ningún tipo de problema. Soy Gema Insausti y fui objetivo de la banda terrorista ETA. Fíjate tú, el barrio mío, de cuando yo era adolescente pues ahora vamos por allí. Era un barrio batasuno hasta la médula. Lo llamaban territorio comanche.
O: Sin embargo, ahora estamos viviendo esa parte que no vivimos y lo hemos comentado muchas veces. Nos conocimos cuando había un muerto cada semana y nuestra vida siempre estuvo envuelta en medidas de seguridad. Y lo que no hemos disfrutado de esta tierra, lo estamos disfrutando ahora.
JP: Hace como tres o cuatro años que fuí con mis hijas. Mis hijas han nacido en Madrid pero tienen arraigo, me gusta que tengan su arraigo en San Sebastián, íbamos por la parte vieja y siempre al final por mi deformación, pasabas por la calle del restaurante La Cepa y dije: «Mira, aquí asesinaron a mi amigo Gregorio Ordóñez». Seguimos y llegamos a una plaza que se llama Plaza de Sarriegi y ahí estamos en una terraza y de pronto digo no puede ser: estaba en una terraza tomándose un vino así, hablando con el móvil, despatarrado, Valentín Lasarte, Lasarte fue el tío que vio a Ordóñez en la Cepa y fue corriendo a avisarle al comando. Entonces mi hija me dijo: «¿Qué pasa, y no llamas a la policía? ¿Habrá que detenerle, no?. Y dije: «No, no, si ya lo detuvieron, se fue a la cárcel» «¿Y se ha escapado?» Y dije: «Bueno, no ha hecho falta que se escape alguien le abrió la puerta antes de tiempo y ya ha salido». Entonces, claro, cuando tú ves al asesino, porque para mí es tan asesino como el que apretó el gatillo, entonces claro, vas por San Sebastián y no están los héroes y están los villanos pues es la sensación agridulce que te queda.
I: Javier, ¿cuándo vuelves al País Vasco?
JP: Pues mira, tengo ahí las maletas, dos pedazo de maletas que no necesito yo para un viaje pero me estoy llevando cosas y me iré dentro de tres días o cuatro. Yo Madrid, siempre me han acogido muy bien y yo aquí estoy a gusto, es mi segunda ciudad: la primera, San Sebastián. Me gusta estar a caballo.
I: Javier Pagola Muchas gracias por haberme recibido en tu casa y muchas gracias por tu labor informativa durante todos esos años.
JP: Gracias a vosotros.
LOCUCIÓN: El 20 de octubre de 2011, la banda terrorista ETA anunciaba que dejaba de matar. En casi 50 años, la banda asesinó a 853 personas y dejó 2.600 heridos. Gipuzkoa y Bizkaia fueron las provincias más afectadas.
En su última etapa, unos 3.000 escoltas privados dieron protección a centenares de personas solo en el País Vasco. Un servicio que movió más de 1.635 millones de euros de las arcas públicas.
Estos escoltas no perdieron a ningún protegido en sus años de servicio.
El fin de ETA en 2011 supuso una victoria democrática y el cierre de un capítulo de violencia que marcó a España durante décadas. Sin embargo, este hito también trajo consigo una paradoja inesperada: miles de escoltas, que durante años protegieron a políticos, jueces y ... empresarios amenazados por la banda, se quedaron sin empleo de un día para otro.
Lo que había sido una profesión de alto riesgo y extrema necesidad se convirtió en un sector en crisis, dejando a muchos trabajadores especializados en una incertidumbre laboral para la que pocos estaban preparados.
Rosa, Orlando, Tabo, Aitor e Isabel tuvieron que reciclarse después de que las administraciones les dieran la espalda. Se vieron obligados a reinventarse en un mercado laboral que apenas podía absorber su experiencia en un contexto de paz. Para muchos, la desaparición de la amenaza no solo significó un alivio social, sino también la pérdida de su sustento, revelando las contradicciones que pueden surgir incluso de los avances más positivos.
El ertzaina Iñaki Uraga conducía a su mujer hacia un pabellón el día que ETA anunció el final de su actividad armada. Supo de la noticia por la radio, como quién escucha un hecho histórico sin saber aún cómo encajarlo en su propia historia. «Sabíamos que algún día ocurriría pero ¿y ahora qué voy a hacer?, ¿me voy al paro, monto un negocio? Me quedé en blanco». Aitor llevaba diez años trabajando como escolta cuando se dio cuenta de que se iba a la calle.
El tiempo los empujó al olvido, a la necesidad de construir una vida más allá del miedo. Catorce años después, cada uno ha elaborado su propia versión de lo ocurrido. Y cada versión es una pieza de un puzzle que aún sigue intentándose completar.
Treinta años después del asesinato de Gregorio Ordóñez, con el que empezamos el pódcast, Javier Pagola sigue recorriendo las calles de San Sebastián. Paseando por su ciudad siente que faltan los buenos mientras en las terrazas tomando vinos están, aparentemente tranquilos, algunos de los malos.
Créditos
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Idea original e investigación: Israel Viana
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Dirección y Guion: Manuel Garre y Juan López Córcoles
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Edición: Luigi Gómez y Andrea Morán
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Diseño sonoro: Dani Gutierrez
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Ayudante de sonido: Íñigo Martín Ciordia
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Entrevistas: Manuel Garre, Juan López Córcoles, Israel Viana
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Producción ejecutiva: Andrea Morán
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Dirección de arte e ilustraciones: Rodrigo Parrado
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Desarrollo web: Jorge García
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Coordinación editorial: Elena de Miguel
ABC no se hace responsable de las afirmaciones ni opiniones expresadas por las personas que participan en esta serie.
La serie 'Escoltas: la sombra que me protegía de ETA' puede encontrarse en las principales plataformas de audio, como Spotify, Ivoox, Apple Podcasts, Amazon Music y Podimo.
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