El plan de Villacís para la prostitución: prostíbulos «seguros» con espacios higienizados
La candidata de Ciudadanos aboga por regular la práctica y dotar a las mujeres de locales con «medidas sanitarias»
Begoña Villacís, en una entrevista con ABC: «Imagino que he cometido muchos errores, pero me voy a deshacer de esos pesos»
Madrid
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Iniciar sesiónLa sede de Ciudadanos, en la calle Alcalá, está forrada con el nuevo logo que diseñaron los liberales para su refundación. En el interior, hay carteles con Begoña Villacís y su eslogan para sobrevivir en el Ayuntamiento de Madrid: «Esta Villa no se rinde». ... Y dos sillas. La vicealcaldesa y candidata de CS entra este martes acompañada. Ángela, una mujer de unos treinta y tantos años, cruza las piernas que terminan en tacones de aguja y se presenta como trabajadora sexual. «Hoy es un día muy importante, vamos a contar verdades: la prostitución existe», empieza Villacís; Ángela asiente. A cinco días de las elecciones municipales, el partido naranja propone crear «espacios seguros» en la capital para que las mujeres puedan ejercer la prostitución.
La práctica no está regulada en España, donde el año pasado el PSOE presentó en el Congreso de los Diputados un borrador de una ley abolicionista. Solo se persigue el proxenetismo. En Madrid no hay ninguna normativa al respecto y Villacís imagina el modelo de Bilbao: una ordenanza que regule los lugares donde se ejerce la prostitución, que no sean pisos, sino locales con acceso directo desde la vía pública y las «medidas higiénico sanitarias adecuadas». «La intemperie multiplica el riesgo», ha señalado la candidata, que plantea ubicar estos prostíbulos lejos de zonas residenciales. El resto de detalles, como la publicidad exterior, se estudiarán con las propias mujeres de la plataforma Stop Abolición.
En 1998, el Ayuntamiento de Bilbao fue el primero en regular la prostitución mediante una ordenanza sobre establecimientos públicos dedicados a la prostitución. A imagen y semejanza de la normativa bilbaína, Villacís quiere controlar las condiciones en las que trabajan las mujeres: la iluminación, la ventilación, los metros cuadrados de las habitaciones. Estas especificaciones se recogerán en una ordenanza municipal y, por lo tanto, los locales estarán sometidos a inspecciones, como cualquier otra actividad. «El único que defiende esto es Ciudadanos», remarcó la vicealcaldesa.
En el acto electoral, Ángela, expresidenta de Stop Abolición, compartió su historia. «Por una situación puntual y desesperada, decidí de manera consciente y libre dedicarme al mundo de la prostitución», arranca esta mujer peruana, que tardó siete largos años en conseguir sus papeles en España. El diagnóstico de cáncer de su padre, hace más de una década, desató una espiral de problemas económicos. Ángela estudiaba entonces una parte de su carrera de Derecho en España; había que pagar su educación, la de su hermano, la hipoteca, el tratamiento médico de su padre en Perú. Y su pareja la engañó: «Tenía otra pareja, me dejó tirada en un parque de Majadahonda con una maleta y 5 euros. El mundo se me caía encima».
Una «alternativa financiera»
Una mujer que parecía empresaria le ofreció a Ángela un empleo como niñera. Su objetivo era reunir el dinero suficiente para regresar a Perú, intentó compaginarlo con turnos de camarera en sus horas libres, pero los gastos familiares escalaban. Un medicamento cualquiera para su padre costaba unos 350 dólares. En un momento crítico, la supuesta empresaria le reconoció que, en realidad, era una «trabajadora sexual»; así mantenía a sus hijos. Años después, Ángela, que se crio en un hogar conservador y creció en un colegio católico, no se arrepiente de su decisión: «He reconstruido una familia, no hubiera podido conseguirlo si no hubiese tomado este trabajo como una alternativa financiera».
El año pasado, el Gobierno cifró en 45.000 el número de mujeres y niñas en situación de prostitución en España, remarcando que entre el 90 y el 95% son víctimas de trata. Estos datos se recopilaron en 2012, en un informe del Ministerio del Interior sobre la situación de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual. Los estudios oficiales actualizados escasean. Las instituciones que trabajan con víctimas de trata no hacen distinciones. Ángela cuestiona los datos que esgrimen los políticos abolicionistas. «La ley de abolición es violencia de género», sentencia, «soy puta, no nos victimicen, nos quieren clandestinas o con derechos».
Ángela cuenta que los hombres no son «monstruos», que «muchos» no quieren una relación sexual. «Cuando empecé, me encontré con una situación espontánea que no tenía nada que ver con lo que me habían dicho», asegura. La prostitución, en cualquier caso, es una puerta a la violencia contra la mujer, a relaciones sexuales sin consentimiento y todo tipo de abusos.
—¿Te has encontrado con situaciones de riesgo?
—Como en todos los trabajos, hay situaciones de riesgo. Me he encontrado dos o tres veces con una situación incómoda, un acompañante que no quiere cumplir las condiciones que le he dicho. Machismo siempre hay. Y con una persona bastante agresiva y violenta. Yo no soy sumisa y tengo bastante carácter; he sabido manejar la situación. Pero tengo bastantes compañeras que han sufrido agresiones sexuales.
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