Mercedes Martín: «En Madrid encuentro la paz del océano por el Palacio Real, las Vistillas, la sierra»

Ocurre igual con su otra vocación, hoy profesión, de dar el tiempo en Antena 3. Los agricultores, los encargados de las estaciones de esquí y a los que el nublado los deprime, dependen de sus predicciones. No tiene acento. Mercedes Martín es licenciada en Ciencias del Mar, Orientación Oceanografía y Clima y también, en Ciencias Ambientales por la Universidad de Cádiz y máster en Meteorología por la Universidad Complutense de Madrid. Es decir, que sabe por qué hay una borrasca que amenaza, o por qué el final del verano en Madrid se parece cada vez más al de las torrenteras del sureste español. Concienciada, 'influencer' necesaria sobre la protección de la naturaleza, de los mares, podría esperarse que de una gran capital lanzara rayos y centellas, y sin embargo no ve a Madrid tan mal.

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De hecho, esa sensación de bienestar que los escandinavos conocen como 'friluftsliv', ella lo experimenta en las Vistillas, en el entorno del Palacio Real y en la sierra. Aunque, eso sí, afirma que Madrid podía ser más verde de lo que es en la actualidad. No guarda buen recuerdo de Filomena porque sabe que, pese a lo icónico, causó bastante daño en la ciudad. De lo que avisa es de que Madrid, en breve, va a comprobar cómo en su latitud crecen especies tropicales, y la sobrevolarán pájaros exóticos que jamás imaginamos. Cuestión de los grados de más de la temperatura del mundo.

Le pide a Madrid innovación, aunque aprecia también lo castizo. Para ella, un capitalino que vuelve a casa después de ver el mar se trae a casa algo: «libertad».

—En Madrid, Écija o Florianópolis. ... ¿El tiempo es ciencia o esperanza? 

—Ciencia.

—De camino hacia aquí, he visto que apenas hay nieve en la sierra, que el sol es duro. 

—Mira, atravesamos lo que sería el crudo invierno y estamos haciendo la entrevista casi a veinte grados. El tiempo está cambiando y la capacidad de adaptación que tiene la sociedad cada vez es menor. Necesitamos revisar, hacer autocrítica e implementar cambios que nos permitan seguir viviendo con esa calidad de vida que habíamos ganado.

—Aunque sea de Écija, los veranos de Madrid tienen su miga...

—Con los veranos, con las primaveras que estamos teniendo, necesitamos tener un aire acondicionado. Necesitamos de alguna manera revestir nuestras paredes y aislarnos tanto del frío como del calor. Pero también cubrir Madrid, las ciudades, de un manto verde.

—¿Madrid es verde?

— Madrid es verde, pero podría ser aún más verde.

—En el ámbito europeo, ¿se tiene a Madrid por eso mismo, por una ciudad verde?

—En el cómputo europeo, en ese sentido, España no está mal. Pero hay que buscar el equilibrio entre lo tradicional y lo moderno.

—¿Lo tradicional en Madrid sigue existiendo?

—Madrid, lo que tiene, y mucho, es tradición; especialmente el centro. Aunque hay que apostar por la innovación.

—En su condición de bióloga, ¿volveremos a ver osos en Madrid?

—No se dan las condiciones. Lo que sí veremos serán especies tropicales, e incluso aves que no solían pasar por aquí.

—¿El madrileño es consciente de su entorno medioambiental, de su clima?

—El madrileño, el ciudadano en general, es consciente de cómo el clima está cambiando. De cuántas veces saca el abrigo al año... Pero las instituciones, la ciencia, deben conservar nuestro bienestar, nuestra calidad de vida.

—Los que vivimos Filomena, ¿estamos condenados a la nostalgia? Aquí hace sol y ha nevado en Soria...

—Yo espero y deseo que no se vuelva a repetir una Filomena como la que tuvimos porque, bueno, causó bastante daño.

—Dejemos la meteorología un rato y vayamos a la sociología geográfica. ¿En qué se parecen un astigitano (natural de Écija) a un madrileño?

—Pues que le gusta el barrio, salir a la calle, conversar con los vecinos. Madrid tiene esa parte de pueblo; al menos las zonas más castizas.

—Hábleme de su Madrid.

—Yo vivo en el centro, por Ópera, y quiero conservar esa parte de la ciudad. Tengo el verde al lado. El Campo del Moro, las Vistillas...

—¿Dónde encuentra el océano, como metáfora, en Madrid?

—Pues en mi caso, en Madrid encuentro esa paz y esa conexión que me da el océano caminando por el Palacio Real, por las Vistillas. También en la sierra.

—¿Qué consejo le daría a un madrileño antes de ver el mar por primera vez?

—Que se descalce, que sienta la arena en los pies, que olvide el teléfono móvil, que camine sobre las olas. Que respire.

—Y ese madrileño hipotético que nunca ha visto el mar, ¿qué se traería de vuelta a casa?

—Libertad.