El 'tiro al trinitario' que acabó con la vida de William, el chico del pelo afro

Los DDP de Alcobendas salieron a cazar de forma indiscriminada en un lugar de reunión de pandilleros rivales. Pese a la gravedad de los hechos, el juez ha dejado en libertad con cargos a los tres detenidos, acusados de homicidio

El asesino del menor trinitario tuvo ayuda de otros pandilleros DDP para huir en un coche

William recibió dos disparos en la plazoleta donde paraba con sus amigos, testigos de su muerte ABC

Objetivo: matar a un trinitario. O dos, si se ponen por delante. De poco sirve que ni siquiera conozcan al pequeño grupo que charla tranquilamente en una de las mesas de ajedrez de la calle de Angosta. La noche del 4 de diciembre es fría, ... nublada, y en el bloque de enfrente al esquinazo de la plazoleta William, que hace solo nueve días ha cumplido 15 años, sale de casa para juntarse un rato con su mejor amigo y otros adolescentes. Al mismo tiempo, un coche conducido por una mujer aparca a una distancia prudente, no en el mismo enclave, consciente ella de que el ruido del motor deteniéndose podría alertar a sus improvisadas víctimas.

Del asiento del copiloto se baja un joven, con la gorra bien calada, la mascarilla en la boca y una pistola. Camina hasta unos contenedores y salta de entre las sombras para apretar el gatillo. William es el primero en caer, aunque en realidad todos están en la hora y el lugar equivocados. El pistolero descerraja dos tiros sobre el chico del pelo afro, quién sabe si por su aspecto o simplemente por ser el más cercano a su posición. Lo hace al grito de 'AD3', una de las proclamas habituales de los Dominican Don't Play (DDP).

Alifreson, conocido como 'Chinfui' e íntimo de William, intenta alcanzar al atacante, que no duda en darse la vuelta y disparar esta vez contra su perseguidor. El primero de los heridos murió allí mismo y el otro tuvo que ser intervenido de urgencia en el hospital. La 'caída' (en el argot, salir a la caza indiscriminada de supuestos pandilleros rivales en zonas 'dominadas' por sus enemigos) termina de la peor manera posible.

De inmediato, el Grupo VI de Homicidios se hace cargo de un caso a todas luces complicado: primero, por las condiciones del crimen, por sorpresa, de noche y en un enclave donde las pocas cámaras de seguridad que registran la huida apenas graban una sombra borrosa. La Brigada de Información de la Policía Nacional también se pone a trabajar. El testimonio de los allí presentes resulta clave para tirar del hilo: se investigan reyertas previas en la zona y la posible vinculación de William a la banda rival de los Trinitarios.

Los agentes descartan pronto un ataque premeditado contra su persona, ya que este, español pero de ascendencia dominicana, no estaba catalogado como miembro de la banda, aunque sí le situaban en la órbita debido a sus relaciones de amistad con otros pandilleros. Poco rango para tener ya una diana en la cabeza.

Las pesquisas avanzan y dos reyertas previas dibujan la mecha de la indiscriminada 'vendetta'. En paralelo, los investigadores dan con el coche, y constatan que la conductora es una mujer relacionada con el coro de los DDP de Alcobendas, uno de los más peligrosos de la región y al que meses atrás la Policía había asestado un duro golpe, con la detención de siete de sus integrantes. A través de ella llegan al inductor del crimen y a un tercer miembro que si bien ese día no se desplazó a Villaverde habría sido el encargado de facilitar el turismo. Así, el pasado 29 de marzo, se producen las tres detenciones simultáneas.

Dos pandilleros fichados

Los engrilletados son un sujeto de 21 años y nacionalidad cubana, con antecedentes por lesiones, amenazas, estafa y pertenencia a organización criminal; otro de 22 años, dominicano, con reseñas por delitos contra la salud pública, robo con violencia y pertenencia a organización criminal; y una mujer de 21 años española y sin historial delictivo hasta ahora. Ello significa que los dos varones ya estaban fichados por la Brigada de Información como parte activa de una banda, en este caso la de los DDP.

En la entrada y registros de sus domicilios, todos en el municipio norteño, los agentes encuentran numerosas prendas de ropa y elementos identificativos del citado grupo, sustancias estupefacientes y útiles para su distribución y venta. No obstante y pese a que los tres sospechosos fueron acusados de un delito de homicidio, otro en grado de tentativa y un tercero de pertenencia a organización criminal, las fuentes policiales consultadas ayer por ABC confirmaban un hecho, cuando menos, sorprendente: tras ser puestos a disposición judicial, ninguno de ellos ingresó en prisión, por lo que los tres implicados están hoy en libertad con cargos.

A la espera de celebrarse el juicio, la Policía Nacional da por cerrado uno de los casos (aún obran secreta parte de las indagaciones) que mayor conmoción generó en Madrid por la edad del finado y la forma a sangre fría de ejecutarlo. En esos días de invierno, sus compañeros del colegio Comunidad Infantil de Villaverde dibujaban un mural sobre fondo negro a la entrada del centro. «Tus 'shorys' te aman eternamente», se podía leer en el mismo.

Fuera, en la plazuela de Angosta, sus amigos levantaban un altar improvisado a solo unos pasos del lugar donde el menor cayó desplomado. «Tus 'shorys' te aman dónde quiera que estés», era uno de los lemas escritos. En el entorno escolar cerraban filas desde el principio: «William no pertenecía a ninguna banda ni tampoco quería saber nada de ellas. Él siempre estaba en el parque de abajo de su casa, no se metía en líos y sacaba buenas notas».

Un extremo que contrastaba, en cambio, con la sospecha de los expertos de que William se había visto involucrado en una reyerta anterior contra el 'capítulo' de los DDP de Usera. Estuviera o no, lo cierto es que su asesinato fue orquestado al bulto: la orden era matar, a quién era lo de menos.

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