Párroco y ecologistas, en guerra por preservar la iglesia más antigua de Madrid
El capellán denuncia a unos activistas por tirar basura frente a la ermita de Santa María la Antigua, en Carabanchel, declarada BIC
El entorno del templo es víctima de botellones y del vandalismo al estar situado lejos de zonas residenciales
BIC por los 500 años de fe arquitectónica de la iglesia de Santa María La Antigua
Madrid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLa preservación del entorno de la ermita de Santa María la Antigua, joya románica-mudéjar y más longeva de la Comunidad de Madrid, en el barrio de Carabanchel, es una lucha que se remonta años atrás y que aún continúa presente. Sin embargo, ... un nuevo capítulo más inusual se ha abierto entre los que tienen que unir fuerzas para mantener el espacio en orden.
El párroco que custodia este templo en el que San Isidro iba a rezar y los activistas que pretenden mantener intacto este Bien de Interés Cultural han entrado en crisis; todo, después de que el capellán haya denunciado a los ecologistas, paradójicamente, por «tirar basura» frente a la ermita.
A principios de año, Alberto de Jerónimo, párroco de la iglesia de San Sebastián Mártir que ofrece misa cada sábado por la mañana en la ermita situada a tan solo unos metros de la estación de Marqués de Urquijo, en Carabanchel, acudió a la Policía Nacional. Denunció que tres activistas llegan a los alrededores, desde hace cinco años, y se dedican a verter escombros frente a ella.
Basura, vertidos y grafitis a las puertas de la iglesia más antigua de Madrid
Iuri PereiraLa ermita de Santa María La Antigua, en Carabanchel, es víctima del vandalismo por su aislamiento. El templo fue declarado Bien de Interés Cultural en 1981 y en 2020 se delimitó su entorno de protección
En unos vídeos recogidos por las cámaras de seguridad del templo se puede identificar a un individuo con una carretilla depositando a pocos metros de la entrada de este edificio bolsas con basura dentro. Detrás del montón de residuos, que esta misma persona ha extraído de su coche particular para amontonar en el suelo, y colgados de la verja que separa la ermita de un descampado se pueden distinguir unos carteles que rezan: «Almeida, limpia esto ya».
Los denunciados son tres veteranos activistas de Ecologistas en Acción y que forman parte de la plataforma ciudadana Carabanchel, Historia y Patrimonio, que en su página web se define como una organización nacida para la «defensa» de elementos que configuran el «tesoro histórico, artístico y simbólico» de este barrio.
«Daniel, José M. y Juan han tenido que declarar en comisaría por denuncias del párroco», asegura Ecologistas en Acción en un comunicado. En él califican la acción de De Jerónimo como «injusta», pues «arremete contra quienes, precisamente, más han defendido el entorno de la Ermita de la Antigua».
La llamada de la Policía llegó a Juan Vicente García, uno de los denunciados, por sorpresa. Un portavoz de estos ecologistas admite ser la persona que es captada en las imágenes, pero su versión de lo que estaba haciendo dista de lo que asegura el párroco. Según relata a ABC, ellos se dedican «a trasladar los escombros situados a lo largo de la vía pecuaria» a un punto de recogida, cercano a la entrada de la ermita, para así «llamar la atención» de los servicios municipales de limpieza. Aseguran que llegan hasta la puerta de este templo y no continúan sus labores de recogida de residuos más allá.
Desde hace siete años, esta asociación asiste todas las semanas para recoger los montones de basura tirados en el entorno de este espacio de culto, organizar visitas culturales al templo, plantar árboles y denunciar a través de sus redes sociales el olvido por parte de las administraciones, los actos vandálicos, el botellón y la basura que queda acumulada en el entorno de lo que antes albergaba la cárcel de Carabanchel.
El párroco y Vicente ya habían mantenido conversaciones anteriormente, explica el activista. Se citaron en octubre para que estuviera al tanto de las actividades que llevaban a cabo y evitar entrar en un «conflicto»; «pero él [el capellán] comenzó a pensar que lo hacíamos para interrumpir los oficios», explica.
Además, en las declaraciones dadas a la Policía Nacional, el activista asegura no formar parte de las «visitas regulares que realizan diferentes grupos» al templo e insiste en que estas reuniones guiadas se llevan a cabo «fuera de la hora de culto» y «preservando las normas elementales de convivencia».
Derecho de admisión
García Vicente no solo lamenta la llegada de esta denuncia y las «mentiras del párroco», sino también que «desde hace unos meses» se cuelguen carteles «ofensivos» en los que se les tachan de «alcohólicos, drogadictos y malvestidos», además de la presencia de unas personas con chalecos reflectantes que les impiden la entrada a la ermita.
Junto a este texto, impreso en una hoja DIN A4, se lee en otro comunicado colgado: «Con el fin de potenciar la espiritualidad de San Isidro en la Ermita, queremos preservar el recogimiento y el silencio en el interior del templo, por ello [...] no se permite dar explicaciones a diversos grupos que lo visitan».
Los activistas se dan por aludidos ante estos mensajes y denuncian que desde la parroquia tratan este Bien de Interés Cultural declarado «como un negocio privado». De esta forma, desde Ecologistas en Acción se ha solicitado al Arzobispado de Madrid que haga entrar en razón al sacerdote y «no busque enemigos donde solo hay buenas intenciones». Además, ha pedido también al juzgado de Instrucción número 6 de Plaza de Castilla que proceda al archivo de esta denuncia.
La ermita de Santa María la Antigua, como bien señala su nombre, es la más antigua de Madrid. Los valores históricos y culturales son evidentes, pero, a pesar de que se encuentra cerca del Metro, tiende al olvido al estar retirada de zonas residenciales y frente a un solar donde años atrás se encontraba la cárcel de Carabanchel. Sobre todo, en la vía pecuaria en la que estos activistas pretenden plantar cientos de árboles. Este aislamientola lleva a ser escenario de botellones, a albergar un vertedero e incluso a que las paredes del cementerio queden cubiertas de gratifis.
Así, en numerosas ocasiones se ha pedido una intensificación de los trabajos de limpieza y de atención a la zona por parte de asociaciones ecologistas. Este periódico se ha puesto en contacto con el Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid para solicitar información sobre esta cuestión, sin que al cierre de esta edición se hubiera recibido respuesta alguna.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete