Turismo grafitero: más salvajes, 'piques' entre grupos y millones en destrozos de vagones
El Metro de Madrid sufre más de 3.200 ataques, entre consumados y frustrados, sólo en cuatro años
Crece el 'getting up': se retan por ser los más temerarios y acuden desde otras ciudades y países a la región
Una viajera del metro de Madrid graba cómo unos grafiteros bloquean las vías para hacer una pintada en su vagón
Sábado por la noche. Un grupo de seis personas, casi todas embozadas o con gorras y vestidas de negro, se mueven como lagartijas entre las vallas del depósito de Loranca, en Fuenlabrada. Con una sierra radial portátil, consiguen reventar las lamas del acceso al complejo, ... portan también llaves maestras y uno de ellos, una cámara. En apenas cinco minutos, han pintarrajeado los seis vagones de un convoy de la línea 12 de Metro de Madrid. El ataque ha sido fructífero (para ellos) y agranda el agujero económico tanto de este servicio como de Renfe, cuando los objetivos son los trenes, normalmente de Cercanías. Las pérdidas ascienden, solo en los últimos dos años, a millones de euros.
Fuentes policiales señalan a ABC que estos grupos de grafiteros son cada vez más salvajes, no dudan en atacar a vigilantes de seguridad privada o a policías si es que se les presenta la ocasión; pero también demuestran una mayor especialización: «Tienen más profesionalidad y cuentan con mejores medios. Incluso los espráis que utilizan son más costosos».
Eso se acaba de ver en la reciente operación Laguna, que viene de una anterior, de diciembre, la bautizada como Power: 15 grafiteros detenidos entre el 16 y el 28 de marzo por 32 delitos de daños y dos de desórdenes públicos; estos últimos, por utilizar el método del 'palancazo'. «Tiran del freno de seguridad cuando el metro o el cercanías va en marcha, incluso con pasajeros, por lo que generan pánico y un riesgo cierto para los usuarios», señalan fuentes policiales a este periódico.
«Lo que estamos notando es que viene más gente de fuera. O que los de aquí se van a otras grandes ciudades, como Barcelona, para 'picarse' con otros grupos o 'crews'«, que es como se les llama en este mundillo delictivo. Porque lo que hacen en estos servicios públicos son de todo menos arte urbano. Puro gamberrismo que cuesta millones de euros a los ciudadanos.
Planos y vigilancias previas
El 'modus operandi', una vez más, pivota en las redes sociales: «Se comunican por aplicaciones con mensajería instantánea efímera, como Telegram o los privados de Instagram. Cada vez son más sofisticados. Por ejemplo, como los atracadores de joyerías, acuden al lugar una semana antes, hacen vigilancias previas, controlan los horarios y los cambios de turno de los guardias, y hasta consiguen planos con los recovecos y lugares donde están las cámaras de seguridad, buscando algún punto ciego«. »Los depósitos son los lugares donde más actúan, aunque estamos notando más casos de 'palancazos'«, explican expertos de la Brigada Móvil de la Policía Nacional de Madrid. »También cortan los candados de los respiraderos y se cuelan por ahí«, añaden.
Efectivamente, esas cocheras o diez depósitos son los más victimizados en la red del suburbano: Hortaleza, Ventas, Puerta de Arganda, Canillejas, Cuatro Vientos, Loranca, Villaverde, Fuencarral, Aluche y Sacedal. Desde que hay recuentos internos, la empresa pública madrileña tiene en sus bases de datos los siguientes siniestros en la red: 431 consumados y 741 frustrados en 2019; en 2020, con el Covid, casi se quedaron en la mitad (238 y 480, respectivamente); 212 y 532 en 2021; y 168 y 392 en el último año completo, 2022. Sin embargo, los expertos reconocen que son muchos más. Solo en esos dos últimos ejercicios los daños causados por los grafiteros ascienden a 377.685,55 euros en 2021 y 307.399,89 euros. Cerca de 700.000. «No es tanto el gasto que provocan como el perjuicio en el servicio y al ciudadano que crean estos delincuentes», explican.
