El sucio rastro de los grafitis obliga a limpiar casi el doble en Madrid

Las actuaciones del Selur contra las pintadas callejeras crecen un 89% y la superficie remozada lo hace un 82%

Malasaña, Lavapiés, la avenida de la Albufera, el bulevar de Vallecas y Pan Bendito son las zonas más victimizadas

Guerra al grafiti en Madrid: jardines verticales, más policía y sanciones

Una de las muchas pintadas en la plaza del Dos de Mayo, esta semana, en Malasaña tania sieira

Una enorme pintada, nada artística, corona uno de los muros del rocódromo del polideportivo de la Cebada, en La Latina, antes incluso de que abriera. No sólo en ese rincón. Otras partes de la instalación, flamante tras años de reforma, lucen también extrañas firmas de ... grandes dimensiones de los vándalos que se han cargado su aspecto exterior. No es más que un ejemplo de los atropellos de este tipo que pespuntean, a veces (demasiadas) de manera constante, las paredes de edificios públicos y privados de la ciudad.

Precisamente por ello, el Ayuntamiento de Madrid, en este segundo mandato capitaneado por José Luis Martínez-Almeida, se ha propuesto como uno de sus objetivos tener mano dura contra este tipo de desperfectos, que además cuestan un dineral al contribuyente. Han anunciado desde el Área de Seguridad la pronta puesta en marcha de una especie de patrulla antigrafitis dentro de la Policía Municipal.

Las intenciones son claras; pero aún está en fase de estudio cómo se llevarán a cabo. Por lo pronto, los datos recabados por el Área de Medio Ambiente a los que ha tenido acceso ABC traducen esa necesidad de acabar con una lacra que destiñe además zonas de interés turístico. Las actuaciones diarias de limpieza por parte del Servicio de Limpieza Urgente (Selur) en este tipo de incidencias se han incrementado un 89% si se comparan con 2019, el año prepandemia. Casi el doble, se ha pasado de 191 intervenciones a 373.

Los metros cuadrados diarios donde se realiza la actuación de limpieza de grafitis han aumentado un 82% (también con respecto a 2019), pasando de 1.286 a 2.348, siempre según la misma fuente municipal.

En lo que respecta a lo que va de año, se han interpuesto 38 expedientes sancionadores a autores de estas pintadas con cuantías superiores a 2.000 euros. Las multas han evolucionado de la siguiente manera: 66 (año 2019), 36 (2020), 70 (2021) y 60 (2022). Es decir, que si la curva de este ejercicio continúa en el mismo ritmo del primer semestre, acabaremos el año con más de siete decenas de sanciones.

En cuanto a las zonas más castigadas, el consistorio ha detectado que son los barrios de Malasaña (especialmente, la plaza del Dos de Mayo y la de San Ildefonso) y Lavapiés, en el distrito de Centro; el bulevar de Peña Gorbea y la avenida de la Albufera (Puente de Vallecas), y Pan Bendito (Carabanchel).

Régimen sancionador

A primeros de julio de 2022, el ayuntamiento revelaba que cada día se gasta 10.780 euros en limpiar pintadas. El nuevo régimen sancionador de la ordenanza de limpieza eleva la tipificación de estas infracciones de leves a graves, lo que supone incrementar el importe de las multas de los 600 euros actuales a los 2.000. Pueden llegar a los 3.000. En caso de reincidencia, la cifra de partida es de 4.000 euros hasta 6.000, que es el máximo que estipula la legislación autonómica.

Una histórica farmacia de Malasaña, ya cerrada, vandalizada con grafitis tania sieira

Víctor Rey, de la Asociación de Vecinos Sol-Las Letras, afirma que el de los grafitis «es uno de los problemas que se sufren en Centro desde hace muchos años». «Las cifras que maneja el ayuntamiento son mínimas en comparación a todo lo que hay. Otro problema es que lo que se limpia, al cabo de cuatro días, los vándalos vuelven a pintarlo. La responsabilidad la tienen los que lo hacen. Habría que castigarlos con más dureza y obligarlos a indemnizar el coste de lo que destrozan». La calle de Santa Isabel, la de la Cruz, la de Espoz y Mina, Jacinto Benavente, todo el eje que conecta con Lavapiés, es lo que peor está, según el representante vecinal: «Si al menos hicieran algo elegante o bonito, artístico... Pero son mamarrachadas».

Y pone de ejemplo la parte trasera de la Real Academia de la Historia, uno de los edificios emblemáticos del barrio. «Es cierto que en los edificios con valor histórico o artístico los servicios municipales actúan con bastante diligencia», añade.

Manolo Osuna, histórico representante de La Corrala de Lavapiés: «Cada vez que hay una pintada están llamando al Selur los propios vecinos. Hay locales que llevan mucho tiempo cerrados y están en una situación lamentable. El problema es que al ayuntamiento le cuesta mucho dinero limpiarlo todo».

200 puertas pintadas

SOS Malasaña es la asociación que más crítica se manifiesta, quizá porque esa zona es de las que peor está de todo Madrid. Han llegado a contar más de 200 puertas vandalizadas, muchas de ellas centenarias, explica su portavoz, Jordi Gordon. «Pero son miles. Es terrorífico. Esto está como siempre. En el anterior mandato pedimos un plan, pero nunca nos sentamos. No habían acabado de reformar el Tribunal de Cuentas y ya su fachada estaba pintarrajeada. En la calle de Velarde también hacen pintadas dentro de los portales».

Jorge Nacarino, de Puente de Vallecas-San Diego, es contundente: «Aquí las preocupaciones de los vecinos son otras: los problemas de convivencia, de drogas, de insalubridad, de limpieza, muchos más graves que la cuestión de los grafitis». En esto, como en todo, la alegría va por barrios.

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