Normalidad institucional, la receta del Rey frente a la inestabilidad política

Esta circunstancia viene ocurriendo desde hace algo menos de diez años, cuando los barómetros del CIS comenzaron a mostrar que una de las principales preocupaciones de los españoles es la situación en el Congreso de los Diputados, y, en consecuencia, la desconfianza en los políticos, los partidos y los sindicatos. «Cuando las instituciones que deberían representarnos no lo hacen, y tampoco nos sentimos representados por los políticos, los españoles buscan elementos de refugio: instituciones con las que poder sentirse identificadas. Y ahí aflora singularmente la monarquía», cuenta Lamo de Espinosa, quien estudia este fenómeno desde la Red de Estudios de Monarquías Contemporáneas (Remco) que ha creado junto a Juan José Laborda.

De ahí que en un contexto de incertidumbre política, donde el resultado de las pasadas elecciones generales ha dejado un panorama mudable en cuanto a la combinación de colores que compondrá el Gobierno de España en los próximos meses, la receta de Felipe VI pasa por trasladar a la ciudadanía normalidad institucional, con la intención de favorecer el ordenado funcionamiento del Estado, que es, entre otras cosas, la razón de ser de la monarquía parlamentaria.

Por esta razón y porque el 23J ha obligado a ajustar el calendario de las vacaciones, el Rey está intentando exprimir al máximo el cambio de aires que le permite el hecho de trasladar su residencia oficial desde el madrileño Palacio de la Zarzuela hasta el de Marivent, en Palma. Hasta el jueves no reanudará su agenda de actos públicos, por lo que estos días compagina reuniones de trabajo con su tiempo de ocio y descanso.

En tiempos políticos convulsos, España mira al Rey y Don Felipe está, en definitiva, repitiendo el esquema de 'vacaciones oficiales' de los años anteriores. Primero ha pasado unos días solo en Marivent junto a la Reina Sofía, ha atendido sus obligaciones institucionales y ha aprovechado para ver a sus amigos de siempre que veranean en Mallorca. El único ingrediente que se ha colado en esta receta de normalidad institucional del Rey ha sido la decisión tomada desde el Palacio de la Moncloa de no celebrar el tradicional despacho de verano con Pedro Sánchez en Marivent.

Con la llegada de la Reina y sus hijas el sábado por la tarde, esta semana el Rey hará planes familiares, que compaginará con su participación en la Copa del Rey Mapfre de vela. Por eso estos días se le ha visto llegar a la base naval de Porto Pi con gafas de sol, gorra y la ropa deportiva que le distingue como miembro de la tripulación del Aifos y saliendo al mar junto a los 12+1 marineros de este velero de la Armada.

A bordo del Aifos, el Rey es solo Felipe. A secas. Ni «Jefe»; ni «Señor». Tampoco «Majestad». Sus compañeros de tripulación le llaman por su nombre de pila. Solo en el Aifos se dirigen a él como lo hacen en su propia casa. Y Don Felipe lo agradece porque se siente uno más: desconecta por un rato de los formalismos que exige el protocolo respecto a su tratamiento y se dedica única y exclusivamente a navegar por el mar.

En esta nueva edición de la Copa del Rey Mapfre, el Aifos es uno de los veleros con más posibilidades de alzarse con algún título. Habrá que esperar al 5 de agosto, cuando finalizarán las regatas. Por la noche, como en los años anteriores, Don Felipe presidirá la entrega de trofeos. Hasta entonces, si su agenda de trabajo se lo permite, intentará competir en las regatas todos los días que pueda.

El jueves, junto a la Reina, recibirá a las autoridades de las Islas Baleares y a una representación de la sociedad civil en el Palacio de Marivent. En la agenda que ha distribuido la Casa de S.M. el Rey no hay programado ningún plan familiar de los Reyes junto a sus hijas. Tampoco hay actividades de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía en solitario. Al estar de vacaciones, la agenda puede variar y podrían surgir planes de última hora.

Después de estos días en Palma, Don Felipe reanudará su agenda. El 15 de agosto asistirá en Asunción a la ceremonia de toma de posesión de Santiago Peña como nuevo presidente de Paraguay.