En cuanto a Renfe, el cómputo al que ha podido acceder este periódico, correspondiente a 2022, es en el ámbito nacional, con la friolera de 22,5 millones de euros en pérdidas por este tipo de vandalismo. «El problema es que apenas tienen reproche penal. Si realmente ellos tuvieran que pagar los destrozos, seguro que se lo pensaban», inciden en la Policía.
Perros especiales
En 2021, Metro de Madrid firmó un contrato con una empresa para poner en marcha los llamados 'caneros': se trata de patrullas de vigilantes en las que cada uno lleva un perro, normalmente un pastor alemán. «Estos animales son capaces de detectar el olor humano a más de 200 metros de distancia de las vallas de los depósitos, y los utilizamos especialmente para detectar a los grafiteros«, explican desde la compañía metropolitana. Además, desde hace unos años los trenes llevan una laca impregnada que logra que la pinture no penetre lo suficiente, y que en la mayoría de los casos pueda ser quitada con unos rodillos y un disolvente especial.
En esta última operación Laguna, han sido arrestados 15 miembros del grupo TBR (o Tobravo), uno de los dos más activos en Madrid. El otro, señalan fuentes del caso, es Silver Night, que se mueve tanto por Madrid como Barcelona. Si bien es cierto que existe cierto pique entre ellos, «por ver quién pinta más metros de chapa», como se retan entre ellos. «Esto lo hago por la pintura, pero también por la adrenalina. Yo creo que, si viera varios trenes a mi alcance pero sin el temor de que llegara la Policía o los vigilantes y tener que enfriarme a ellos, no los pintaría siquiera», ha llegado a reconocer más de un grafitero.
Cada uno de estos grupos o 'crews', lo componen una media docena de jóvenes, aunque «puede haber movimiento entre sus filas y llegar a ser unas quince personas», según las relaciones internas. «Se retan o citan con otros grafiteros de ciudades españolas o incluso europeas, como París o Roman, a los que invitan a pintar aquí; y luego los de Madrid se van para allá», inciden los expertos policiales. Es lo que se llama el turismo grafitero o 'grafoturismo'.
Lo cierto es que se nota esa mayor agresividad, explican los agentes: «Es verdad que antes se colaban, bajaban al tren, lo pintaban y se iban. Ahora, no dudan en arremeter, sobre todo, contra los vigilantes». Y recuerdan lo que ocurrió en 2018 en la estación de metro de Las Rosas (línea 2), en San Blas. Nada más y
Las claves
Componentes
15 son las personas que pueden componer una 'crew' o grupo de grafiteros, entre miembros fijos y otros que van y vienen. Hay dos bandas fuertes: TBR y Silver Night.
Cuantía
700.000 son los euros que ha costado arreglar los desperfectos en el Metro de Madrid por los grafitis en 2021 y 2022. Es dinero público.
Edad
25-35 es la edad mayoritaria de los grafiteros que operan en Madrid, entre quienes hay gente de estrato humilde y de dinero; universitarios o personas sin cultura básica.
nada menos que 50 grafiteros se llegaron a enfrentar a los policías nacionales, con un salvajismo inusitado.
En la Brigada Móvil de la Policía Nacional están tan bregados en este asunto, que casi que algunos agentes son grafólogos, al menos en la práctica. Son capaces de reconocer al autor de una firma por sus trazos. Tanto es así, que hay grafiteros que han cambiado su alias pero siguen siendo identificados por la pericia de los agentes.
En cuanto a sus perfiles, son generalmente varones de entre 23 y 35 años, entre los que se mezclan tanto gente de estrato social humilde a hijos de papá con dinero; desde universitarios a otros con un nivel cultural muy bajo. Generalmente, son españoles, aunque no hay que olvidar que muchos vienen de 'turismo' de otros países. Madrid, Barcelona o Burgos, por ejemplo, ciudades con bastantes grafiteros de origen.
Desde que murió LOSE, en 2021, no hay un gran referente en el mundo de las pintadas. Falleció en un accidente de tráfico. Ahora, sobresale Kanon (o Konen) que, como la mayoría, es multirreincidente.
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