Los centros educativos vascos tendrán que regular el uso del teléfono móvil antes de que acabe el año

Los documentos se centrarán en el uso de teléfonos y otros dispositivos análogos, como los relojes inteligentes, mientras los alumnos permanezcan en el recinto educativo. Es decir, deberán fijarse las reglas de uso durante el horario lectivo, pero también en el autobús escolar, los recreos, el tiempo de comedor la las actividades extraescolares. Deberán, además, estar aprobados por el consejo escolar de cada centro.

La viceconsejera de Educación ha puntualizado que la medida no significa imponer una prohibición general. Son ya varios los centros educativos vascos que vetan por completo el uso de los Smartphone durante el horario lectivo, «algunos incluso han prohibido su uso de manera consensuada con las familias», ha puntualizado Pedrosa; pero los que aún no lo hayan hecho podrán ahora regular su uso según consideren oportuno, en el ejercicio de su «autonomía».

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Desde el Departamento de Educación insisten en que el objetivo de la orden enviada esta misma semana a colegios, escuelas e institutos no es presionar, sino asegurarse de que la reflexión acerca del teléfono móvil en las aulas llega «a todo el sistema educativo». «Queremos que sea algo que todo docente sea muy presente», ha recalcan. Recuerdan además que no es «algo nuevo». Pedrosa ha recordado que su departamento lleva «años trabajando» sobre la educación en el uso responsable de las nuevas tecnologías «a pesar de que el debate haya ganado intensidad en los últimos tiempos».

Lo cierto es que la preocupación por el uso que hacen jóvenes y adolescentes de los teléfonos móviles ha ido en aumento en los últimos tiempos. Tanto es así, que la ministra de Educación, Pilar Alegría, aseguró en diciembre que propondría a las comunidades autónomas prohibir por completo su uso en los recintos escolares. El Departamento vasco de Educación mostró entonces su desacuerdo con el veto total aseguró contar con su propia «hoja de ruta» para regularlo.

Hoy hemos sabido que, además de dar un plazo de doce meses a los centros para aprobar un reglamento al respecto, también pondrán en marcha un calendario formativo para buscar una reflexión profunda en los docentes. Comenzará la semana que viene con talleres en los que se abordará «el impacto de la pornografía en niños y jóvenes». Más adelante se abordarán otros temas como la digitalización, la ciberconvivencia o el uso educativo de los teléfonos móviles.

Las sesiones irán dirigidas a la comunidad educativa, aunque la intención del Departamento de Educación es que ejerzan de vectores hacia toda la comunidad educativa. De hecho, Pedrosa ha puntualizado que los centros formativos tienen que regular, pero también «trabajar con las familias». «Es necesario abrir una reflexión para llegar a consensos», ha insistido, una tarea nada sencilla en una comunidad que abarca las opiniones dispares de más de 360.000 familias.

Frente a la prohibición propuesta por Pilar Alegría, la consejería vasca se mostró hace un mes partidaria de educar para que el alumnado pudiera tomar decisiones «de manera responsable». En esa idea han insistido este jueves los viceconsejeros, convencidos de que orientar en la formación a los docentes es «lo único que va a funcionar» para que los chavales actúen «como ciudadanos responsables». Para lograrlo será necesario, aseguran, escuchar al os jóvenes y alinearse con las familias. Y es en las familias donde pondrán el foco el curso que viene a través de convocatorias de ayudas a las AMPAs.

La orden se ha enviado también a los centros de Formación Profesional. Estos centros también tendrán que regular su uso, aunque lo harán atendiendo a las circunstancias específicas de este tipo de enseñanza. Jorge Arévalo, viceconsejero de Formación Profesional ha recordado, por ejemplo, que la media de edad en esta etapa «supera los 20 años». Además, el móvil es un instrumento «importante» en el «propio aprendizaje» y en muchas ocasiones, necesario para desarrollar «habilidades, capacidades y destrezas». Es por ello que en estos casos la normativa de cada centro deberá recoger también las «singularidades» de esta modalidad de enseñanza.