El pacto con Puigdemont lleva a 8.000 personas a la sede del PSOE

El pacto indignó a muchos madrileños que, aprovechando el festivo de La Almudena, decidieron acudir desde las seis y media de la tarde a la sede federal del PSOE, en la calle de Ferraz y ante la del Parlamento Europeo para pedir a Europa que frene el pacto. Entre ellos, el presidente de Vox, Santiago Abascal. Rechazó un megáfono que intentaba darle uno de los manifestantes en la calle Ferraz y posteriormente repitió ante la prensa las críticas al Ejecutivo de Pedro Sánchez y llamó a la protesta «permanente».

El ambiente en Ferraz, tras seis días de protestas, estaba cargado desde el principio, pero sin que nadie desbordara la agresividad durante casi dos horas. Fue a partir de las ocho de la tarde cuando comenzaron a llegar a la zona medio centenar de ultras, situándose tras las vallas de seguridad.

Al poco tiempo comenzaron a zarandearlas, lanzando bengalas y objetos contra la Policía, que se mantuvo en sus posiciones. No fue hasta las diez de la noche cuando los radicales, que no podían saltar el perímetro de seguridad, se retiraban por las calles aledañas buscando el enfrentamiento directo con los antidisturbios. Contenedores de basuras, palos, piedras, vallas, cualquier objeto que pudiese haber en la calle volvió a convertirse en arma arrojadiza contra los agentes, que cargaron contra los violentos.

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24 personas fueron detenidas por los policías, muchos de ellos infiltrados entre los manifestantes y atentos en todo momento a los movimientos de los ultras. A última hora de la noche, aún quedaban grupos de radicales por la zona de la calle Marqués de Urquijo, controlados por el amplio dispositivo de seguridad. Al menos 7 polícias resultaron heridos, ninguno de gravedad.

El jueves, solo en Madrid se desplegaron unos 200 agentes de las UIP, cinco grupos en total, la mitad que el día anterior, aunque se distribuyeron otros en diferentes zonas de Madrid, como la sede del Parlamento Europeo en el Paseo de la Castellana. No obstante, el intento de asesinato sufrido por Alejo Vidal Quadras a primeras horas de la tarde y el movimiento en redes sociales aconsejaron a la Policía adelantar el dispositivo en la sede del PSOE. Durante ambos actos pudieron verse pancartas de apoyo al expresidente del PP catalán. «Alejo, España contigo», rezaban algunas.

Según la Delegación del Gobierno, llegaron a concentrarse 8.000 manifestantes, la mayor de las registradas en la capital en protesta por la ley de amnistía que pretende aprobar el PSOE con el respaldo de los independentistas catalanes. Desde el principio, un portavoz con un megáfono llamaba a la calma y, sobre todo, a no hacer algo que pudiera provocar una carga policial como las del lunes y martes. «Si la Policía ha marcado aquí el límite, hasta aquí», demandaba una persona al resto de manifestantes, antes de llenar la intersección entre Ferraz y Marqués de Urquijo.

Lo cierto es que amén de los gritos habituales contra Sánchez, Puigdemont, mezclado con alguno xenófobo y contra el Rey poco seguidos, sobre todo hubo apelaciones a la unidad de España. La mayoría de los congregados, de mediana edad, tacharon al presidente del Gobierno de dictador y repitieron consignas de los días anteriores. También hubo llamamientos a evitar la violencia y de hecho, las propias personas señalaban a algún sospechoso con la cara tapada al grito de «fuera, fuera», que al principio pudieron ser expulsados.

En otro punto de la ciudad, ante la sede del Parlamento Europeo, 1.500 personas se concentraron con un mensaje claro contra la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. Fueron convocados para pedir ayuda a Europa por los colectivos y asociaciones Libertad sin Ira, Pie en Pared, S'ha Acabat!, Neos, Voces Libres, Con la Libertad y Revuelta. «Ursula, España ha despertado, que despierte Europa. ¿Donde está Europa?», gritaron allí congregados. Entre ellos, la diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo y otros cargos madrileños del PP.

La Policía cortó Castellana desde Colón hasta Emilio Castelar y allí cientos de asistentes fueron contundentes contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Pero ningún insulto ni grupo radical. Lo máximo un «que te vote, Txapote». Porque el que intenta insultar no conseguía que el resto le siguiera. En esta parte de la ciudad, hubo aplausos a la Policía Nacional y los portavoces recordaron que «son los defendieron el Estado de derecho» en Cataluña el 1-O. Luego, pidieron a los asistentes desplazarse hasta Ferraz y seguir protestando. «Esta es la juventud de España, no somos violentos», dijo una portavoz.

Querían demostrar que la oposición a la ley de amnistía se puede hacer desde los márgenes democráticos. Con todo, una reportera de TVE sufrió un grave acoso por parte de una turba de manifestantes, al grito de «hija de puta» y «prensa española, manipuladora». La asociación de jóvenes Libertad Sin Ira, uno de los colectivos que se manifestó frente a la sede del Parlamento Europeo intentó ayudarla metiéndola dentro de un círculo de personas.

La tensión creció al llegar a Ferraz y estos colectivos ya no pudieron apagar con sus mensajes los gritos más descalificativos. Un grupo de jóvenes con bandera preconstitucional empezó a cantar el 'Cara al sol' e insultar a la Policía. El resto de congregados los empezó a increpar. «Venimos a protestar para defender la democracia, se pueden ir a su casa», decían algunos. La Policía graba a los alborotadores para posteriores investigaciones.

Cinco grupos de las UIP desplazados desde otras provincias seguirán en Madrid por lo menos hasta el domingo. Fuentes policiales explican que el control sobre los grupos ultras se ha reforzado y recuerdan que se trata de un colectivo no solo fragmentado, sino también enfrentado por discrepancias en liderazgos y estrategias. Saben que son seguidos muy de cerca por la Policía de modo que van a intentar movimientos por sorpresa para tratar de hacer daño.

Aunque la preocupación ayer era importante, aún más es la que hay por lo que pueda suceder el día de la investidura de Pedro Sánchez, ya que se han empezado a detectar convocatorias para rodear el Congreso. La tensión política se ha trasladado a las calles y en esta situación es complicado hacer vaticinios de cómo puede derivar la situación. Además, cualquier incidente puede prender la llama y desatar la conflictividad en las calles.

Víctor Mora, primer teniente de alcalde y líder socialista en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), fue ayer agredido en plena calle. Un vecino profiró insultos y acusaciones contra Mora cuando se dirigía al ayuntamiento de la localidad gaditana. El teniente de alcalde no quiso entrar en la polémica y siguió su camino, pero este vecino se abalanzó sobre él. Le agarró desde atrás, le cogió del pecho y lo tiró al suelo. Varias personas que se encontraban en un bar cercano salieron en defensa de Mora y apartaron al presunto agresor.