La Puerta de Alcalá ve pasar el tiempo: su sexta restauración será en 2023

El análisis para determinar el estado de salud del monumento, construido entre 1769 y 1778 por orden de Carlos III, comenzó el pasado fin de semana, aunque la rehabilitación no arrancará hasta 2023. El Ayuntamiento de Madrid empleó drones para reconocer cada pedazo de la Puerta de Alcalá y recoger imágenes, la primera fase de los estudios preliminares que servirán para diseñar una nube de puntos mediante escáner y generar una imagen tridimensional de la estructura. El Área de Cultura, Turismo y Deporte del consistorio, en colaboración con el Instituto de Patrimonio Cultural, ya empleó una metodología similar para restaurar al milímetro los frescos del Oratorio de la Casa de la Villa.

Los andamios están colocados y permanecerán dos semanas durante esta primera fase. «Con los drones se detectó que había que hacer un estudio en profundidad de las patologías que pudieran afectar al monumento», explicó ayer el alcalde José Luis Martínez-Almeida. La Puerta de Alcalá se cubrirá a finales de este mes con una lona que lucirá una réplica exacta y que no se levantará hasta el 30 de septiembre. Los técnicos dedicarán el verano a los informes previos a la restauración, que además del estudio tridimensional incluyen el análisis de materiales, la comprobación de cubiertas y solado y unas pruebas de materiales y técnicas.

Aunque el diagnóstico final se emitirá en el último trimestre del año, el proyecto del arquitecto italiano Francisco Sabatini enfrenta una serie de riesgos potenciales. Las inclemencias meteorológicas –como el temporal Filomena que sepultó la capital en enero de 2021 con un manto blanco– y el intenso tráfico que rodea a diario la plaza de la Independencia contribuyen a su deterioro. Los técnicos también evaluarán el estado de conservación de la piedra, en su mayoría, granito de Segovia, junto a la piedra caliza de Colmenar Viejo que forma los elementos decorativos.

La última vez que se ocultó el monumento, en 1992, los toldos se engalanaron con coloridos dibujos. Durante unos meses fue la efímera Puerta de Alcalá del escritor y dibujante Antonio Mingote, que pintó a Carlos III, aristócratas y otras figuras madrileñas para tapar el que fuera el quinto proceso de restauración. Hay un antecedente de rostros sobre la puerta: los líderes soviéticos Stalin, Litvinov y Voroshilov colgaron de sus arcos en 1937, un homenaje de la capital al 20º aniversario de la Revolución Rusa.

En 1992, fue el diputado de la Asamblea madrileña y arquitecto Pío García Escudero quien dirigió los trabajos, que limpiaron con ácido el monumento, sustituyeron la cubierta de plomo e instalaron vierteaguas para proteger la estructura de la humedad. El Corte Inglés, también representado en la lona de Mingote, sufragó los gastos, un total de 43 millones de pesetas. Y la puerta volvió a abrirse en plenas fiestas de San Isidro, con las huellas de metralla y proyectiles intactas. Aún se desconoce si continuarán en 2023.

El ayuntamiento promete respetar los valores históricos de «uno de los monumentos más reconocibles de Madrid», en palabras de la delegada del Área de Cultura, Turismo y Deporte, Andrea Levy (PP). Una vez terminen los estudios previos, el área redactará el proyecto de restauración del monumento y después iniciará la tramitación del contrato para la ejecución de los trabajos que adjudicará en 2023. Almeida prevé comenzarlos antes de que acabe su legislatura. Una más para la Puerta de Alcalá, Patrimonio Mundial desde el pasado verano.