Mazón ya no está solo: Ribera entra en el escándalo de la catástrofe

Ya venía con un currículum muy difícil de asumir para el Partido Popular Europeo (PPE), primer grupo de la Eurocámara, dadas sus políticas en materia de transición ecológica, y terrible para Patriots (Vox), que es la tercera. Con lo que no contaba la vicepresidenta española -y este es su gran error político- era que en el último tramo de su mandato como ministra española llegó la DANA que ha arrasado la provincia de Valencia y el PP no está dispuesto a aceptar el relato que trata de imponer el Gobierno de España sobre que las responsabilidades de la catástrofe empiezan y acaban en la Generalitat Valenciana y en su presidente, Carlos Mazón.

Por eso, el examen que pasó Teresa Ribera fue un éxito para el PP español, porque la situó en ese mismo nivel de responsabilidad al preguntarle por su gestión de esas crisis en los últimos quince días y al propiciar este martes que la designación de la candidata fuera aplazada 'sine die'. Ese fue el éxito del PP, aunque más en términos de opinión pública nacional que desde una mirada europea. Así lo escenificó la portavoz popular, Dolors Montserrat: «¿Se compromete a dimitir si se ve involucrada judicialmente para no comprometer a la presidenta Von der Leyen y de todo el Colegio de Comisarios?» La candidata no respondió a la pregunta, pero aprovechó para trasladar toda la responsabilidad a la Generalitat Valenciana: «En un país descentralizado, el Gobierno responde de la generación de la alerta y el resto es de responsabilidad regional. Las alertas se emitieron en tiempo adecuado». Y santas pascuas.

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Una incógnita quedó en el aire: cuándo se desatascarán los nombramientos del equipo de gobierno de Ursula von der Leyen, porque en los pasillos del Europarlamento se habla mucho de que Donald Trump estará a pleno rendimiento cuando pasen las navidades y la UE no puede quedarse bloqueada en debates nominativos. Inicialmente, el Colegio de Comisarios (el Gobierno de Von der Leyen) tenía que echar a andar la última semana de noviembre. Por lo tanto, hay margen para llegar a un acuerdo incluso en plazo. Y, si no, se puede retrasar algunas semanas, hasta diciembre, pero no más.

En clave nacional, algo que no gusta en Europa, Alberto Núñez Feijóo ha hecho una demostración de fuerza al convencer al líder del PPE, Manfred Weber, para que le respaldara en su decisión de oponerse a Ribera, pero debe andarse con ojo. Los populares quieren demostrar la responsabilidad del Gobierno en la comparecencia de la vicepresidenta en el Congreso de los Diputados prevista para dentro de una semana, el miércoles 20.

El movimiento hábil de los socialistas ha sido vincular el futuro de Ribera al del resto de comisarios: o pasan todos o no pasa ninguno. Tiene sentido, porque Ribera está llamada a ser la socialista más importante de la futura Comisión, lo que la convierte en pieza de caza mayor. Es difícil que ellos cedan y pongan a otra persona, porque eso sería debilitar aún más a Pedro Sánchez, que ya tiene bastante con lo suyo.

Por tanto, de lo que se está hablando en Bruselas no es del futuro de Von der Leyen, que ya fue elegida por el Parlamento Europeo y su cargo no corre peligro; tampoco de su Gobierno, cuya composición se verá retrasada, pero no parece que modificada sustancialmente; la clave está en que la imagen de Teresa Ribera se vincule a la gestión gubernamental de la catástrofe de la DANA, de manera que no toda la responsabilidad recaiga sobre Mazón. Y eso es un éxito para el PP.